CAPÍTULO 16

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— Cysa quería ocultar su identidad, por eso se cambió el nombre, para protegeros. No nos contó mucho sobre vosotros. Dijo que era mejor así. Sólo nos dijo que erais pocos y que os perseguían, ella os puso los nombres, os encontró cuando erais recién nacidos. También me contó que el colgante que llevas te protegía. Sé que has ido a buscarlo. Yo he movido cielo y tierra para encontrarlo.

— ¿Sabíais porque me puse enferma verdad? —pregunté.

— Si cielo, lo sabíamos. Pero no queríamos preocuparte. Intenté contactar con Cysa, pero no la he podido encontrar. Cuando vi que llevabas el colgante en el hospital supe que lo habías descubierto. ¿Ese chico es como tú verdad?

— Sí, me ayudo a buscarlo. Hemos encontrado a mi hermano, lo tenía él. Quería que fuera hacia él. Estaba escondido.

— Siento mucho todo esto cielo, no quería ponerte en peligro.

— Te entiendo.

— Mamá, ¿Por qué no recuerdo nada de eso? —pregunté.

— Cysa vio que eras muy impulsiva y eso podría ser un peligro para ti. Podrías descubrirte delante de la gente al igual que los demás. Así que puso algo en los colgantes que hizo que olvidaras todo sobre tus dones, tu hermano y la agencia.

— Entiendo...

Más tarde me marché a mi habitación y reflexioné sobre aquello. Mi madre sabía que era diferente desde el principio, sabía que era diferente a los demás. Desde el comienzo de mi existencia tenía cualidades diferentes, no era algo que había aparecido en mi vida sin más, simplemente nací así y eso era lo que me preocupaba— ¿Quiénes somos? —pensé. Me veía a mí misma como un monstruo extraño de un lugar aún sin descubrir.

Hace unos meses me habrían contado esto y me habría reído, hace unos meses era una adolescente normal, con problemas normales típicos de la edad, y en solo ese tiempo, mi vida se había descolocado, como un puzle que antes estaba completo y ahora sus piezas no encajaban. Mi madre no era mi madre, mi vida no era lo que yo creía y tenía un hermano mellizo con el cuál vine de un lugar desconocido. Mi cabeza era un caos y había demasiadas cosas sin resolver, por eso decidí llamar a Mike, para contárselo. Cogí el teléfono y marqué su número, sonó tres veces y después descolgó.

— Buenas Ayla ¿Qué pasa? ¿Por qué me has llamado?

— Mike, es verdad —contesté.

— ¿Es verdad él que?

— Eric es mi hermano, y soy adoptada, he encontrado el certificado de adopción, no me lo puedo creer. He hablado con mi madre, me lo ha explicado todo —mi voz sonaba triste al igual que sorprendida.

— Espera, ¿En serio? ¿Y qué te ha dicho? —Mike parecía más sorprendido de lo que yo lo estaba.

— Sí en serio. Pues muchas cosas, pero mi madre sabe lo que puedo hacer, o podía, pero no le he dicho que me ha vuelto a pasar.

— Un momento, ¿Eso significa que yo también soy adoptado? —era difícil que te den la noticia de que todo lo que eres es mentira y Mike parecía no querer comprenderlo.

— Sí Mike, tenemos que quedar con Eric, tenemos que averiguarlo todo de una vez por todas — contesté. Estaba cansada de tanto misterio.

— Están bien, iremos entonces.

El viernes hicimos el plan previsto, le dije a mi madre que saldría a dar una vuelta y después quedé con Mike. De camino Mike y yo casi no hablábamos, estábamos tan nerviosos que apenas pronunciábamos palabra. Después de un largo rato callados, decidí romper el silencio.

AYLA © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora