Capítulo 5 - Ver para creer

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La nave aterrizó con dificultad en un planeta completamente desierto y lleno de chatarra, o al menos eso es lo que parecía desde la nave. Tras soltar los mandos, las cosas no parecían mejorar, ahora tenían que buscar la forma de salir de ahí y Peter no estaba seguro de si todos cabrían por los conductos de ventilación, o si sería capaz de encontrar otra vez el camino de vuelta a la compuerta por la que había entrado, o si las puertas se abrirían desde dentro, aunque el señor Stark también podía reventarlas y salir. 

-Chico, echa un vistazo a los daños.

-A sus órdenes, señor Stark.

Automáticamente, Peter lanzó sus telarañas y comenzó a investigar la situación. Había cosas rotas por el impacto, pero nada grave que pudiera dañar la estructura, o eso le parecía, no estaba muy seguro de por qué el señor Stark le había mandado hacer eso. Tal vez solo quería deshacerse de él un rato para poder hablar con el mago, pero eso lo habría dicho de una forma más directa, como siempre. 

Entonces su sentido arácnido le avisó, obligándole a mirar hacia un punto de la nave. Tres figuras desconocidas se acercaban.

-Oh, no -murmuró, y comenzó a descolgarse hasta que llegó a la altura del señor Stark y del Doctor Strange-. Solo digo que si los aliens implantan huevos en mi pecho o algo y os como, lo siento -dijo, mientras ambos se giraban hacia él.

-Mira, chico -comenzó el señor Stark-, no quiero ninguna referencia más a la cultura pop durante el resto del viaje, ¿lo entiendes?

-Intento decir que algo se acerca -al final, la opción más sencilla siempre es la mejor.

De pronto, algo rodó por el suelo y se colocó en medio de los tres, explotando en ese preciso instante e impulsándolos por los aires con la onda expansiva. La máscara del traje de Spiderman se colocó de forma automática para poderle proteger del golpe, aunque no fue excesivamente fuerte, pero si lo suficiente como para aturdirle levemente. Peter miró a su alrededor un instante, tratando de ubicarse, hasta que vio a una mujer con unas antenas sobre la cabeza.

-¡No, no, no, no! -exclamó, huyendo despavorido de ella, caminando hacia atrás igual que un cangrejo-. Por favor no pongas tus huevos en mí -suplicó, poniéndose de pie y lanzando sus telarañas para retenerla, hasta que algo le golpeo y cayó de nuevo al suelo.

Ni siquiera prestó atención a lo que dijo y se levantó como pudo, viendo a un hombre con un casco extraño y unas pistolas. La combinación no le gustó, así que comenzó a huir y, efectivamente, el desconocido le disparó. Comenzó a esquivar los ataques, ayudado con las patas del traje, las cuales le facilitaban los movimientos por ese terreno tan irregular. Sin embargo, el hombre tenía recursos, y justo cuando iba a atacarle le lanzó otra bomba a Peter, solo que esta, al abrirse, activó una cuerda que le inmovilizó completamente, obligándole a caer al suelo. 

Era lógico, pero Peter se sorprendió cuando el hombre lo cogió y le apuntó con la pistola.

-A ver, a ver, a ver, todos quietecitos -pidió y todos obedecieron. El señor Stark tenía el pie sobre un tío con la piel llena de cicatrices rojas y el mago... el mago hacía cosas de magos. El hombre que retenía a Peter se quitó el casco y les apuntó, hablando de nuevo-. Voy a preguntároslo una sola vez: ¿dónde está Gamora?

-Vale -dijo el señor Stark, quitándose también su casco y manteniendo cargados los cañones de sus manos-, te haré una mejor: ¿quién es Gamora?

-Te haré yo otra mejor -habló el hombre de las cicatrices-: ¿por qué es Gamora?

Esta era una conversación extraña.

-Dime dónde está la chica -amenazó el hombre que retenía a Peter, apuntándole con la pistula de nuevo en la cabeza-, o te juro que reviento a este friki.

El Guardián no olvida [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora