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Las manos de ambos se deslizaron por la mesa y dejaron que un gran vaso con algo medicinal se posara sobre su piel.
El médico real había hecho una visita inesperada para ambos jóvenes y Lisa incluso se sentía más nerviosa que él.
Le había resultado extraños que Jungkook ese día hubiera despertado a su lado, en vez de salir a cazar con el alba.

—¿Qué toma para desayunar, alteza?

Ambos giraron su cabeza a la vez hacia el señor, observandole detenidamente. ¿A quién de los dos le hablaba? Pronto por la mirada ambos supieron que le hablaba a él.

—Pues, chocolate caliente y...huevos.

El hombre asintió. Lalisa tenía sus propios pensamientos sobre aquel hombre, ¿a caso estaba drogado? Lo más normal era que le preguntaran sobre condiciones físicas, no sobre su desayuno. ¿No?

—¿Ha notado algo extraño en usted? ¿Quizás falta de excitación?

En aquellos años, la mujer no era considerada un problema para reproducirse, sino que si se daba el caso de no poder, entonces la culpa era siempre del hombre, resaltando que era incapaz de reproducirse.

Jungkook escondió sus labios y negó, moviendo ligeramente sus manos y Lisa bajó su cabeza, observando su vestido.
Dios. Era demasiado incómodo para ella.

—¿Y usted, alteza?

—Todo está bien, gracias.

El hombre asintió y quitó con sus manos los vasos de ambos, dejandolos libres.

—Bien, no creo que pase nada, simplemente será mala suerte— el hombre sonrió e hizo una reverencia antes de encaminarse a la puerta. —Que tengan un buen día, sus altezas.

La puerta se cerró tras ellos, volviendo a la soledad.

Lalisa se levantó de un brinco de la silla y suspiró, conenzando a caminar hasta la ventana y observó, jugando con su aliento sobre el cristal. ¿Era acaso culpa suya?

—Debería disculparme una vez más. —intervino ahora él. Levantandose también y trazando la misma ruta que ella, posando su hombro sobre  el umbral.

—¿Por qué?

—Por no ser un buen marido para vos.

La conversación se había vuelto un poco incómoda, pero logró sobrellevar su respiración y se dió la vuelta, cruzandose de brazos, apoyada también en la pared.

—Si no logro quedarme embarazada seré el admerreir de toda la corte y la familia real. —susurró.

—Lo siento. — se deshizo de su pose para volver a caminar hasta ella, descruzando sus brazos. —Sé que debemos hacerlo, ¿vale? Lo intentaremos.

Lisa asintió y dejó que un largo suspiro saliera por su boca, recuperando la compostura.

—Lo prometo.

Jungkook se inclinó, buscando su mejilla para dejar un cálido beso y sonrió, metiendo sus manos en sus bolsillos.

—Está bien.

—Pero ahora debo irme.

En cuestión de segundos el chico desapareció por la puerta y dos chicas entraron por ella segundos después, haciendola refrescar su mente.
Ambas vestían unos grandes vestidos de seda importada. Adornos decoraban tanto los vestidos como los guantes y no podía esperar a que el sastre real volviera de su visita a Rusia en dos semanas.

—¿Qué tal vuestro día, alteza?

—Perfecto, gracias por preguntar.

Ambas sonrieron y las tres ahora se dirigieron al sofá, echandose hacia atrás y cerrando los ojos, oliendo el gran olor que desprendían los exquisitos pasteles que yacían en unas bandejas a su lado.

—Mi madre quiere que intercambie palabras con Kim Jisoo. Pero no pienso dirigirle la palabra a esa zorra "sofisticada".

Ambas abrieron sus ojos para mirarla y sonrieron, tomando uno de los pequeños macarons que restaban sobre la tarta.

—Bueno, si os invitaramos a dar un paseo de última hora no tendriais por qué ir.

Lisa sonrió.

[...]

—¿En serio he de hacer esto?

—Sí, alteza. El rango impide que ella os pueda hablar primero si usted no le habla antes, asique debe iniciar siempre usted la conversación. Nos conviene que el rey la aprecie.

Asintió delicadamente mientras caminaba junto a una de sus damas de compañía entre los nobles que iban a saludar al rey y reacomodó su tacón bajo el gran faldón para no tropezar, agarrandose al brazo de la otra.

Estaban tan cerca que ya podía oler su asqueroso perfume, el cuál podía oler también en el rey.

Su cara chocó con la suya, sus miradas se desgarraron la una a la otra por dentro y Lalisa apretó el brazo de la otra segundos antes de lanzar su única ficha.

—Hoy hace un día explendido en Versailles.

Kim Jisoo sonrió, moviendo ligeramente su cabeza para mirar al rey y este asintió con una sonrisa, volviendo a clavar su mirada en la pobre niña austriaca.

—Sí, es cierto.

Lisa caminó dos pasos hacia su derecha y agarrando del brazo a la otra, la cuál trataba de aligerar el paso como ello.

—Esas han sido mis últimas palabras a esa mujer.

La pelinegra asintió y levantó el vestido de la rubia, haciendole más fácil el subir las escaleras.

+16|| 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗘 𝗔𝗡𝗧𝗢𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 <<마리 앙투아네트>> [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora