El Guardián no olvida [Peter Parker]

Epílogo

-Elia, tienes visita -anunció Pepper.

La muchacha se extrañó, pero se puso en pie. Todas las personas que podrían querer saber de ella la habían visto hacia unas horas en el funeral.

-Vigila que el osito no se escape -le dijo a su hermana, quien vestía con una gorra de policía. Su nuevo juego favorito consistía en detener a sus peluches y enviarlos a la cárcel-. ¿Quién es? -le preguntó a Pepper.

-Está esperando fuera.

Llena de curiosidad, Elia recorrió la casa y salió al porche, topándose con Peter. El chico parecía nervioso y seguía llevando el traje negro del funeral.

-Ho-hola -tartamudeó-. Yo, bueno, quería hablar contigo pero no quería molestarte en Wakanda y en el funeral no me pareció el mejor momento.

-No lo habría sido -coincidió Elia, enternecida. Peter era el mismo sol que recordaba.

-Ya, ya, ya me parecía -asintió.

-¿Llevas mucho por aquí? -preguntó.

-Yo... bueno, he venido después del funeral, pero tampoco estaba seguro de si querías hablar -se justificó.

-¿Y Pepper te ha descubierto? -razonó Elia, divertida con la situación.

-Sí -suspiró-. Yo... ha sido un discurso precioso.

-Gracias -hubo un extraño silencio-. ¿Y bien, qué querías?

-Pues, esto es complicado -empezó Peter-, pero necesito saberlo. Han pasado 5 años, lo cual significa que ya no tenemos al misma edad y que tú has pasado por mil cosas que para mí sería impensable, pero quiero estar ahí para ti -confesó-. Sé que tu vida es muy diferente, que ahora tienes que salvar también al señor Sark, pero quiero ayudarte en todo lo que pueda. Cuando nos enfrentamos a Norman nos prometimos que no habría más secretos y que nos ayudaríamos y quiero que todo sea como entonces.

Elia boqueó, tratando de asimilar lo que Peter acababa de decirle. Básicamente le acababa de pedir salir de nuevo de la forma más tierna y bonita posible, pero es que con Peter no había otro modo. Sin embargo, él mismo lo había dicho. Ahora las cosas eran demasiado complicadas para Elia, al día siguiente se volvía a Wakanda, pero no era solo eso.

-Peter, yo... -trató de empezar, pero no sabía cómo rechazarle de una forma amable-. No puedo -dijo, optando por ser directa-. Tú mismo lo has dicho, ahora soy complicada, pero ya no es solo eso -continuó-. Tienes una vida, un instituto que acabar, irás a la universidad y harás mil cosas. Estamos en situaciones muy diferentes ahora y sé que en unos meses me habrás olvidado. 

-El primer amor no se olvida -Peter trataba de aparentar fuerza, pero Elia sabía que le había roto el corazón- y siempre estaré para ti.

-Peter, no, no vivas tu vida en base a la mía -le pidió-. Tienes que ir al instituto, estar con todos, saludar a Ned por mí.

-Puedes venir y saludarle tu.

-Tengo una carrera universitaria, el único motivo para que yo vaya al instituto es para dar clases, y no creo que sea buena idea ser amiga de mis alumnos.

Peter se dejó caer en uno de los bancos del porche, observando el atardecer. El funeral había sido temprano, todos habían comido juntos a la orilla del lago después de los discursos, con lo que Elia se preguntó el tiempo que llevaba realmente pululando por los alrededores. Peter era el chico más entregado que conocía y se merecía a una chica que pudiera darle lo mismo, no la sombra de su primer amor.

-¿Y si en algún momento volvemos a coincidir? ¿Y si volvemos a entendernos y a querer lo mismo? -aclaró al ver que Elia no le entendía.

-¿Quieres que sea tu novia de repuesto?