005;

746 113 32
                                    

Querida Lalisa;

Hoy, te escribo esta carta para poder contarte como tu madre cómo es el mundo.

Me he enterado de que no le diriges la palabra a la señorita Kim e incluso ella misma se ha quejado al rey de esto.
Hija mia, en una situación como la tuya no es recomendable que le des la espalda a la amante del rey.
Por suerte, no ha demostrado ningún favoritismo hacia las otras chicas de la corte, pero ¿qué pasará si alguna de ella se queda embarazada?

Este es un problema que no logro comprender, eres joven, preciosa y llena de encantos. No entiendo que problemas pudieras llegar a tener para inspirar a tu marido.

Sé que es dificil, pero debes entenderlo.

Te quiere, Madre.

Lalisa dejó la carta sobre  una de las mesas y fijó su mirada en el espejo. Sabía que su madre podía tener razón. ¿Qué problema podía tener? ¿Acaso no le resultaba atractiva?
Su mano se posó en sus hombros, descendiendo hasta su vientre y ajustó el faldón, alzando su cabeza.
No quería decepcionar a su madre, ni tampoco a sus hermanos. Solo tenía dos deberes y aún uno quedaba vacio. Con el cuál podría tener más poder.

Giró sobre si misma para poder encaminarse hasta la puerta y abrirla, dispuesta a dirigirse a los jardines pero alguien la sorprendió justo delante.
Su marido, recto y de pie frente a la puerta parecía no tener mucha prisa en llamar a la puerta, pero tampoco parecía del todo tranquilo.
Su vista pasó por todo él y viceversa, hasta que Lisa deslizó sus manos por la puerta, invitandolo a pasar.

—¿Estais bien? —sus ojos se movieron rápidamente, observandolo llegar hasta las cortinas y cerrandolas como pudo, siendo ayudado por una de las damas de compañía. Segundos después ambas damas se retiraron, dejando la sala completamente vacía con excepción de ellos dos.

—Siento que me observan, ¿y vos, os encontrais bien? —la pregunta fue devuelta a la emisora y la rubia entrelazó sus manos tras el vestido, sin contestar a su pregunta.

—¿Os observan? —preguntó, sentandose en uno de los cheslons y alzó su cabeza para poder tener una visión suya.

—Mirad que Versailles es grande, siento que hay ojos en todas partes.

—Deberiais relajaros, estoy segura de que habeis tenido un día agotador y estaría bien que os acostarais un rato. —El chico levantó su mirada hacia ella y relajó sus hombros.

—No quiero que volvais a abrir esas corti.

Ambos se giraron ante el estruendo que había producido la puerta al abrirse y observaron como dos jovenes, las cuales se quedaron en la puerta, rígidas, planteandose si salir corriendo o si disculparse y salir corriendo era una buena opción. La primera sería más factible.
Primera regla: nunca interrumpas una conversación entre  la realeza.

Lalisa giró su cuerpo para poder ver bien a quien había irrumpido y abrió sus ojos al encontrarse a sus damas de compañía.

—Perdonen, majestad, requieren su presencia inmediata en el despacho del rey.

Jungkook se levantó sin siquiera mirar atrás, preguntandose si esta vez sería el hecho de que no podía despreciar a la amante de su abuelo o si simplemente iban a cortarle la cabeza y evitar su lineaje. Pero una de las chicas la interrumpió antes de poder salir.

—Disculpe, majestad, pero no es vuestra presencia la requerida, sino la de vuestra esposa.

Ambos chocaron sus miradas sorprendidos y Lalisa se levantó, caminando hasta ellas confusa.

¿Su presencia? ¿Para qué? ¿Había hecho algo mal?

Caminó junto a ellas durnate un tiempo hasta llegar a la sala tras despedirse del chico y tocó a la puerta, oyendo el permiso para entrar, donde se encontraban el Rey y Baekhyung, ambos observandola. ¿Había metido la pata?

—¿Ha ocurrido algo, Majestad?

Sus pasos se aligeraron hasta una de las sillas frent al escritorio y se sentó frente a él. El rey parecía algo exhausto pero seguía manteniendo su postura, mientras que Baekhyung parecía más sereno y espabilado.

—No os preocupeis, solo quería tratar un tema no tan importante. Pero quería hacerlo con usted, porque conozco a mi nieto, y es cabezón como lo era su madre. — Seokjin se revolvió en su silla, balanceandose hacia delante y cogió una pluma, dandosela junto a un trozo de papel.

—¿Qué quiere que haga con esto, majestad?

—He recibido cartas de vuestra madre, Lalisa, donde me pedía explicitamente que envie uno de  los mejores médicos y amigo de la familia a hacerles a mi nieto y a usted una revisión. —Sus palabras fueron claras y sin rodeos—¿Hay algo que no sepa? ¿De lo que no se me ha informado?

Lalisa se tensó y recuperó la compostura, comenzando a morder su labio.

—Escuchad, no sé que narices les pasa a mi nieto y a usted, pero me hago mayor, tengo cierta edad, no voy a seguir en el trono por mucho más tiempo y necesito un heredero directo a la corona, Lalisa, ¿entiende lo que significa eso? Necesito saber que el linaje es seguro, porque aunque mi nieta vaya a dar a luz en semanas, aunque sea un varón no será heredero del trono. —El rey se levantó, cruzando sus manos y dirigió una mirada al chico que se encontraba de pies junto a él. —Haced lo que creais necesario, alteza, hacedle creer a mi nieto qur sois una de esas estúpidas cerraduras que tanto le gustan o yo que sé, algo, pero quiero que comprendais que no estaré aqui para siempre,  ¿entendeis?

La chica asintió, pasando notoriamente sus manos por su faldón y bajando su mirada a la mesa. ¿Y qué querían que hiciera ella? No tenía ningún superpoder, aunque consiguiera quedarse embarazada su cuñada daría  a luz antes que ella quisiera o no, aunque el bebé que llevara dentro no tuviera posibilidades de ascender al trono francés.

—Baekhyung—llamó Lisa, llamando la atención de ambos. —¿Qué pasará conmigo si no consigo brindarle un heredero? —preguntó sinceramente, sintiendo un pequeño pinchazo en el pecho. ¿Estaba a caso dando a entender que no podría cumplir su función de acostarse con su marido? —¿Seré la delfina de Francia o seré austriaca? — el rey ni siquiera se había molestado en escuchar su oregunta, ya que se encontraba dandole un lingotazo de licor a su garganta en esos momentos, por lo cual el chico cerró sus ojos, compadeciendose y se inclinó hacia delante.

—Sereis ambas cosas, alteza, nadie os hará daño, os lo prometo.

La chica suspiró, quitandose la presión del pecho y se levantó, observando por última vez tanto al rey como a su consejero y se retiró, desapareciendo por la puerta.
Seokjin se dió la vuelta, observando ahora al único que restaba a su lado y posó el vaso sobre la mesa, levantando su mano.

—Enviad a un médico a visitarlos mañana mismo—sentenció.

En cuanto Baekhyung abrió la puerta para retirarse, un último suspiro salió de la boca del rey.

—¿Qué narices les pasa a esa pareja?

+16|| 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗘 𝗔𝗡𝗧𝗢𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 <<마리 앙투아네트>> [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora