"No me importa sí viene una persona o quinientas personas más intentando conquistarme, sí yo estoy contigo soy solo tuyo, no me importa quién venga o quién vaya intentando alejarme de ti, no me importa sí todo el mundo quiere qué nos alejemos, si yo...
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Ya han pasado tres semanas de que estuvimos en Luisiana y Ben me dijera que se casará con mi prima.
La boda será dentro de un mes y Elena de puso en contacto conmigo para hablar acerca de la boda.
Kattia después de su luna de miel, vino a New York a visitarme y poder platicarle sobre lo que Ben me había dicho.
Ella tampoco estaba de acuerdo con la desición que mi amigo había tomado. Pero ya no podíamos hacer nada, más que apoyarlo.
Por otra parte William y yo hemos salido y me he dado cuenta que es un buen hombre, es muy detallista y atento conmigo. Al llegar al hospital el siempre está esperandome en los casilleros con un café en la mano.
Hoy me invitó a cenar y Alec me había acompañado al centro comercial para buscar algún conjunto para está noche.
—Mira este.— me dice enseñándome un vestido súper escotado color negro.
—No me pondré esto.— le hago un gesto de disgusto y el pone los ojos en blanco.
—¿Ya sabrás que ponerte el día de la Boda de tu prima?
—No y no quiero pensar en esa boda.— sigo viendo los vestidos.— es más, aún falta mucho tiempo.
Veo a Alec y noto que el quiere decirme algo pero no se atreve a hacerlo.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Sí, dime
—¿Por qué no estás feliz por esa boda? Se supone que es tu mejor amigo y tú prima.
Dejo de buscar algún vestido y agachó mi mirada mientras suelto un suspiro.
—Veras, Ben y Elena nunca fueron el uno para el otro.
—¿Y cómo estás tan segura?
—Ben nunca estuvo enamorado de ella. El siempre me decía que su corazón le pertenecía a una chica, cuyo nombre nunca quiso decirme.
—¿Y no tienes alguna idea de quién puede que sea?— me pregunta y yo alzó mis hombros.
—No lo sé, el me dijo que yo no la topaba.
—¡Que raro!— asiento.
—El no la ama, y se que ese matrimonio será infeliz.
Seguí buscando hasta que desvíe mi mirada y ví un vestido de color rosa pastel. No tan escotado y llegaba hasta arriba de las rodillas.
Alec y yo teníamos una buena química, ya que los dos volteamos al mismo tiempo y mirarlo.
—¡Pruebaté ese!— exclama y yo asiento.
Voy con una de las trabajadoras del lugar para decirle que si me muestra el vestido. Entró a probadores y me lo mido, se me veía hermoso.
