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Lunes, 13 de octubre de 2014; Las 9:20.


No sé cómo lo ha conseguido, pero en cuestión de quince minutos se lo he perdonado todo, estoy loco por él y no puedo dejar de besarlo. Jeon ha demostrado tener mucha labia. Ya no me molesta tanto que tarde mucho tiempo en elegir las palabras que quiere decir. Él se aparta sonriente y me agarra de la muñeca con ambas manos.

—¿Qué quieres hacer el día de tus cumpleaños, uh? Aprovechemos que no iremos al instituto —dice, y me baja de la barra. Me da otro besito en la boca, va al salón y coge la cartera y las llaves de un extremo de la mesita.

—No tenemos por qué hacer algo especial. No espero que me entretengas porque es mi cumpleaños. Además, debo avisarle a Yoongi de que no iré al instituto para que me excuse con los profesores.

Se mete las llaves en el bolsillo y me mira. Sus labios esbozan una sonrisa pícara y no me quita ojo de encima.

—¿Qué pasa? —pregunto—. Pareces avergonzado.

Jeon se echa a reír y se encoge de hombros.

—Estaba pensando en todos los modos en los que podría entretenerte sin salir de casa. Y ese es el motivo por el que tenemos que salir de aquí.

Y ese es el motivo por el que yo quiero quedarme aquí.

—Podríamos ir a visitar a mi madre —le propongo.

—¿A tu madre? —pregunta, mirándome con recelo.

—Sí. Tiene un puesto de hierbas en la feria. Es allí adonde suele ir el primer fin de semana de cada mes, y está vez se ha alargado el tiempo de estadía. Yo nunca la acompaño porque se pasa allí catorce horas diarias y es un aburrimiento. Pero es una de las ferias más grandes del mundo, y siempre he querido ir a dar una vuelta. Está sólo a una hora y media en coche. Habrá algodón de azúcar —añado, intentando que suene tentador.

Jeon se acerca a mí y me rodea con los brazos.

—Si quieres ir a la feria, iremos a la feria. Pasaré por mi casa a cambiarme, y después tengo que hacer un recado. Te recogeré dentro de una hora.

Asiento. Sé que solo vamos a la feria, pero estoy emocionadísimo. No sé cómo se tomará EunJi que aparezca allí sin avisar, y acompañado por Jeon.

Me siento mal por sorprenderla, porque aún no le he hablado sobre él. Sin embargo, es culpa de ella. Si no me hubiese prohibido la tecnología, habría podido llamarla para decírselo. Jeon me da otro besito y se dirige a la puerta principal.

—Oye —le digo, justo cuando está a punto de salir. Él se da la vuelta y me mira—. Es mi cumpleaños y los dos últimos besos que me has dado han sido bastante malos. Si esperas que pase el día contigo, más te vale empezar a besarme como un novio besa a su...

Interrumpo la frase en cuanto me doy cuenta de qué palabra se me acaba de escapar. Todavía no hemos hablado de cómo referirnos a lo nuestro. Además, nos hemos reconciliado hace apenas media hora, y mi uso descuidado de la palabra <novio> suena a algo que me habría dicho Jackson.

—Bueno... —tartamudeo. Veo que no tengo escapatoria, así que cierro la boca. No puedo recuperarme de esto.

Jeon sigue en la puerta, mirándome, sin sonreír. Me sostiene la mirada, pero no dice nada. Ladea la cabeza y arquea las cejas con curiosidad.

—¿Acabas de referirte a mí como tu novio?

Me estremezco, porque no le ha hecho ninguna gracia. Dios mío, esta me parece una situación muy infantil.

𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora