Capítulo,38.

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     Parpádeo una y otra vez, hasta que diviso una luz blanca, estoy confusa y algo aturdida, giro mi cabeza para ambos lados y no veo a nadie, solo una habitación de color amarillento, al instante llega una enfermera, comienza hablarme pero no me entero de nada, le hago un gesto con mis ojos y cara de no saber lo que me esta diciendo, la pobre enfermera se pone roja, sonríe y se marcha, al segundo pasa con otra enfermera que habla francés, comienza felicitándome, la operación ha sido todo un éxito, detrás de ella pasa el doctor Búnker,también me felicita, con carpeta en mano y repasando papel por papel, me cuenta como ha ido todo, permaneceré un tiempo en el hospital hasta que se aseguren que todo va bien, para trasladarme a la sala de rehabilitación para volver a caminar.

No me lo puedo creer, volveré a caminar, volveré a estar con mis hijos, por fin las cosas se van puniendo de mi parte.

A la semana de estar hospitalizada, me llega una visita, para mi sorpresa es mi hija, la abrazo llorando, la extrañaba tanto, con ella a mi lado sacaré fuerzas para volver a ser esa madre tan valiente que admira. Todos los días me hacen pruebas, me dan informes diciéndome que ya estoy preparada para la rehabilitaión, allí es donde tendré que demostrar y luchar que puedo llegar a caminar para ser esa mujer luchadora que siempre he sido, y que seré siempre, la vida se compone de alegrías, muy fácil de saborear, pero cuando nos toca vivir lo malo cuesta más, nos desesperamos, todo lo vemos de color negro, nos sentimos incapaces de resolverlos, también hay que admitir que la solución no es tan fácil y cuesta encontrarla, pero yo tengo fé y esperanza que  tarde o temprano se soluciona, con mucho sacrificio, esfuerzo pero se soluciona.

Hoy es mi primer día en la rehabilitación, me acompaña mi hija que no se separa de mi ni un momento, con la ayuda de un enfermero me levanto de mi silla, me incorporo, pongo mis manos sobre dos palos de madera, me cuesta mantenerme en pie, sufro mucho por este trance que estoy pasando, no siento las piernas parece que las tuviera de goma, me duele mucho, me quejo de dolor, pero pienso para mis adentros que tengo que ser fuerte, me quedo mirando a Amal, que me mira con un ternura con ese brillo en sus ojos que hace que saque mis fuerzas de donde no las hay, por ellos tengo que luchar, sin ellos no sería nada en esta vida.

Como pasan los días mis pasos son cada vez mas largos, me canso, me desespero, quiero caminar ya, se que me va costar, pero quiero volver cuando antes a París para ajustar cuentas con Yesvi y luchar por mi hijo.

Me encuentro agotada, las sesiones cada vez son más duras, no dejo de mirar la foto de mis hijos, lo único que hace que me desespere más, doy gracias que tengo a Amal conmigo que con sus cuidados y cariño hace que se me olvide todo lo malo, ablanda tanto mi corazón cuando habla de Yesvi su hermano, ambas nos echamos a llorar, mis lágrimas son de rabia, una furia que emana por todo mi ser, de tener que estar pasando todo esto por culpa de él, por culpa de un amor comprado, un amor que nunca fué correspondido, un amor que no se si hubo, por todo lo que me esta haciendo no tiene explicación, y si la hay necesito que me la de ya, necesito oir toda la verdad, y si realmente Yesvi me amó como me dijo Arthur, como siempre me ha dicho Kely, que está ocurriendo,¿ por que Yesvi se comporta así?...

Apollada en mi bastón comienzo a caminar dándole la sorpresa a mi hija, que ya puedo ser la que era, esa maldita silla de ruedas que me ha acompañado durante estos meses por fin me desecho de ella, por fin puedo valerme por mi misma.

El doctor me da alta, me entrega unos informes que tendré que seguir el tratamiento y la rehabilitación en la clínica de París, pero ya estoy lista para viajar, para volver a recuperar lo que es mio, entre ello mi vida y mi hijo.

Preparamos nuestros equipajes y nos disponemos a viajar de nuevo a París, estamos muy felices, si no hubiera tenido a mi pequeña a mi lado no se que hubiera sido de mi. El viaje es agotador, llegamos de noche a París, allí en el aeropuerto nos esperan Arthur, Valeria y Rosina, nuestro encuentro es emocionante lleno de risas, lágrimas, abrazamos,..

Arthur nos lleva hacia mi casa, alli está todo preparado para que comamos algo y descansemos un poco, Arthur me cuenta como va el jucio de esa señora, parece que su padre ha pagado la fianza y no va ser condenada, injusto, esa señora intentó quitarme la vida y no lo va pagar, Arthur me va presentar un abogado para que pueda apelar la sentencia, esa señora tiene que paguar por lo que hizo.

Un silencio nos rodea, -¿Yesvi?- pregunto, Arthur con su rostro cansado con alguna arruga en su piel,me coge de mis manos, se le ve un brillo en su mirada, me las besa dándome las gracias por todo,me hace prometer que lucharé por mi hijo y  si de verdad a amo a su hijo que lo perdone, lo último no me queda muy claro, asiento con la cabeza, quedando en vernos en unos días.

La soledad es anela, todo es un silencio llenos de recuerdos, miro fijamente como duerme mi pequeña tan plácidamente, mis ojos van hacia la pequeña camita de Yesvi, un fuerte dolor mezclado de angustia comienza en mi pecho, agarro un peluche, exhalo- ese olor a bebé, dejando crecer en mi persona todo mi lamento.

Me encuentro en las puertas del juzgado, acompañada de mi abogada repasando los ultimos detalles del juicio, la hora se echa encima y Yesvi todavía no ha llegado, mi abogada se ausenta unos minutos, me comenta cuando vuelve lo que me suponía, que no va aparecer.

EL juicio comienza, los minutos se me hacen eternos largos y dolorosos, conforme va pasando el tiempo mi esperanza de recuperar a mi hijo se pierde, entrelazo mis dedos muy fuerte liberando el dolor que siento, el abogado de Yesvi no lo está puniendo nada fácil, el casa cada vez se complica, en algunos momentos parece que todo está a mi favor, en otros parece que lo tengo todo en mi contra, me mantengo todo lo serena que puedo durante todo el proceso judicíal.

Se hace una pausa, ambos abogados se reúnen delante del juez, comienzan a hablar, no entiendo que está pasando, yo solo quiero recuperar a mi hijo, poder tenerlo entre mis brazos, lo deseo tanto, pero lo veo tan imposible como posible, no se que pensar ya.

Se hace un silencio en la sala, mi abogada se pone a mi lado me da ánimos pasando su mano por mi brazo, me trago mi sufrimiento para estar todo lo entera posible, preparada para lo que pueda venirme encima sea bueno o malo, nos levantamos el juez va leer el sentencia...

♥AMOR REGALADO, AMOR COMPRADO♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora