No sé qué me da más pena: haber mojado a Adrián o haber dormido con él. Paso una eternidad encerrada en mi cuarto, haciéndome la que busco una toalla para secarlo, pero no me atrevo a salir y darle la cara.
Si pudiera recordar los detalles de lo que pasó anoche, probablemente sentiría menos vergüenza y más satisfacción personal. Aunque la culpa estaría en niveles descomunales.
Adrián y yo siempre nos entendimos bien en la cama. Demasiado bien. Él es un amante apasionado, considerado, cariñoso, creativo, tierno y, a veces, un poco salvaje. Solo lo suficiente como para tener a cualquier mujer satisfecha. Y bueno, durante dos años a su lado nunca pensé en otro hombre, ni siquiera en algún famoso de esos que suelen aparecer en las fantasías femeninas. Él era suficiente para mí.
Malditas lagunas etílicas.
—Espero que no me vaya a resfriar con toda esa agua fría en mi cara. Aunque servirá para bajar la inflamación. —Adrián usa un tono muy amigable para decir esto desde afuera de mi cuarto y, tal vez, para que deje de perder el tiempo y le ayude a secarse.
Salgo a su encuentro y le entrego la primera toalla que encuentro.
—De verdad, estoy muy apenada... Aunque... te lo mereces por aprovecharte de mí mientras estaba ebria —digo casi sin pensar mientras él se seca el rostro, aunque ya casi se secó a temperatura ambiente. Y decir eso en Bogotá sí es mucho. Tal vez estuve encerrada en mi cuarto más de lo que debía.
—¿Aprovecharme? Lo siento, pero no pensé que un beso...
—¿Un beso? Un beso no es nada, hablo de... lo demás.
—¿Lo demás? ¿Llevarte un Alka-setzer y ayudarte a recostar en la cama es aprovecharse de ti? Wow, mujer, pues ni me imagino lo que será llegar a segunda base... —ríe.
—¿Qué? Nosotros no hicimos... no nos...
—¡No, por Dios! ¡No suelo tener sexo con mujeres inconscientes!
«Ahora sí quiero morir de la vergüenza»
—¿No pasó... nada entre nosotros? —pregunto sintiendo calor en la cara y escalofríos en el resto del cuerpo.
—Nos besamos... pero te enfermaste y pasaste mucho tiempo en el baño. Cuando fui a revisar si estabas bien, resulta que te habías quedado dormida. Te traje hasta la cama y dormí en el sofá, para cuidarte en caso de que necesitaras algo. Nunca es bueno dejar solo a alguien tan borracho.
Esa historia tiene mucha más lógica que la que yo estaba inventando en mi cabeza. Adrián siempre ha sido un caballero. Lo más probable es que haya superado lo nuestro hace mucho, y que anoche solo estuviera en mi apartamento haciendo las veces de "buen amigo". Aunque dijo que nos besamos. Me gustaría recordar ese beso.
—Lamento haber confundido las cosas. Es que... al verte acá, y sin camisa... pensé...
—Lo de la camisa fue porque tenía un fuerte olor a vómito después de que la limpié un poco. Tuve que lavarla con un montón de jabón y ahora debe estar empapada.
—¡Dios santo! ¿Tan borracho estabas? ¿Y así condujiste?
—No era mi vómito, era el tuyo.
—¡Ay, no! ¡¿Te vomité encima?! ¡Lo siento muchísimo!
—Lo sé, pero eso no importa. Aunque, bueno... No sé si tienes una camiseta muy grande que me prestes... Está haciendo algo de frío.
Me siento muy apenada por no haberle ofrecido algo para arroparse, aunque si debo confesarlo, me gusta mucho más esta vista.
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Doce estúpidos meses
ChickLit¿Y si toda tu carrera dependiera de que tus guapos exnovios posaran para tu calendario? *HISTORIA DESTACADA DE FEBRERO 2021 POR EL PERFIL OFICIAL DE HUMOR* Scarlett sueña con convertirse en fotógrafa, y no dejará que nada ni nadie se interponga en s...