Elia dejó la la herramienta sobre la mesa y tomó de nuevo el cuaderno de su madre. La máquina que estaba creando funcionaba bien, o al menos eso parecía en los ensayos, pero aún necesitaba algunos ajustes. Por suerte para ella, allí en Wakanda tenía todo lo necesario para crear cualquier cosa que se le pasase por la cabeza y las notas de su madre llevaban siendo una inspiración desde hacía 5 años, cuando había regresado al país con aquella caja después de esa experiencia tan extraña. A pesar del tiempo que había transcurrido, Elia seguía soñando con todo lo que había vivido, con la conexión de los universos y con una vida que jamás recuperaría. Había logrado salir de la situación tan oscura en la que se había sumergido tras el ataque de Thanos, pero no podía evitar sentirse triste al recordar lo que había perdido y por lo que había hecho. Aunque había sido duro, Elia sabía que destruir el colisionador era lo mejor, pero no todos los científicos que habían trabajado con ella estaban de acuerdo. Tras el ataque, Elia había elaborado un extenso informe contra Kingpin y, una vez finalizó, fue a hablar con sus compañeros en prisión, donde explicó lo que había ocurrido con ella en la otra dimensión y, a pesar de dar tantos detalles como le pidieron, algunos seguían empeñados en que el colisionador era la solución a todos los problemas. No obstante, ninguno de ellos había cometido ningún crimen, con lo que todos fueron liberados, pero Elia había pedido a Nat que SWORD les tuviera vigilados. En todo ese tiempo, ninguno hizo locuras, con lo que Elia podía estar tranquila en Wakanda avanzando en sus trajes y trabajando en las vacunas y tratamientos experimentales de su madre, algunos de los cuales ya estaban comercializados. Para no obstraerse en el trabajo, Elia programaba viajes a Nueva York cada dos meses, así aprovechaba para ver a toda la familia, en especial a su hermanita, y a ayudar a Nat, aunque también colaboraba desde Wakanda con Okoye. Nunca dejaría de lado SWORD a pesar de no trabajar más como agente.
Dejó el cuaderno sobre la mesa, algo agotada, y se levantó a por un café. Hacía unas cuantas horas que había desayunado, se levantaba temprano para poder avanzar en ese nuevo proyecto, con lo que la falta de sueño le pesaba más de la cuenta. Sin embargo, no podía dejar de trabajar, ese proyecto la tenía absorta y en unas semanas tendría que hacer un parón para volver a Nueva York, con lo que esperaba acabar antes.
-Buenos días, Elia -saludó Okoye-. Me recuerdas a Nat así.
Elia sonrió y se tocó la trenza. Ambas habían pasado tanto tiempo juntas a solas que en un par de ocasiones Nat le había enseñado a hacer trenzas de raíz, con lo que a veces las utilizaba para trabajar en lugar de hacer su clásica coleta. Le gustaban, eran funcionales y elegantes, la clase de cosa que puedes llevar para una gala y para matar a un espía.
-Gracias -asintió.
-¿Cómo va la máquina?
-Pues creo que aún le falta trabajo, pero no sé decirte cuánto -Okoye asintió-. ¿Lo decías por algo?
-No, no -negó-, bueno, sí. Hay un par de animales que han desaparecido del poblado de los pastores y había pensado que igual te apetecía ayudarnos a buscarlos. Ya sabes, por sacar la armadura un rato y despejarte.
-Mmmm no me parece una mala idea.
~~
Tras llevar de vuelta a la última oveja, Elia se dirigió de vuelta al laboratorio. Había fabricado su última armadura como una copia exacta de las de su padre, a base de nanobots y con una equipación increíble que le permitía estar dentro. Al principio no había estado muy convencida, pero la posibilidad de poder controlar la armadura de una forma mucho más sencilla, además de protegerse mientras lo hacía, le había parecido todo un avance. Incluso se arrepentía de no haber accedido a ello antes, volar era una sensación fantástica de la que ya casi se había olvidado, pero no pensaba dejar que eso sucediera de nuevo.
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El Guardián no olvida [Peter Parker]
FanfictionLa vida de Elia parece estable o, al menos, todo lo estable posible teniendo en cuenta que Iron Man es su padre y Spiderman su novio. Sin embargo, eso no durará mucho; nuevas amenazas se ciernen sobre el mundo, todas actuando en nombre de la misma p...