Viernes, 12 de septiembre de 2014; Las 11:20.
Los próximos dos días en el instituto son iguales que los dos anteriores: llenos de culebrones. Mi casillero parece haberse convertido en un cubo de notas adhesivas y cartas de mal gusto, pero no he visto a nadie pegándolas o metiéndolas. La verdad es que no entiendo en qué se beneficia la gente haciendo este tipo de cosas si ni siquiera admiten haber sido los responsables. Un buen ejemplo es la nota que me he encontrado esta mañana. Todo lo que decía era «puto».
¿En serio? ¿Dónde queda la creatividad? ¿No podrían acompañarlo de una historia interesante? ¿Quizá algunos detalles de mi falta de discreción? Si voy a tener que leer este tipo de estupideces todos los días, lo mínimo que podrían hacer es decir algo interesante. Si yo cayese tan bajo para escribir un chisme en el casillero de alguien, por lo menos tendría el detalle de entretener a quien tuviera que leerlo. Escribiría algo interesante, como por ejemplo: «Anoche te vi en la cama con mi novio. No me hace ninguna gracia que pongas aceite para masajes en mis pepinos. Puto».
Me echo a reír, aunque es un tanto extraño que me hagan gracia mis propios pensamientos. Miro alrededor y veo que estoy solo en el pasillo. En lugar de despegar las notas del casillero, como probablemente debería hacer, saco el bolígrafo y les doy un toque de creatividad. Son bienvenidos, transeúntes.
▬▬▬▬▬▬▬▬✰▬▬▬▬▬▬▬▬
Yoongi coloca su bandeja frente a la mía. Desde que él piensa que solo quiero comer ensalada, cada uno se lleva su propia comida. Me sonríe como si fuese a contarme un secreto del que estoy deseando enterarme. Si es otro chisme, paso.
—¿Cómo fueron las pruebas de atletismo? —pregunta.
—No fui —respondo, encogiéndome de hombros.
—Ya lo sé.
—Entonces ¿por qué preguntas? —se echa a reír.
—Porque me gusta contrastar las cosas antes de creérmelas. ¿Por qué no fuiste? —Vuelvo a encogerme de hombros, y él añade: ¿Qué te pasa en los hombros? ¿Tienes un tic nervioso?
Y lo hago otra vez.
—No me apetece formar parte de un equipo con nadie de esta escuela. Ya no me parece una buena idea —le explico.
Yoongi frunce el entrecejo.
—Uno: el atletismo es uno de los deportes más individuales que existen. Y dos: dijiste que te habías matriculado en el instituto por las actividades extracurriculares.
—La verdad es que no sé por qué estoy aquí —respondo—. Quizá necesite ver una buena dosis de la decadencia de la naturaleza humana antes de entrar en el mundo real. Así el susto no será tan grande.
Yoongi me apunta con un tallo de apio y arquea la ceja.
—Eso es verdad. Una introducción gradual a los peligros de la sociedad ayudará a mitigar el golpe. No podemos dejarte solo en la jungla cuando te han mimado durante toda tu vida en un zoo.
—Bonita analogía —comento. Me guiña un ojo y muerde el tallo de apio.
—Hablando de analogías: ¿qué le ha pasado a tu casillero? Estaba cubierto de analogías y metáforas sexuales.
—¿Te ha gustado? —le pregunto entre risas—. Me ha llevado un rato, pero estaba inspirado.
Yoongi asiente.
ESTÁS LEYENDO
𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕ
Teen Fiction✰ 𝕊𝕀ℕ𝕆ℙ𝕊𝕀𝕊: Park Jimin, un chico de diecisiete años, ha pasado lo que lleva de vida, en su casa. Por extraño que le parezca ha aceptado las condiciones de su madre de recibir educación en casa y de no poseer artefactos tecnológicos como una te...