Capítulo 16 - Planes de vida

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Puntual como solo ella podía serlo, Pepper se presentó en la mansión una hora después. Elia, conociéndola, ya la esperaba lista en la puerta del edificio principal acompañada de Nat, quien también quería aprovechar para saludarla a pesar de no haber tenido nunca una relación muy estrecha. Como imaginaba, el momento fue incómodo, con lo que Elia se vio obligada a fingir tener más hambre de la cuenta para forzar la despedida. Sin perder más tiempo, Pepper y ella se montaron en el coche y, en lugar de tomar la carretera que llevaba para la ciudad, continuaron por las afueras.

-¿No habéis vuelto a la ciudad? -preguntó Elia, confusa.

-No -sonrió Pepper-, Tony se ha tomado muy en serio lo de su descanso y hemos preferido mantenernos completamente al margen de todo -explicó-. Hemos comprado una casita junto a un lago, bueno, es más bien una cabaña -aclaró-, pero es muy acogedora.

-Para los dos estará bien.

-En realidad, tiene varias habitaciones, por si en algún momento quieres pasar tiempo con nosotros y esas cosas -se arriesgó a decir Pepper-, aunque creo que estás bastante ocupada -se apresuró a cambiar de tema al ver la cara de Elia. La muchacha no se esperaba para nada esa salida-. ¿Tony sigue molestando con los programas?

-Lleva un tiempo calmado -reconoció Elia, dándose cuenta de que llevaban más de una semana sin incidentes-, pero aún no he podido recuperar todo. Tony es bueno, sus códigos son complicados y lleva tiempo.

-Tu también eres buena -la animó.

-Ja -se burló-, buen intento.

-Elia, deberías creer también en tu capacidad.

-Si mi capacidad... -comenzó Elia, pero se calló de golpe. Aunque Pepper había estado con ella desde el primer momento, no quería preocuparla de más-. Aún me queda mucho por aprender.

-Ay, igualita que tu padre de joven -suspiró, aunque Elia sabía que no había conseguido engañarla.

Tras conducir un rato más en silencio, Pepper le anunció que habían llegado. Tal y como la había descrito, era una cabaña junto al lago, pero no cualquier cabaña. La construcción tenía un enorme porche que cubría toda la parte delantera de la casa de lado a lado y estaba elevada un par de escalones, mostrando unas ventanas que indicaban un sótano, dónde Elia estaba convencida que su padre había montado otro laboratorio. En sí, el edificio constaba de dos plantas más una buhardilla, todo ello hecho de una madera oscura preciosa que encajaba a la perfección en el bosque. El lago, uno de los varios que había por la zona, era pequeño y tan privado como lo era el lago de la mansión. Al final, Tony tenía un gusto que no podía ocultar, por más sencillo que fuese el lugar en el que quisiera vivir.

-Tu padre debe estar poniendo la mesa -señaló Pepper, indicándole una cálida luz que salía de una de las ventanas.

Elia caminó junto a ella y llegaron a la puerta principal, la cual Pepper abrió y le hizo un gesto para que entrase. Por dentro, la casita era preciosa, decorada con un estilo completamente opuesto a la mansión, mostrando el mismo ambiente acogedor que le había inspirado el exterior. Todo estaba lleno de tonos cálidos y muebles de madera, conservando el estilo rústico. Cuando pasó del recibidor, Tony estaba estático mirando hacia ella, aún con los platos en la mano. Elia se sintió incómoda, el escaner al que se estaba viendo sometida era violento, así que decidió cortarlo lo antes posible.

-Hola -saludó.

-Hola -respondió por fin, igual o más tenso que ella.

-La casa es preciosa -dijo, sin saber bien cómo salir de esa situación-, y Pepper dice que has mejorado en la cocina -añadió, antes de que su comentario pudiera malinterpretarse. Por muy bonita que fuese, Elia no estaba dispuesta a vivir en esa casa. 

El Guardián no olvida [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora