Capítulo 21

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Miro la tarjeta entre mis manos mientras leo el nombre, y el logo de esta:

—Estaciónes de combustibles Hudson, prueba calidad y confianza.

Escucho a tía Marie bufar a mi lado, mientras me la quita.

—Patrañas— dice.

Estamos todos reunidos en el sofá después de haber cenado.

Menos Grace, habló algo de ir al club, o eso creo.

Miro a papá mientras se levanta del sofá.

—Bueno, ya nuestra decisión está tomada— dice— ¿Sam, puedes llamarlos y decírsela? Así evitamos que vuelvan.

Miro a mamá y luego a tía Marie.

¿Por qué yo?

—Él te dió la tarjeta, así que tendrás que hacerlo tú— dice tía Marie escogiendose de hombros, respondiendo a mí pregunta silenciosa.

Suspiro y asiento. Mamá se levanta bostezando.

—Ya lo hará mañana— dice— es hora de descansar.

Con esto todos se dispersan, pero yo me quedo dónde estoy mirando el vacío.

Ni siquira le he dicho a mis padres que me queda poco tiempo con ellos y...

Jared.

Dios, lo extraño como loca, quisiera volver el tiempo y no ser tan intrusa en el momento que decidí tomar ese álbum e inmiscuirme en su vida privada.

Pero si no hubiera sido de esa manera, no hubiera sabido un poco del pasado, de mi pasado después del accidente.

Me levanto del sofá y salgo de la casa. Me caería bien hacerle una visita a Eros, así que decido caminar rumbo a los establos.

A estás horas de la noche ya no hay trabajadores cerca por lo que, dejan los caballos todos en su cuadra. Úbico a Eros el cuál, está en la cuadra número ocho y me acerco hacía él.

—Hola campeón— digo acariciando su nariz— ¿cómo haz estado eh?

Lo sigo acariciando, mientras pienso que, desde que fuí con Jared al río la última vez, lo he tenido muy abandonado, es bueno pasar tiempo con él antes de irme, para que no olvide quién soy...

Escucho un ruido en la puerta y miro hacía ella. Mi corazón se acelera con mucha rápidez cuando veo a Jared cruzar por ella y viniendo hacía donde estoy.

Tengo que respirar profundo para controlar los latidos de mi traicionero corazón, porque cuando siento su presencia y miro esos hermosos ojos grises olvido todo a mi alrededor y sólo quiero correr a sus brazos.

—Quieras o no vas a escucharme— dice mirandome a los ojos— porque estoy harto de esta situación, de tenerte cerca pero a la vez tan lejos.

Bufo y dejo de mirarlo para mirar a Eros.

—Yo siempre he estado dispuesta a escuchar, el que no quiere hablar eres tú— digo a la defensiva.

Él ladea la cabeza buscando mis ojos y no me queda más remedio que mirarlo a la cara.

—¿Como el otro día?— pregunta con ironía— que te fuiste, renuente a escucharme.

—¿Qué querías que hiciera?— pregunto reaccionando a eso y frunciendo las cejas— ¿qué me quedara y tomaramos café, para seguir viendo como me ocultabas las cosas en mi propia cara?

Suspira exasperado.

—Se me olvidaba que siempre sacas conclusiones premeditadas.

—Claro, el que me mejor me conoce ¿no?— digo sonriendo con ironía— desde pequeños, y hasta casí hablarle a mis padres de lo nuestro.

Amor Sin Rodeos© (✔️) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora