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—Escuchame— la rubia cerró sus ojos, agarrandose al cuello del chico y bajó sus caderas, hundiendose una vez más dentro de él. —Debemos buscar otro lugar más seguro para residir...

Jungkook cerró sus ojos también, frunciendo sus cejas y tiró de Lisa hacia un lado, ahora quedando encima de ella, dejando un beso en su clavícula.

—¿No te sientes segura en Versailles? — susurró Jungkook, bajando suavemente encima de ella y se hundió en ella una vez más.

—Este ya no es un sitio seguro para la familia — informó la rubia— no quiero que les pase nada a los niños, Jungkook...— su voz se fue apagando a medida que buscaba poner sus piernas sobre las ajenas.

Normalmente hablarian esto como personas normales, pero habian llegado a la conclusión de que no tenian mejor forma que hablar de eso durante el sexo.
Las manos del castaño buscaron el torso de la chica y comenzó a moverse rápidamente dentro de ella.

—¿Y dónde crees que la familia estaría segura?

—El palacio de Las Tullerías...— su voz se hizo un hilo y juntó sus labios con los suyos, abriendo poco después su boca para dejar que el castaño metiera su lengua dentro de su cavidad bucal.

—¿Quién te ha dicho semejante cosa?

—Lo he deducido yo sola...— susurró  llevando sus labios hasta su cuello.

—Está bien, cariño. — cedió el castaño indeciso. —no veo problema en ello. — Jungkook se echó suavemente sobre el cuerpo de la rubia y de un momento a otro entre besos salió de ella, causando un leve jadeo en esta y se echó a su lado.

—¿Cuánto crees que tardaremos?

—En una semana estarás más protegida que yo mismo te lo prometo, tú y los niños.

Ambos se sonrieron. Jungkook se lo había prometido, había jurado protección tanto a ella como a sus hijos y ahora se sentía más segura. Solo una semana más en aquel horrible palacio y todo habría acabado.

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Habían pasado cinco días desde la promesa del chico y la familia se encontraba cenando en el gran comedor principal. Tanto Lisa como Jungkook trataban de ignorar los gritos que provenían de afuera.
Una gran oleada de gente había decidido marchar a Versailles con la intención de recibir tanto pan como harina para poder alimentarse, pero ya no sabían como decir que la familia no disponía de esos bienes.
Uno de los niños se llevó el tenedor a la boca y giró su cabeza para poder observar a su padre, el cuál ni siquiera había movido la cabeza en toda la noche.
Un gran estruendo retumbó en toda la sala y Lisa giró su cabeza hacia la puerta. Su corazón no resistiría vivir otro día más con miedo y él lo sabía. Las puertas fueron abiertas y Lisa se levantó, provocando que todos hicieran lo mismo menos Eunb.
Lisa caminó hasta su silla y la cogió en brazos.
Tres de los guardias dejaron la habitación y se apresuraron en desparecer por el pasillo en cuanto otro cristal fue oido romper y Lisa observó la gran ventana, dejando a la niña en el suelo, cogiendo la mano de su padre.
Siendo de noche lo único que se alreciaba eran las antorchas encendidas entre la multitud y los grandes utensilios de agricultura que la gente cargaba como armas.

—Lisa, cariño, no creo que sea buena idea que te acerques.  — la rubia giró su cabeza hacia él una vez más y se dió la vuelta para abrir las grandes ventanas, llamando la atención de todos los presentes.
Comenzó a caminar en el gran balcón y observó a la gran multitud, esperando por ella.
Todos se callaron cuando Lisa llegó hasta la barandilla y se apoyó en ella, descendiendo hasta dejar una linea recta entre sus hombros y su cabeza, arrodillandose ante ellos.
Por un lapso de un minuto el pueblo francés miró a la reina, pensando que quizás tuviera razón, pero en cuanto Lisa levantó la cabeza y los observó desde el balcón, los gritos que habían cesado volvieron a ser oidos y entrando de nuevo al salón alguien entró la puerta.

—Exijo saber que es todo esto. —ordenó Jungkook, viendo entrar a diez guardias al salón y Lisa cargó a su hijo, Jungkook, el cuál se había puesto a llorar.

—Majestad, un grupo de mujeres a logrado entrar en palacio, y vienen a matar a la reina, asique por su seguridad les debo sugerir que no salgan de esta estancia.
Jungkook y Lisa giraron sus miradas segundos más tarde. El niño había dejado de llorar y ambos se encontraban inquietos. Llevaban en esa sala por lo menos tres horas.

—Lisa nadie va a matarte, te lo prometí. — aseguró Jungkook, sentandose a su lado.

—Ese grupo está en el mismo palacio, y ahn entrado para matarme y probablemente a ti también. —explicó Lisa. —Y no quiero morir, Jungkook. — la rubia apretósu mano contra su vestido y el  castaño bajósu cabeza, tomando su otra mano.

—Lo siento muchisimo, Lili.

—¿Por qué? — Ambos levantaron cabeza segundos más tarde y Jungkook apretó sus manos.

—Nunca estuve preparado para reinar, he puesto en peligro a nuestra familia.

—Eh, Nayeon y Jackson están en uno de los pueblos cercanos a Marbella y el niño está bien, no volverán hasta que esto haya acabado y ten por seguro que no permitiré que les hagan nada a nuestros hijos. — Jungkook asintió, volviendo a agachar la cabeza. — Nadie va a matar a nadie, Jungkook, mañana partiremos a París. El palacio de las Tullerias es seguro, y según el capitán Jung podrán tenernos más controlados ahi, no hay de qué preocuparse, ¿vale? — Lisa sonrió, moviendo su mano dentro de la suya y la apretó más fuerte, llevando la vista hasta sus hijos, los cuales estaban sentados en el suelo.

—Jungkook, sientate con tu hermana, eso es— asintió al verle sentarse y apoyósu cabeza en el hombro del chico rendida.
Ahora ya no estaba segura de que oasaría, porque una semana atrás estaban a salvo; o eso creían, y  ahora ni siquiera podían salir de su casa.
Justo en ese mismo momento se oyó la última bala de la noche.

+16|| 𝗠𝗔𝗥𝗜𝗘 𝗔𝗡𝗧𝗢𝗜𝗡𝗘𝗧𝗧𝗘 <<마리 앙투아네트>> [LISKOOK] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora