"No me importa sí viene una persona o quinientas personas más intentando conquistarme, sí yo estoy contigo soy solo tuyo, no me importa quién venga o quién vaya intentando alejarme de ti, no me importa sí todo el mundo quiere qué nos alejemos, si yo...
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Estaba agotada, los últimos días en el hospital eran realmente cansados y quedarse en guardia peor. Ahora me encontraba fuera de quirófano esperando a Alec, el cual fue uno de los elegidos por parte de la doctora Amelia para presenciar una cesárea.
Mientras lo esperaba decidí leer un libro y tomar apuntes de cualquier tema que llamará mi atención y así sería más fácil estudiar.
—Hola.— me dice alguien quedando frente a mi.
Levantó mi mirada y veo que es William.
—Hola.— regreso a mi libro.
De reojo veo como el se desliza por la pared hasta quedar sentado a un lado mío.
—Microbiología médica de Murray.— levanta la portada de mi libro.— excelente, yo amo este libro.
—Sí, me gusta su teoría.— me limito a decir.
El hombre toma mi carpeta y comienza a hojearla, yo volteó a mirarlo desconcertada.
—¡Wow! Que linda letra.
—Gracias.— le quitó de las manos mis apuntes y me levanto del piso.— debo irme.
William imita lo que hice y me detiene.
—Creí que esperabas a tu amigo.— señala a quirófano y yo me quedó viendo su agarré en mi brazo.— ¡Oh, lo siento!
Me suelta
—Y usted cómo sabe que esperaba a mi amigo.
—Bueno pues, tengo contactos.— me hace un guiño y sonríe.— creí que podía hacerte compañía. Pero veo que no, nos vemos luego doctora Lee.
El hombre se aleja y por un momento me sentí mal por ser grosera.
—Espere...— el impulso me gano, William voltea con el entrecejo fruncido.— creo que tardaran más, podríamos hacernos compañía los dos.
Bajo mi mirada, escucho como el ríe a lo bajo y comienza a acercarse.
—Tomemos asiento— me hace una seña y yo sonrío.— ¿Cómo te sientes estando aquí?
—Es agotador, pero me gusta.— el esboza un sonrrisa.
Después de horas platicando, nos dimos cuenta que algo iba mal en quirófano y tardarían más de lo acordado. Así que el doctor William amablemente me invitó un café y yo por educación se lo acepte.
—¿Tienes novio?— me pregunta después de darle un trago a su café.
—No, termine una relación hace ya dos años.
Meses después de venir a vivir a New York, Alec me presento a un chico irlandés llamado Ryan. Ryan y yo salimos durante un año, un día el tuvo que irse a Irlanda ya que su padre había muerto y tenía que cuidar a su madre. Nadie de mi familia sabe de la existencia de ese chico, excepto Kattia.
