32. Supervivencia

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“Si pudiera pellizcarme la tristeza, al menos, podría superarla con dolor.”








—¡La vista es impresionante...! —susurro la chica Haruno, mientras observaba el monte Fuji, el cual se podía ver desde lejos.

Dos metros hacia atrás se encontraba una chica de piel blanca y ojos azules brillantes... Casi zafiros. Yacía sentada con su mentón recargado en sus rodillas mientras las abrasaba con sus brazos, y al lado de ella una botella que ahora solo tenía la mitad de agua, la cuál fue obsequiada por un chico rubio de piel que aparentaba ser bronceada.

Mientras tanto en los pensamientos de la Odayaka, un mar de emociones sucumbía en su mente, si tan sólo fue una botella de agua, ¿porque le importó tanto...?; tal vez la extraña pero agradable cortesía e interés del Uzumaki hizo que la mente de _____ divagará tanto en recuerdos... Recuerdos que aparentaban ser dulces, pero no lo eran. Entre tantos recuerdos, algo llego en mente de la fémina... El año escolar estaba por culminar, y quién sabe si después de graduarse volverá a ver a la persona que custodia su corazón.

Sería un martirio no volver a verla...

Un debate personal se hizo presente con más intensidad, hace casi tres años le había dicho sus sentimientos pero, sin recibir una respuesta.

El comportamiento de Naruto de alguna forma le asustaba, tal vez porque le da miedo intensificar su amor... Y así, que el rubio tenga todo el poder de destruirla ya que, tendrá todo su amor.

Pero de alguna manera... Podría evitar esa destrucción emocional.

La respuesta a sus problemas la había encontrado en un pensamiento... Reiterar sus sentimientos y decírselos a Naruto, escuchar su respuesta de una vez por todas y así poder liberarse.

Lo que necesita es su respuesta, lo que definirá el futuro de su relación.

Pero tendría que esperar a volver a Tokyo para escuchar la respuesta.

Una voz de un hombre mayor llamo la atención de los estudiantes. El guía ordenó la retirada de sus jóvenes visitantes ya que regresaran al sendero que los traerá devuelta a la superficie rocosa de los alrededores.

—____-san, las fotografías me quedaron muy bien ¿verdad? —Sakura acercó su cámara a la pelicafe para que viera las fotos que había tomado.

—Son estupendas... —murmuró con voz cálida pero dura que aparentaba ser calmada pero en realidad estaba llena de enigmas.

Dichos enigmas eran causantes por sus pensamientos.
Al tener a Sakura a su lado le hacia pensar en la conversación que espió con Konan, donde tenía una pregunta sin responder... Quería saber quién era la chica que había enamorado a Naruto, y sólo Sakura Haruno sabía la respuesta.

Haberse relacionado con ella le daba la ventaja de preguntar su incógnita sin ser descubierta por sus intenciones, dando una excusa simple que no ocasionará ninguna sospecha sobre ella.

—Si quieres preguntar algo tan solo dilo, ahora somos amigas.— habló la de hebras rosadas al percibir un toque extraño en la voz de la Odayaka. Con una sonrisa tierna se inclinó un poco para ver el rostro de su nueva amiga.

Un conflicto interno se aproximaba desenfrenadamente a la mente de ______.

Una parte de ella le decía que preguntará su duda a Sakura, ya que así podrá saber de quien esta enamorado Naruto.

Pero su consciencia repetía el quedarse callada y negar todo. Ya que Sakura puede negarse a responder su pregunta o peor aún, podrá descubrir su amor por Naruto, aunque fuese casi imposible, podía pasar; Sakura es muy astuta con respecto a los sentimientos y como desenmascarlos en un santiamén.
Por ello, no era buena idea preguntarle a Sakura.

Una Bella Promesa. [ᴇᴅɪᴛᴀɴᴅᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora