—¿Entonces cuánto tardarían en traer los arbustos grandes?
—Dos meses, alteza.
—¿Y cuánto tardarían en crecer? — preguntó interesada.
—Dos años, alteza.
—¡¿Dos años?! — exclamó Lisa.
Hacia una mañana preciosa y había decidido salir para pasear cuando informaron que el jardinero real había conseguido llegar a tiempo y decidió reunirse con él mientras que su marido asistía a una junta de estado convocada del mes.
Lalisa giró su vista a la esplanada y frunció sus labios.—Bien, ¿qué tal si ponemos cuatro en este lado y cinco en ese otro? Oh, por cierto, había pensado en poner una fuente ahí, justo en el medio, para que pudiera pasar el agua de una fuente a otra, ¿es eso posible?
—Majestad—interrumpió el señor, pero Lalisa estaba demasiado concentrada en sus grandes ideas.
—¿Oh mejor dos? Una a cada lado.
—Majestad
—Sí, eso sería más majestuoso, ¿no creeis?
—Majestad. — Lalisa giró su cabeza hacia el señor Kim, el cuál había estado callado hasta el momento, acumulando las ideas de la reina en su cabeza, intentando imaginarselo y hacer cuentas al lado del jardinero real.— Ya habeis gastado los cincuenta mil francos de este mes, ya no queda dinero para las obras benéficas.
Lalisa frenó en el sitio, quedandose en blanco por unos momentos y pensó algo. Si no quedaba dinero para sus obras benéficas habría que sacarlo de algún lado, ¿no?—Bien, plantemos árboles pequeños, y le pediré a mi marido el dinero para las obras benéficas. — argumentó sonriente, dándose la vuelta, volviendo a caminar con la espalda recta.
Sabía que no podía subir los impuestos al pueblo porque actualmente estaban demasiado elevados y el pueblo vivía de sus cosechas, o al menos eso se le había sido transmitido, además, estaba segura de que Jungkook accedería a proporcionarle el dinero.
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—Majestad, el pueblo americano demanda nuestra ayuda para su revolución.
El azabache se tensó en su silla frente a todos esos pergaminos. Todos estudiados al milímetro y bien redactados, solo había visto uno así, el día de su boda. Primera razón por las que sabía que no era un buen soberano.
—No creo que pueda ayudar a un pueblo que no respeta a su soberano...— murmuró, casi preguntando. Y esque la situación de la guerra de independencia de Estados Unidos de Inglaterra era una cuestión frágil.
—Pero...si no les ayudamos, perderemos aliados en el frente, señor— informó otro de ellos.
Su cabeza explotó en aquel momento. ¿Qué debía hacer? Todo lo que hiciera llegaría al pueblo, pero sobre todo a Inglaterra y no podía permitirse fallar.
—Enviaremls ayuda a los americanos para su revolución, enviad desde armas hasta soldados. Lo antes posible. —Ordenó el azabache, levantandose de la silla.
Según el reloj ya eran más de las seis de la tarde y esa reunión se daba por terminada por su propia decisión, siendo finalizada en ese mismo instante.
—Un placer tratar hoy, señores.
—Majestad.
Jungkook salió por la puerta del despacho como un patoso soberano, en vez de un gran rey como les habría gustado llamarlo a los franceses.
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—Majestad, vuestro hermano ha llegado.
Lalisa se levantó rápidamente del sillón y caminó rápidamente hacia las puertas de sus aposentos, observando al mensajero que le presentaba.
—¿Es él? — preguntó exhaltada, sonriente y caminando rápidamente hacia él, observandolo al final del pasillo, justo frente a las ventanas.
— ¡Kunpimook! — exclamó Lalisa, termianndo por abrazarlo.
Bam bam abrió los brazos para arropar a su hermana pequeña en un fuerte abrazo con una sonrisa en la boca.
Hacía más de seis años se no veía a su hermana y había empezado a desesperarse, y justo cuando pasaba por ahi decidió ir a Versailles. Aunque su hermana no hubiera podido asistir.—¿Qué tal las cosas?
—Bueno, podrían ir mucho mejor, pero ya lo sabes, el país sigue en pie. — bromeó Lisa, acercandose ahora a su mesa, agarrando una tetera en sus manos. —¿Por cierto qué tal con Seunghee? Me han dicho que es encantadora y hermosa, me gustaría conocerla algún día, también he oido que Sorn espera su primer hijo en otoño. — comentó Lisa, sirviendo una taza de té a su hermano. —Observa esto, es una flor de lotto china, nos la obsequió el embajador...— susurró, echando el té en la taza. —Esto es maravilloso, ¿a que sí? — preguntó.
Bam bam asintió, observando como la flor se abría dentro de la taza al toque del agua hirviendo y cogió la taza en sus manos, oliendola.—Huele bastante bien.
—Lo sé.
—Lalisa, ¿Sabes por qué estoy aquí? — preguntó el chico, dejando la taza y levantandose de la silla.
—¿Porque echas de menos a tu hermana menor? — inquirió la chica, levantandose también.
—Madre me ha estado manteniendo al tanto de tu situación y he venido para ayudar.
Lalisa recogió la mano de las suyas ante la propuesta, resguardandolas en su espalda. ¿Madre le haboa enviado? Eso ya sonaba mejor.
—¿Cómo piensas ayudar? No es problema mio y lo sabeis, solo tú lo sabes mejor que nadie Kunp.
—Lo sé, por eso no he venido a hablar contigo, sino con tu marido.
Los ojos de Lalisa volaron como rayos hacia los de su hermano. ¿Acababa de decir que mantendría una conversación con su marido sobre su relación?
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+16|| 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗘 𝗔𝗡𝗧𝗢𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 <<마리 앙투아네트>> [LISKOOK] ✔️
FanfictionEl rey ha muerto, viva Jungkook XVI. La mano de Lisa encontró la de Jungkook en un arrebato de confusión y se reflejó en su cara, observando a todas las personas que aunque una vez se arrodillaban ante ellos, más tarde serían sus condenantes. •Comp...