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El estruendo hizo que Lisa se levantara de golpe, abriendo sus ojos y su corazón latiendo a mil por hora, rozando la angustia. Por su cabeza solo pasaba que había sido eso, y cuando pensaba que habría sido Jungkook para salir de caza, se dió cuenta de que dormía por primera vez  a su lado tranquilamente, dejando que su pelo interfiriera en sus ojos.
Pero pronto él también abrió los ojos ante el segundo estruendo, observando los dos a alguien frente a ellos, el cuál los obligó a salir de la cama de la manera más formal posible, sin perder la compostura.

—Esto es absurdo, exijo una explicación. — protestó Jungkook por lo bajo, atrayendo la atención de Lisa y esta colocó la mano en su hombro, haciendole callar.
Ambos llegaron a uno de sus vestibulos principales dentro de sus aposentos y se quedaron clavados en el sitio, pasando la mirada por la gente que los observaba.

—Tranquilo, seguro que hay una explicación, es muy temprano, ni siquiera ha salido el Sol...— susurró Lisa, deslizando su mano de arriba abajo por su brazo, bajando para unir sus manos mientras observaban al camarero mayor llegar hasta sus pies, inclinandose rápidamente.

—Alteza

—Exijo una respuesta ha el por qué habeis decidio despertarnos tan temprano sin haber salido el alba todavía. —Habló el chico con voz firme, apretando sus manos.

Lisa enrredó sus dedos en torno a su mano, fortaleciendolo y observó a la corte tras el camarero mayor, observandolos constantemente.

—Hablad— exijió ahora la rubia, recibiendo la atenta mirada de este.

—Con mis condolencias os informo majestad, que el rey ha muerto.

La saliva se atragantó en el cuello de ambos, dejando sus manos sueltas. El caldero de agua fria cayó primero sobre el azabache, el cual dejó caer sus hombros, llevando sus ojos a una dimensión infinita, llena de tristeza y de miedo. Una oscuridad que muy temida había llegado, una oscuridad que podía prenderse en su interior y que acababa de recibir el aire necesario para prenderse, pero queria tratar de solventarla, no podía dejar que sus pensamientos interfirieran en su futuro.
Lalisa dejó su mano caer y dirigió su mirada a cada una de las personas en la sala tan solo con un camisón de fina tela blanca. ¿Si el rey había muerto...? Jungkook había dejado de ser el delfín de Francia en pocas horas y ahora su función era de representar a Francia como su rey y ella, como reina.
¿Cómo gobernarían el país? ¿Cómo Jungkook podría llevar las riendad si ni siquiera estaba listo para asistir a las reuniones de la cámara de los lores?
Esa se usaba lor cortesía, ¿pero qué le dirían si por error quisiera convocar a la cámara de los comunes, la cuál no se había convocado desde hacia 50 años?

Sus manos volvieron a unirse en un dulce y sutíl moviento, dandose la energía necesaria para recuperar  la compostura y regresando su seriedad al cuerpo.

—Jungkook—

—El rey ha desgraciadamente muerto, como la ley indica, su nieto y único sucesor deberá ocupar el trono en cuanto la muerte sea comunicada. —Comenzó el camarero, cortando a la chica.— larga vida al rey.

Las veinte personas que yacían detrás del mismo chico inclinaron sus cuerpos hacia delante, cerrando sus ojos y Jungkook sintió su mundo caerse encima. Rey.
Un mar profundo de gente se fue inclinando con el paso de su mirada y Lisa dejó que su boca se abriera ligeramente, sintiendose desfallecer. Asi que era verdad, su fin había comenzado.
Y su dolor, con ellos, fue aumentando en cuanto el azabache se permitió el lujo de arrodillarse en el suelo, extendiendo sus manos, tratando de comprender cuál era su futuro, que era lo que le deparaba, mientras que con tan solo una mirada Lisa lo observó hasta yacer a su lado, pasando su brazo por su espalda hasta llegar a su hombro. Un simple cálido abrazo, llegó al corazón del chico como el agraciado y cariñoso gesto que su madre llegaba  a mostrarle siempre que podía, llenandole de amor y confianza.

—Está bien, Jungkook, está bien. — tras susurrar, sus miradas se cruzaron rápidamente, bajando la vista hasta su cuello.

—No, nada está bien, ¿no lo ves? No puedo hacerlo...— le devolvió a modo de susurro, agarrando su mano. —Ni siquiera puedo prometerte que vaya a salir bien, Lisa.

—Entonces no me lo prometas, simplemente dejame prometertelo a ti...— su mano derecha encerró la del chico, envolviendolo en un cálido gesto, dedicandole una de las sonrisas más temerosas que Lisa podía dejar ver. Una en la que sabía que su promesa no sería del todo cierta, y que tampoco podía hacerlo.

Ambos pudieron descubrir su propio futuro. Y esa noche, Jungkook y Lisa se fueron a la cama como reyes de Francia.

+16|| 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗘 𝗔𝗡𝗧𝗢𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 <<마리 앙투아네트>> [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora