63; desaparecida.

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Me separó de Camila y me dirijo hacia la iglesia

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Me separó de Camila y me dirijo hacia la iglesia. Antes de entrar me limpio las lágrimas y suspiro.

Me paro en la entrada y todos posan sus miradas en mí, Elena me mira confundida y con ganas de llorar.

—¿Estás bien?— se me acerca Addison.

—No, ve con mamá.— me acomodo el moño.— tengo algo que decir.

Acompaño a Addison con mamá y después voy hacia el altar junto a Elena.
Ella me mira aún confundida y yo le hago un gesto de tristeza.

—Benjamin, ¿estás listo?— el padre me cuestiona y yo niego.

—¿Cómo que no estás listo?— me susurra.

—Lo siento Elena, pero no puedo casarme contigo.— exclamo y todos hacen un gesto de sorpresa.

—¿Qué? De que estás hablando Ben.— comienzan a salir lágrimas de sus ojos.

Yo suspiro y volteó a ver a mi madre la cual estaba sorprendida por lo que estaba pasando, al igual que mis amigos.

Después mi campo de vista se encuentra con Camila, la cual estaba en la puerta de la iglesia aún llorando.

—Yo no soy el indicado para ti.— la tomo de las manos.— te mereces a alguien que te ame con cada latido de su corazón.

—Pero Ben...— me interrumpe.

—Esa persona no soy yo, perdóname Elena.— me disculpo.

—¡TÚ NO PUEDES HACERME ESTO, BENJAMÍN!— Elena grita y me da de puñetazos en el pecho.

—Lo siento, tengo que irme. 

Todas las miradas iban siguiéndome hasta la salida. Llegó con Camila y solo le dedique una última mirada para después salir y pedirle al chófer que me llevara a mi departamento. 

Me sentía fatal, había defraudado a mi familia y a mis amigos.
Perdí lo más importante para mí; la amistad de Camila. Ella estaba muy decepcionada de mí, trate de llamarla y enviarle un mensaje de texto, pero no tenía las hagallas para hacerlo. 

Por otro lado mis amigos me habían dejado el buzón de llamadas lleno, yo no quería hablar con nadie. Me sentía una basura.

***

—¡Camila!— William me llama y hace que salga de mis pensamientos.— ¿Estás bien?

Volteó a mirarlo y solo asiento.

—¡Vayamos a casa!— exclamo, el asiente y me da su saco.

—Camila, espera.

Volteó cuando escucho mi nombre y era el mismísimo Roger Taylor.

—¿Roger Taylor?

—Sí, ese soy yo.— ríe y se rasca su nuca.— querida, ¿Puedo hablar un momento contigo?

JUST FRIENDS? | ben hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora