Estoy en el asiento del copiloto, a toda velocidad por la carretera.
Alguien está hablandome pero no puedo distinguir su voz.
—No puedo entender, porque es tan terco— dice la voz de una mujer, en tono molesto— simplemente no puedo.
Sigo mirando hacia delante, aún no me volteo a ver quien es.
—Él se destruirá— esta vez hablo yo— por esa obsesión.
Siento como se voltea hacía mí y se queda mirandome fijamente.
—Tú puedes ayudarlo— me dice la voz— sé cuanto lo amas, Sam.
Iba a responder pero, la luz de un camión, se presipita hacía nosotras, y justo cuando iba a mirarla, para gritarle que mire hacía delante, giró su rostro y sólo pude sentir el impacto contra nosotras.
Me levanto agitada, mirando a mi alrederor, con un sudor recorriendo mi frente.
¿Qué fué todo aquello? ¿Qué sueño era ese? ¿Fué un sueño?
Pareció muy real, creí que moririá si no despertaba.
Trato de nivelar mi respitación, y paso mi mano por mi frente, tratanto de quitar un poco el sudor.
Cierro mis ojos respirando profundamente.
Luego de unos segundos, pienso que es mejor levantarme, así que me ducho, me visto y luego bajo a desayunar.
Cuando llego al comedor, ya mis padres están sentados como siempre; taza de café, periódico y tablet en mano.
—Buenos días— digo, provocando que estos suban la cabeza.
—Buenos días— dicen al unisimo.
Le doy un beso y un abrazo a cada uno.
—¿Cómo les fué anoche?— pregunta mamá.
—Todo bien— respondo, decido que es mejor no hablarles de la pelea con George, no quisiera preocuparlos.
Ella sonríe y toma mi mano por encima de la mesa, la aprieta suavemente.
—Nos alegra cariño, nos alegra mucho que estés aquí.
Sonrío.
Este es mi hogar, aquí tengo todo lo que puedo desear, mi familia, amigos, hasta animales...
—Oh por Dios— digo sorprendida al recordar.
—¿Qué pasa cariño?— pregunta papá mirándome extrañado.
—Eros— digo mirándolo a los ojos— no puedo creer que lo haya olvidado.
Eros es mi caballo, lo tengo desde que era pequeño, apenas un potro. Fué un regalo de papá cuando cumplí los 10 años.
Papá sonríe.
—Pensé que ya lo habías visto.
Y la verdad es que Grace y yo estuvimos todo el día en el rancho y yo no me había acordado de mi propio caballo.
¿En qué clase de dueña me convierte eso?
—Iré a verlo— digo levantándome del asiento— pediré que lo ensillen para dar una vuelta.
—Ey— me detiene mamá— aún no haz desayunado, cuando lo hagas irás a verlo.
—Pero mamá...— intento protestar como una niña pequeña y ella me corta.
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Amor Sin Rodeos© (✔️)
Novela Juvenil(Editando) Samatha llega a su ciudad natal de vacaciones y no recuerda muchas cosas de su pasado, un accidente le ha hecho que olvide algunos pequeños detalles. Todo vuelve a atormentarla cuando el chico de los ojos grises parece que tiene algo que...