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6 años después.

Era prácticamente un día nublado, lleno de lágrimas, las cuáles rebotaban en los lagos de las calles, llenandolos de tristeza. Pero aunque en el pueblo fuera un día triste, en Versailles se celebraba algo muy importante, algo como el vigesimo-segundo cumpleaños de Lalisa.
La rubia abrió las grandes puertas de su alcoba para sonreir y caminar lo más deprisa hacia la sala en la que hoy se daría una gran fiesta.
Las grandes cortinas eran decoradas con finos arreglos de oro y grandes cascadas de diamantes incrustados en cada una de ellas.
La sala brillaba como nunca y dentro un montón de gente esperaba la entrada de la reina observando los grandes platos que se habían servido en la mesa.
En aquella estancia se podía ver desde una mesa de juego a una montaña de copas de cristal rebosada de champang, el cuál hacia en cascada hacia abajo y Lalisa abrió los ojos al llegar hasta ahi y ver a toda la corte esperandola a ella.
Con el paso de los años, había ido ganandose el respeto de la corte, o al menos eso ella pensaba, ya que ahora la miraban como a su adorada soberana y no como la espía austriaca.

—¡Oh dios mio! ¡Hyoyeon! — Lalisa agarró su vestido para acercarae a abrazar a la rubia, la cuál restaba a uno de los lados, y toda la gente alrededor. —¿Habeis preparado todo esto?

La chica asintió y Lisa giró su cabeza hacia Jungkook, el cuál estaba detrás de ella y sonrió. Sabía que él había tenido algo que ver.

—¡Bien señores, que empiece la fiesta! —gritó Jungkook, alzando su mano y mostrandoles a todos su lugar.

De ahí, llegó el momento del juego, su parte favorita de toda la noche, justo a las tres horas de haber comenzado la fiesta Lisa había conseguido ya más de mil francos jugando a los dados. Siempre se le habían dado bien esos juegos, pero ahora veinte minutos más tarde su mágia se había acabado y ya acertaba menos de la mitad.
Pero justo cuando iba a volver a intentarlo, una mano tocó su espalda, y se dió la vuelta.

—Oh, sois vos—murmuró, viendo al azabache agachado frente a ella.

—¿No creeis que es hora de que toda esta gente se vaya? —comentó.

—Ah no, dijisteis que podíamos jugar, pero no mencionasteis hasta cuando. — contestó Lisa sonriente, cogiendo los dados en su mano.

—Ingenioso y rebuscado, ¿cómo lo haceis? — el chico sonrió y bajó su cabeza, cerrandl los ojos momentaneamente. —Bueno, va siendo hora de que yo me retire. —informó, a lo que Lisa le paró.

—¿No os quedareis un rato más? Veamos la salida del Sol, es preciosa. —insistió.

—Mañana debo levantarme muy temprano, quizás otro día.

—Vamos, apuesto lo que sea a que nunca habeis visto la salida del Sol.

—Si la he visto, cuando salgo a cazar por la mañana temprano —informó, bajando su tono de voz, ahora todos estaban pendientes de su conversación.

—Está bien, que duermas bien— levantó su mano con los dados hasta su altura y Jungkook los besó sonriente. Inmediatamente Lisa los tiró justo después, fallando otra vez y Jungkook dejó un beso en su mejilla, notandose cálido, retirandose por fin.

—¿Lo sabeis? Al parecer la pobre austriaca pasa más tiempo con sus inferiores que con su marido.

—Si tan solo pasara más tiempo con quien debe le  sería más fácil cumplir con sus deberes. — concluyó Kim Hyeme a su lado.

Aunque Lisa hubiera contruido respeto por parte del pueblo, los rumores sobre sus andadas y su vida privada no hacían más que esparcirse, haciendo que cada vez más extranjeros de la corte dudaran de su estabilidad familiar y con eso la corona.
No se podía gobernar un país si no se gobernaba la propia vida privada.

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+16|| 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗘 𝗔𝗡𝗧𝗢𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 <<마리 앙투아네트>> [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora