—¿Escuchaste eso? —le pregunto a Óliver, quien con sus labios acaricia la piel de mi cuello, mi pecho y va bajando cada vez más.
—No es nada...
Tiene razón. Tal vez fue algún borracho tropezando o algo así. Vuelvo a concentrarme en lo que hace su boca para dejarme llevar por completo, pero suena un nuevo golpe y me parece escuchar voces.
—No me puedes decir que eso no es nada —afirmo alarmada.
Mi vecino suspira y se separa de mi pecho para mirarme a los ojos.
—¿Si vamos a ver qué pasa podremos volver a concentrarnos? Trato de hacer algo aquí...
—Lo siento... pero sí, así estaré más tranquila.
Nos levantamos de la cama, acomodamos un poco nuestra ropa y abrimos la puerta. La escena es más que extraña. Álvaro está tirado en el piso, con sangre en su boca, y Adrián se encuentra recostado en la pared frente a mi cuarto.
—¿Qué está pasando?
—¡El imbécil de tu novio me reventó la boca! —grita Álvaro.
—¿Adrián? —Volteo a mirarlo totalmente anonadada. Nunca había visto su expresión; una mezcla de furia, vergüenza y arrepentimiento—. ¿Qué pasó?
—No... no sé... yo...
—¡Se me tiró encima como un animal!
—Tú cállate. Óliver, ¿puedes ayudarlo a ponerse de pie?
Óliver me hace caso y extiende su mano al pedazo de idiota sangrante que aún está tirado en el piso.
—Adrián... ¿Qué fue lo que pasó?
Balbucea algo que no logro entender y me doy cuenta de que está ebrio. Ambos lo están.
—¡No te va a decir nada porque ni siquiera sabe por qué me atacó! —me grita Álvaro.
—Bueno, ya basta. Debería irse a su cuarto —dice Óliver molesto.
—¿Y Míster Músculo por qué se mete?
—No le digas así —susurro entre dientes.
—¿Pero no le has visto los músculos? Si este me da un puño me manda a usar caja dental.
—Pues no me tiente, entonces.
—No le hagas caso, Óliver. Si en sano juicio es pendejo, imagínatelo ebrio.
—¿Qué vas a hacer? —murmura Óliver en mi oído—. Ambos están muy mal, y si los dejas aquí seguro se matan.
—Lo sé...
—Si quieres me llevo al mueco mientras tú hablas con el otro.
Me quedo mirándolo por unos segundos, apreciando lo maravilloso que es. ¿O lo ingenuo? ¿No se ha dado cuenta de que en todos estos días he tenido más contacto con Adrián que con cualquier otro novio? Trato de sacar esas ideas de mi cabeza pues no quiero llegar a pensar que no le importo ni un poquito a Óliver, pero no puedo ignorar que no cualquiera se ofrecería a ayudarme en un lío como este. Acaricio con suavidad su mejilla, ¡Dios, cuánto me pesa que volvamos a ser interrumpidos! Jamás pensé que usaría el método de planificación coitus interruptus a la fuerza.
—Gracias —le digo suavemente mientras él sonríe.
Luego se acerca a Álvaro y le agarra el bíceps.
—¿Cuál es su cuarto? —le pregunta.
—Necesito hablar primero con Scarrrrr —enfatiza la "R" y de un jalón suelta su brazo de Óliver.

ESTÁS LEYENDO
Doce estúpidos meses
Literatura Kobieca¿Y si toda tu carrera dependiera de que tus guapos exnovios posaran para tu calendario? *HISTORIA DESTACADA DE FEBRERO 2021 POR EL PERFIL OFICIAL DE HUMOR* Scarlett sueña con convertirse en fotógrafa, y no dejará que nada ni nadie se interponga en s...