"No me importa sí viene una persona o quinientas personas más intentando conquistarme, sí yo estoy contigo soy solo tuyo, no me importa quién venga o quién vaya intentando alejarme de ti, no me importa sí todo el mundo quiere qué nos alejemos, si yo...
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—Solo regresemos adentro, ¿sí?— comienzo a caminar, mientras la lluvia caía en mi.
El me detiene y hace que gire sobre mis talones.
—Solo quiero que escuches lo que quiero decirte.
—Puedes decírmelo otro día, tienes que estar ahí adentro.
—Yo no quiero estar ahí adentro, quiero estar contigo aquí, debajo de este árbol.
Las órbitas verdes de Ben comenzaron a llenarse de lágrimas, se notaba muy nervioso por el simple hecho de hacer movimientos con sus manos de un lado a otro mientras llevaba su cabello hacia atrás.
—Estas asustando me. ¿Que pasa?
—Yo....
Señorita....Señorita.
Una voz desconocida se escuchaba a lo lejos y la imagen de Ben se iba distorsionando poco a poco.
Hasta que un movimiento hizo que saliera de mi sueño.
—¿Pasa algo?.— pregunto adormilada.
—Hemos llegado a New York.— me dice el mismo hombre que le tiré el café encima
—Oh...M-muchas gracias por ponerme al tanto.
Tomo mi mochila con prisa y a causa de eso al levantarme me doy un golpe en la cabeza en donde los turistas colocan sus pequeñas maletas.
—Eso debió doler.— el dice aguantandoce la risa y yo lo fulminó con la mirada.— espero no tengas una contusión.
Volteó a verlo hacía arriba ya que era una persona realmente gigante, ¿Cuanto medirá este hombre? me pregunto. Teniéndolo de frente veo que es alguien atractivo, con una gran sonrisa dibujada en su rostro y sus ojos azules muy penetrantes. Creo que me llevaba unos cuantos años de más.
—podrias dejarme pasar.— le digo.
—Claro, lo siento.— se hace a un lado para después pasar a un lado de el.— Vainilla.
—¿Disculpa?— levantó mi entrecejo.
—Tu perfume, Vainilla.
—¡Que raro eres!
Doy la vuelta y camino hacia la salida, bajo del avión y el viene detrás de mí. Guardo la calma, porque era obvio que estaba aterrorizada.
