—Soy tu vecino.
¿Vecino? Es cierto que su cara en un principio me pareció familiar, pero nunca habría pensado que lo he visto cerca de mi casa.
—¿Vives en mi edificio? No te había visto nunca. Espera... ¿Eres el recién casado que acabó de mudarse al apartamento del segundo piso? Porque si es así... —Me levanto lentamente de la silla—. Prefiero no estar tomándome una cerveza con un hombre casado.
Suelta una carcajada.
—No, no soy tu vecino casado y probablemente adúltero. Vivo en el edificio de enfrente. Siéntate por favor.
Óliver —así me dijo que se llama— toma un sorbo de su cerveza mientras regreso a mi lugar y no dejo de verlo extrañada.
—Disculpa si te sientes nerviosa —continúa—, te explicaré cómo te conozco. Hace unos días, mejor dicho, unas noches, mi vecina de enfrente y otra mujer, se emborracharon y empezaron a gritarle por la ventana a un tal... Álvaro, creo que se llamaba...
«Dios... Creo que ya sé por dónde va esto» Aunque muero de vergüenza, me tranquilizo un poco.
—...Entonces mi hermano dijo conocerla, y me insistió para que fuéramos a su apartamento a verificar que no se ahogara con su propio vómito.
—¿Cómo se llama tu hermano? —No soy muy buena vecina que digamos. Al único que identifico es a don Valentino, el viudo que vive peleando con los gatos de la cuadra.
—Samuel.
—No conozco a ningún Samuel... —Entrecierro mis ojos automáticamente.
—Bueno, para eso no tengo explicación. Él dijo que te conocía, y efectivamente sabía tu nombre. Por eso lo acompañé a tu apartamento, aunque tuvimos que sobornar al portero para que nos dejara pasar... No, pero no me mires así. El señor cerró la portería del edificio y nos acompañó hasta el apartamento, estuvo parado en la puerta todo el tiempo mientras nos encargábamos de recoger un poco el desorden, y ver si necesitaban algo.
—¿En serio? No me acuerdo de nada...
—¿Ni de que empujaste al portero para que nos dejara solos porque pensaste que éramos strippers?
Me.quiero.morir. Toda la sangre de mi cuerpo se acumula en mis mejillas y siento como me abandona mí respiración.
—Pero no te preocupes, no es lo peor que he visto hacer a alguien despechado. —Óliver se ríe.
—Pues no, gracias a Dios no me acuerdo de nada. Aunque ahora entiendo por qué el portero me ha estado mirando tan raro últimamente... Creo que debe pensar que soy una libertina que contrata puro stripper...
—Pues no creo que eso le moleste. Es más, nos preguntó si éramos strippers y nos pidió una tarjeta.
Ambos nos reímos con fuerza, y aunque sigo sin acordarme del tal Samuel, el miedo se me va quitando un poco. Estamos en un sitio lleno de gente, y si me dan ganas de ir al baño, me llevaré conmigo la cerveza.
—Bueno, y... ¿Cómo sigues? —pregunta Óliver con un gesto algo tímido—. ¿Ya lo superaste? A tu ex, obvio.
«¿A cuál de todos?»
—Pues... Sí. Podría decir que sí. ¿Y tú tienes novia? —Mejor cambiar de tema.
—No, desde hace mucho pertenezco al gremio de los solteros. Mi trabajo me impide tener relaciones normales. —Óliver toma un sorbo de su cerveza y algo de la espuma queda sobre sus labios. Tengo que levantar mi mirada hacia sus ojos para no estar toda embobada por aquél rastro sexi de espuma de mi vecino.
![](https://img.wattpad.com/cover/187203335-288-k109298.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Doce estúpidos meses
Literatura Feminina¿Y si toda tu carrera dependiera de que tus guapos exnovios posaran para tu calendario? *HISTORIA DESTACADA DE FEBRERO 2021 POR EL PERFIL OFICIAL DE HUMOR* Scarlett sueña con convertirse en fotógrafa, y no dejará que nada ni nadie se interponga en s...