7| ¿Demasiado evidente?

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El día había llegado, era viernes a media tarde. Estaba haciendo un buen tiempo así que nada podía salir mal. La euforía en el campus era extrema. Por los pasillos podía verse las pancartas y decoraciones en los colores negro y blanco que representaban a los Osos negros de UCWH. También podía verse a los estudiantes más entusiastas vestir camisetas con el logo del equipo, como muestra de su apoyo incondicional.

Así que todo estaba bien, excepto porque Sebastian estaba malditamente nervioso. No es que no confiara en sus habilidades, pero lamentablemente no podía ganar el juego solo. Necesitaba al equipo, él no era más que una pieza en el tablero. Y de solo pensar lo mal que fue la práctica del día anterior...

Para resumir, él y Randy estuvieron a punto de agarrarse a golpes, algo que era prácticamente como una rutina. Pero nunca antes habían tenido problemas antes de un juego y sabía que Randy era lo suficientemente rencoroso y estúpido como para hacerlos perder un juego con tal de vengarse. Así que no creía que su presencia en el campo importara realmente, no cuando su quarterback seguramente lo trataría como un cero a la izquierda durante el juego.

¿La peor parte? Era que se estaban enfrentando a un equipo duro. Los Wild forces, quienes venían del este de Nebraska. Tenían una de las líneas defensivas más resistentes que Sebastian alguna vez había conocido. Pero tenían puntos ciegos y él los conocía de sobra. Había estado repasando videoclips de sus juegos y sabía exactamente por donde podría abrirse camino y lograr alguna anotación o en todo caso, darle a su equipo yardas de ventaja. Sería difícil, pero no imposible.

Al menos no tanto si tan solo Randy Fleur no estuviera viéndolo como si quisiera pisoterarlo. Sebastian suspiró y se hundió en la banca mientras ajustaba las espinilleras en su lugar y luego súbía las medias. Estaba tentado a disculparse y tal vez con eso conseguir aliviar un poco de la tensión, pero...¿por qué debía hacerlo él? Fue el estúpido rubio quien se burló de el día antetior y Sebastian solo trato de defenderse, porque cualquier persona se enojaría si lo llaman "hijo de puta" ¿Cierto?

Y si, puede que el castaño no tuviera un relación buena con su madre, es más...no había hablado con ella en meses, aun así seguía siendo su madre y no soportaba que la insultaran. Así que Randy había cruzado la línea, pero sabía que quien terminaría pagando las consecuencias, sería él.

El entrenador y sus asistentes estaban dándoles la típica charla motivacional que también estaba mezclada con comentarios agresivos del tipo "si pierden, los haré correr hasta que se les caigan los pies", o prueba con  "los haré entrenar tanto que lo podrán moverse por una maldita semana". A Sebastian le hubiera gustado decir que esas palabras tuvieron algún efecto en él, como si despertaran su deseo de ganar, de ponerse de pie y gritar un: "Ganaremos, maldita sea", pero solo se sentía como si estuviera adormecido. ¿Acaso debía preocuparse por eso?

—Alza el rostro— parpadeó un poco confuso pero de igual forma levantó la cabeza. Andy no demoró en pintarle las líneas negras sobre las mejillas, esas que servían para desviar un poco la luz del sol cuando diera directamente a su rostro. —¿Estas bien?

Su primer instito fue dar una respuesta afirmativa, encambio sus ojos fueron hasta el quarterback que estaba hablando con el entrenador, parado frente a la pizarra en donde estaban desplegadas las tácticas que la línea ofensiva usaría aquel día. Andy se dió cuenta de a donde miraba y soltó un suspiro.

—No te preocupes— Le animó— Sabemos que Randy es un idiota, pero también sabemos que quiere ganar este juego tanto como nosotros, por lo tanto debera ser inteligente y no dejarte fuera.

—Supongo...—sonrio sin ganas, porque el lo sabía mejor. Lo que no lograba entender era porque el rubio le tenía tanto odio. Desde el principio había sido despectivo con él, sin explicación alguna.

Tú y yo (Suerte #7)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora