Capítulo 25 - No harás más daño

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-Bien, Miles, sabes a dónde tienes que ir, ¿no? -preguntó Elia por el comunicador que le habían puesto a su nuevo traje. El chico había hecho propio uno de los trajes del Peter de ese universo, él nunca se sentiría un Spiderman si seguía usando ese disfraz.

-Claro, lo has metido en las coordenadas.

Trastear con la tecnología era la habilidad de Elia y, en un laboratorio como el de ese Peter, las cosas eran rápidas y sencillas. Nunca superaría al de su padre, pero tenía que reconocer que había cosas muy buenas y, sin ellas, jamás habrían podido convertir el traje de Miles en lo que era en apenas unos minutos. Prácticamente, todo lo que Elia necesitaba ya estaba hecho, ella simplemente tenía que conectarlo y, una vez Miles acabó de personalizar el traje, ella lo colocó en su sitio.

-Es mi trabajo -sonrió, siendo "el chico de la silla". Lástima que ya nunca pudiese trabajar así con su Spiderman. 

-Bien, estoy en el sitio -informó Miles.

El chico tenía la ubicación del colisionador y, al contrario que en su mundo, en este estaba muy lejos de cualquier terreno de Fisk, desvinculándolo por completo, aunque ocasionaba exactamente los mismos terremotos, como el que se estaba produciendo desde hacía unos isntantes. A pesar de lo complicado de la situación, Elia podía ver como Miles avanzaba por las cañerías con su nueva habilidad hasta que llegó al lugar. La batalla ya había empezado, los demás ya estaba luchando contra los matones de Fisk y tratando de activar la máquina para devolver todo a la normalidad, pero era más difícil de lo esperado.

-Miles, ayuda a Peter -ordenó Elia, marcando el punto exacto donde se encontraba, atrapado por una señora que vestía un traje con una especie de tentáculos.

Miles balanceó sus telarañas a toda velocidad y se hizo visible a mitad de camino, desconcertando al enemigo y al propio Peter, quien se dio la vuelta para ver qué sucedía.

-¡Miles! -exclamó, feliz y sorprendido de verle.

El chico golpeó a la mujer, haciendo que esta liberase a Peter, quien cayo de forma descontrolada, pero Miles pudo atraparle.

-¡Eres capaz de controlarlo! -se alegró Peter al ver que ahora el chico lanzaba las telarañas y se movía como todo un Spiderman.

-Eso parece -sonrió él.

-¡Estoy orgulloso de ti! -sonrió Spiderman-. Espera, ¿esto es que quiero hijos?

Elia no entendió eso, pero no pudo pedirle a Miles que preguntase. Un enorme proyectil entró en su campo de visión y, antes de avisar, ambos lo esquivaron a una velocidad asombrosa. No obstante, la mujer no se cansaba y comenzó a lanzarles más objetos, cualquier cosa que pillase estaba bien. Era tanto el afán que tenía por acabar con ellos que estaba destruyendo parte del lugar en el que se encontraban.

-Esto no pinta bien -masculló Peter mientras se balanceaban.

-No, para nada.

-Miles, hay que analizar la situación -interrumpió Elia-. El movimiento que lleváis me permite tener mejor visión del lugar, así que sigue así.

-Vale, lo haré, Elia.

-¿Elia? -preguntó Peter.

-Ha informatizado el traje -explicó Miles -, ha puesto cámaras y está analizando todo.

-¡Ah! -exclamó-. Hola, Elia -dijo, saludando hacia distintas partes, sin saber dónde estaban las cámaras exactamente. 

-¡Centráos! -gritó al ver como un pilar ascendía y hacía contacto con el rayo del colisionador.

El Guardián no olvida [Peter Parker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora