27. Bienvenida al mundo del rechazó.

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“Si el rechazo duele tanto es porque nos lo tomamos como una sentencia irrefutable emitida no solo sobre nuestro aspecto físico, sino sobre todo nuestro ser, y por ende, sobre nuestro derecho a la existencia.”




Shion.

Había sido sincera con él, y conmigo misma.
Pensaba que sería más difícil, pero en cuanto fluyen las palabras... Pierdes esa inseguridad que tanto te atormentaba, pones los pies en la tierra y una gran determinación se apodera de ti.
Dices lo que sientes, sin temor, ya que sabes que tus sentimientos son certeros y verdaderos.

Un conjunto de emociones se revuelven dentro de ti y te hacen sentir único y espectacular. Sientes que pierdes un peso de encima, pues ya haz liberado aquello que has retenido por mucho tiempo. Ya no hay vuelta atrás.

—Naruto-kun... Así que por favor, acepta mis sentimientos y seamos felices juntos.— me acerqué a él y lo tomé de las manos. En mis labios, surgió una pequeña sonrisa al sentir su tacto, tan cálido y reconfortante. Intenté abrazarlo, pero el me tomó de las muñecas y me separó de él.

Alze la vista, sus ojos se oscurecieron, sus labios temblaron. Me miraba con preocupación y culpa, con ese gesto pude percibir que algo no estaba bien.

—Shion... —su voz era ronca, amarga y vacía.— Lo siento, pero no puedo corresponderte. Yo amo a alguien más.

Mi estómago se revolvío, mi corazón se oprimió y mi corazón dolía. Se formó una burbuja en mi garganta que me impedía decir algo al respecto.
Mi cuerpo temblaba, se sentía débil. Y a pesar de todas estás sensaciones, no he llorado.
Después de analizar sus palabras, pude entenderlo. La furia me consumió al igual que una gran desesperación y un sentimiento amargo de derrota. Creí saber la razón de tan doloroso rechazó.

—Con que... ¿Tu amas a alguien más? —el me miró nervioso y asintió. — Por favor... No me digas que estás enamorado de ella.

—Yo...—trataba de tranquilizarme, pero ya era demasiado tarde.

—¿Porque...? ¿Por que ella Naruto? Habiendo tantas chicas, escogiste a ella... ¡¿Que tiene ella que no tenga yo!? ¡Es tan tonto, ella no te merece! ¡Te hizo daño...!

—Shion, yo también le hice daño.— su voz tenía cierta pizca de culpa.

—¡¡Y ahora me estás haciendo daño a mi!! Pero como no soy ella, no te interesará.

—Shion, no...

—¡¿Acaso no sabes lo mucho que te amo!? ¡Haria cualquier cosa por ti!. —Mi voz se quebraba poco a poco, mientras él se mantenía en silenció.— Cualquier cosa... Por favor, dame una oportunidad... Quedate  conmigo. No quiero que estés con ella, no quiero que te vuelva a hacer daño.— lo miré a los ojos con preocupación, mientras me sujetaba de su brazo.

—Shion, lo siento pero yo sólo te veo como una amiga, y nada más. Pero no creo que después de esto... Sigamos siendo amigos.— lentamente mi mano se apartó de él, no podía creer lo que me sucedía.— Perdón por esto, pero ella es la única persona que amo. Siempre la he amado, y no quiero perderla otra vez.

El trataba de sonar de comprensivo y calmarme. Pero cada una de sus palabras eran como una cuchilla, tan filosa... Que atraviesa mi cuerpo tan rápidamente, que causa un dolor inimaginable.

—¡¿A que costó?! ¡Ella podrá lastimarte nuevamente! Y no estaré ahí para protegerte... No podré amarte, porque seguirás aferrado a ella.— gritaba desesperadamente, esperando a que razonara y volviera a mi.

—Shion... Lo mejor será que me vaya, te estás lastimando con alguien que no te amará, lo siento.— se separó de mi, y se fue dejándome sola.

Lo había perdido, lo había perdido todo. ¿Porque pensé que me correspondería? Si las señales eran muy claras.
Ahora se fue, y no volverá. Me sentía cómo una completa estúpida. Terminé con nuestra amistad, también perdí el derecho de ser su amiga.

Mis piernas seguían temblando y se debilitaron, caí de rodellas.
Sentí como un nudo en mi garganta, y mis ojos se volvieron cristalinos, para finalmente soltar lágrimas que recorrían mi mejilla. Mis ojos empezaron a arder de tanto llorar. Lloraba aún con el nudo en mi garganta, gritaba del dolor que causaba este, mientras más lágrimas salían de mis ojos, tenía el ceño fruncido y recordaba sus palabras. Mi vista era borrosa, mi maquillaje estaba completamente destruido, me sentía la perdona más miserable de este mundo.

Gotas de lluvia empezaron a caer, mezclándose con mis lágrimas. No tenía la fuerza y el valor para levantarme. Así que me quedé ahí, llorando hasta que la lluvia paro. Sentía la necesidad de cambiarme y tomar un baño caliente, puesto a que mi ropa estaba empapada y probablemente me enfermaría de un resfriado. Ese día decidí no ir a clases.
Y aunque no fuera, seguía pensando en él y sus dolorosas palabras... Me costará mucho tiempo secarme las lágrimas.

















Una Bella Promesa. [ᴇᴅɪᴛᴀɴᴅᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora