CAPÍTULO 23 : Dani

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Estaba tumbado en una camilla, tanto mis brazos como mis piernas estaban atadas, no podía moverme, tampoco podía mover la cabeza.

— ¡Socorro! — dije intentando moverme— ¡Ayuda!

— Nadie te va oír así que para de gritar —dijo la voz de una mujer a través de una cabina. No paraba de moverme, o al menos intentarlo así que sea lo que sea lo que estuvieran haciendo, no podrían— para, estate quieto.

— Ni de coña, ¡Soltadme! —chillé.

— Barry duérmelo —entonces alguien entró y me inyectó un calmante. Cuando volví a despertar alguien estaba hablando, y yo había tenido un escáner cerebral.

— Tiene la misma estructura cerebral, aquí está la glándula que provoca su poder ¿Cuál es la habilidad del sujeto masculino? —preguntó un hombre.

— Aún no la ha manifestado — respondió una mujer. "— ¿Sujeto?" "¿No nos consideran humanos?"— pensé.

— Llevadlo a la cabina 3 —ordenó el hombre. Fuera lo que fuera la cabina 3 no me sugería nada bueno. Entonces dos hombres vestidos de negro, me desabrocharon y me cogieron de ambos brazos llevándome a algún lugar, mientras yo forcejeaba. Me percaté de que no llevaba mi ropa puesta, si no ropa de hospital.

"¿Acaso era un enfermo?".

Llegamos al lugar y era un sitio forrado de pies a cabeza de un material acolchado y la puerta la cerraron herméticamente. No llevaba ni un minuto ahí metido, cuando una especie de gas salió de algún lugar.

No sé de qué estaba hecho, me tapé la nariz pero no servía de nada, el gas entró en mis pulmones y una vez allí notaba que se esparcía por todo mi cuerpo abrasándome como si fuera fuego, chillé a más no poder.

Desesperadamente intenté abrir la puerta pero era inútil y entonces el gas llegó a mi cerebro y comencé a marearme, me abrasaba la cabeza y me estaba ahogando. De repente la sala se hizo enorme, lo que apenas ocupaba unos cuantos metros cuadrados ahora eran hectáreas. Comencé a andar desconcertado y a pensar, y cada cosa que pasaba por mi mente, sin apenas centrarme en ella aparecía sin más y no solo objetos, también imágenes, situaciones. Todas eran situaciones de mi vida, entonces sucedió algo inesperado. Estaba en un coche, conducía mi padre.

— Papá —dije— Papá — volví a decir pero él no me decía nada simplemente conducía. Entonces mi padre, sacó el móvil y se puso a mirarlo. Miré a la carretera y descubrí que mi padre se había desviado e iba en dirección contraria— ¡Papá! — chillé. Mi padre volvió a poner la vista en la carretera y dio un volantazo pero era inútil y el sonido del camión era ensordecedor— ¡No! — chillé— ¡No! —entonces el coche chocó.

De repente volvía a estar en la sala tal y como estaba antes. Era imposible, yo no había estado allí en el accidente, no podría recordarlo, no estaba allí. Me arrodillé y sujeté la cabeza entre mis brazos y comencé a llorar.

¿Qué me están haciendo? —pensé.

— Ya está preparado, llevarlo a electroshock —ordenó otra vez el hombre. Sabía que lo que me esperaba era peor. Entraron en la sala los mismos hombres y me volvieron a llevar a otra. Esta vez había una camilla y encima de está una serie de pantallas, al lado había una máquina que conectaba a una especie de cascos para la cabeza.

Me tumbaron encendieron la máquina y las pantallas y me pusieron esa especie de cascos sobre mis sienes. Me volvieron a atar de nuevo y una serie de imágenes pasaban por las pantallas. Cada vez que aparecían, notaba que mi cabeza trabajaba para hacerlas aparecer, era casi imposible hacerlo parar, notaba como una especie de máquina con engranajes en el interior, sabía que iba aparecer algo pronto.

AYLA © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora