CAPÍTULO 31

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Mike y yo nos miramos sin comprender nada. La persona que había allí la conocíamos pero tanto su aspecto como su carácter había cambiado. Supuse que era él quién nos reclamaba.

— Bueno, ¿me ayudáis, por favor? —Mike y yo fuimos a desatarle, aunque algo me decía que no era buena idea hacerlo. Algo andaba mal, me concentré mucho en sus pensamientos, normalmente si lo hacía podía conseguir algo, un frase o una palabra, pero en él era diferente no podía hacer nada, era como oír el aire que entra en una habitación. Cuando Mike se acercó a desatarle, le cogí del brazo parándole.

— Mike, no creo que sea buena idea...

— ¡Oh vamos! —protestó Dani— solo con desatar una me sobra, las otras puedo yo solo, va —lo desatamos y no pasó nada, Dani estaba tranquilo, sorprendentemente normal, como no lo había visto nunca.

— Te vimos morir, tenías un agujero de bala en la cabeza.

— No sé qué me pasó, no era una bala no sé qué era exactamente. Lo único que recuerdo es despertarme en mi habitación sin saber cómo había llegado allí, no recordaba nada de los meses anteriores con vosotros. Cuando bajé mi madre se desmayó y hasta que no vi el calendario no descubrí lo que pasaba. Fui al médico pero no conseguía recordar, hasta que una noche comencé a soñar, bueno a recordar...no sé cómo llamarlo. No me reconocía a mí mismo, recordaba haber hecho todo eso pero no era algo propio de mí, por cierto siento lo que te hice Ayla, no sé por qué la tomé contigo, sigo maldiciéndome por aquello.

— No pasa nada Dani, continua.

— Recuerdo ver a Marina en el bosque con la pistola y recuerdo el tiro y caer al suelo después solo oí otro disparo y me desperté.

— Vaya...—dije— ¿Y cómo llegaste aquí?

— Una noche simplemente me acosté y cuando desperté estaba aquí. Una mujer y un hombre no paraban de ponerme inyecciones y yo no paraba de...—Dani se quedó quieto con la mirada perdida y sin moverse.

— Dani, ¿estás bien? —dijo Mike. No respondió pero entonces él puso los ojos en blanco y se calló en la camilla convulsionándose.

— ¡Dani! —gritó Mike cogiéndolo para pararlo.

— ¿Qué le pasa? —dije yo histérica.

— No lo sé —respondió Mike mientras intentaba pararlo— ¡Dani! — lo sacudió entonces se paró y se quedó mirando a Mike. Después se levantó y se quedó parado observándole. De repente le cogió del cuello y lo estampó en la pared, Mike calló al suelo dolorido. Después avanzó hacia él y le volvió a coger por el cuello apretando contra la pared. La cara de Mike, se volvía roja, le estaba ahogando.

— ¡Dani! ¡Para! ¿¡Qué demonios haces!? ¡le estás ahogando! —grité. Entonces intenté con todas mis fuerzas apartarlo pero no pude, comencé a golpearle para que le soltara, pero era demasiado fuerte y con la otra mano me empujó estrellándome contra la pared. Inesperadamente Cysa entró por la puerta con dos hombres que cogieron a Dani y le ataron después le volvieron a tumbar en la camilla mientras él se resistía. Mike estaba en el suelo desmayado y a mí me sangraba la cabeza.

— Llévalo a la enfermería —dijo Cysa a un tercer guardia que entraba por la puerta. Después me llevó a su despacho y me dijo que me sentara en su silla, se fue y cuando volvió llevaba un botiquín.

— ¿Se puede saber que hacíais ahí? —dijo Cysa mientras curaba la herida con un algodón impregnado en agua oxigenada.

— Oíamos gritos y seguimos el ruido.

AYLA © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora