—¿Y estás nerviosa por volverlo a ver? —Laura se va todo el camino haciéndome preguntas por el estilo. Parece que haber tenido una relación con un famoso es como haber sido secuestrada por extraterrestres.
—Pues... parece que estás más nerviosa tú.
Suelta una sonora risa que me contagia. El tráfico no está muy pesado a esta hora, y vamos con harto tiempo para encontrar un buen lugar en el parqueadero. Gracias a las boletas V.I.P. la logística de entrada al concierto será mucho más fácil.
—Ay, amiga. ¡Es que no puedo creer que vaya a conocer al triplepapasito de Mau Bech! En serio te odio por no haberme contado antes esto. Eres una camandulera.
—¿Una qué? ¿Qué es eso?
—Búscalo en Google.
—Mmm, pues lo haré. Pero no ahora porque me estrello —respondo en broma.
—Pero, Scar, volviendo al tema importante, tengo una pregunta más...
—No me sorprende.
—¿Cómo es Mau... en la cama? O sea, ¿es dulce? ¿romántico? ¿la tiene grande?
—¡Laura! —grito. No puedo creer que me esté preguntando esas cosas—. Eso no tiene importancia. Es nuestra intimidad...
Giro mi cabeza para ver a mi amiga, quien hace un gesto de desilusión. Luego agrego:
—Pero sí. La tiene gigante.
Nuestras risas inundan el auto y cuando nos reponemos del ataque, veo que el tráfico se pone más lento. Nos acercamos al parqueadero del Movistar Arena y empiezo a temer que por mucha antelación que tengamos, no alcanzaremos a encontrar un buen puesto.
—Ay, nunca he tenido un novio así... tamaño XL. —Laura abre la ventana y en su voz escucho algo de decepción, aunque en el fondo creo que lo dice por molestar—. Siempre me les he tenido que aguantar sus pendejadas a un montón de pitoscortos. Para eso mejor me quedo soltera.
—No te pierdes de mucho. Mira, a riesgo de sonar algo zorra... te doy mi sincera opinión. Teniendo una experiencia de doce hombres... bueno, trece; puedo decirte que el tamaño no es importante. Los mejores amantes son quienes se preocupan por ti, son tiernos, cariñosos y mezclan el romance con algo de locura y perversión, pero sin exagerar. A veces los que la tienen grande, se creen actores porno, con guarradas incluidas y todo.
—Oh... —Laura me escucha atentamente, como si estuviera dándole una clase—. Pero debe ser divertido sentirse como una estrella porno de vez en cuando, ¿no?
—¡Amiga! No te conocía esos deseos reprimidos...
—No son reprimidos, solo no son realizados... aún.
Ambas reímos y al fin podemos entrar al parqueadero. Después de encontrar un lugar más o menos aceptable, ni muy lejos de la entrada al estadio ni muy cerca a la salida del parqueadero, nos acercamos a una puerta donde hay ya muchas chicas haciendo fila y un guarda de seguridad prestándoles atención para que no se fueran a pasar de vivas.
Según un mensaje que me envió enviado Mau en la mañana, tengo que mostrar las entradas en la puerta que diga V.I.P. para que me dejen pasar sin tener que hacer fila.
—Buenas tardes, disculpe, tenemos estas entradas pero no sabemos por dónde debemos ingresar ni si ya lo podemos hacer... —le pregunto al guarda, quien al principio me mira como si le oliera feo.
El hombre es gigante. Tiene una tupida barba y una panza que sobresale de su cuerpo musculoso. Mi amiga no puede dejar de verle los brazos. Solo le falta chorrear la baba. ¡Qué vergüenza! Le pego un codazo para que disimule, mientras el gigante musculoso revisa la autenticidad de las entradas, y el resto de chicas en la fila nos grita cosas creyendo que queremos colarnos.
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Doce estúpidos meses
Romanzi rosa / ChickLit¿Y si toda tu carrera dependiera de que tus guapos exnovios posaran para tu calendario? *HISTORIA DESTACADA DE FEBRERO 2021 POR EL PERFIL OFICIAL DE HUMOR* Scarlett sueña con convertirse en fotógrafa, y no dejará que nada ni nadie se interponga en s...