"No me importa sí viene una persona o quinientas personas más intentando conquistarme, sí yo estoy contigo soy solo tuyo, no me importa quién venga o quién vaya intentando alejarme de ti, no me importa sí todo el mundo quiere qué nos alejemos, si yo...
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Narrador omnisciente
Paso un buen de tiempo desde aquel día donde Camila le hizo saber a Ben que ella estaba esperando a su primer bebé. Camila le platico a Ben lo que conlleva criar a un recién nacido, los pros y contras del embarazo, a lo cual el prestaba completa atención.
Ben duro dos semanas en New York a lado de Camila y mientras se quedaba ahí, el la acompañaba a todas las citas que tenía con la obstetra. Pero después de esas dos semanas, Ben se veía obligado a regresar a Londres para volver a retomar su rutina.
—Te veo en un mes.— el chico se despide de su mejor amiga.
—En un mes.— ella repite.— ¡Cuídate, suerte!
Los amigos se dan un gran abrazo y el rubio se aleja de ella. La premier sería en un mes y Camila estaría ahí apoyando a sus amigos. Siempre y cuando su doctora le autorice viajar en avión.
Camila aún seguía trabajando y guiando a sus internos los cuales se metían en problema y hacían que la chica gritara de frustración cuando estaba a solas. Los días de Camila se pasaban lentamente, cada día extrañaba la ausencia de William y sus amigos cada fin de semana hacían una tipo rutina para que ella sanará y no pensara tanto.
La rutina era la siguiente; los tres compraban alguna botana que se le antojara a cada uno, Camila por el embarazo se le antojaban cosas raras y asquerosas, según Alec. Después de conseguir su botana se iban a echar al sillón a ver su serie favorita.
—¡¿Pero que carajo?!
exclama Alec desde el otro sillón cuando voltea a mirar a Camila, la cual estaba llorando por la muerte de uno de sus personajes favoritos de la serie. Pero esto ya era normal para ella ya que salían muchas hormonas por el tema del embarazo.
—El no debía morir así.— dice entre llanto.
—Camila es un personaje ficticio.— exclama Alec.— ese era su destino.
—No, su destino era vivir tranquilo con su esposa e hijo.— está vez se mete Mickey, igual llorando.— no que un idiota lo matará con un bate de béisbol.
Alec observa a su amiga y a su novio llorando y comiendo helado al mismo tiempo.
—¿Cómo quieres que vivan tranquilos en medio de un mundo lleno de zombies.— se eleva de hombros.
—¡Cállate Alec!— dicen los dos al mismo tiempo.
El chico solo ríe para después acomodarse en el sillón y seguir comiendo palomitas.
