Lunes, 13 de octubre de 2014; Las 22:15.
—Jimin, despierta.
Levanto la cabeza del brazo de Yoongi y me seco las babas de la mejilla. Él hace una mueca de asco al ver que le he mojado la camiseta.
—Lo siento —me disculpo entre risas—. No deberías ser tan cómodo.
Hemos llegado a su casa tras pasar ocho horas de aquí para allá examinando cachivaches. Al final, Jeon y Yoongi han dado su brazo a torcer y hemos hecho una competición para ver quién encontraba el objeto más raro. Creo que he ganado gracias al salero y al pimentero con forma de intestino, pero Yoongi se ha acercado mucho con una pintura sobre terciopelo de un cachorro montado a lomos de un unicornio.
—No te olvides de tu pintura —le recuerdo cuando se baja del coche. Yoongi se agacha, lo coge de debajo del asiento y me da un beso en la mejilla.
—Te veo mañana —me dice. Mira a Jeon y añade—: Por mucho que ahora sea tu novio, no pienses que voy a cederte mi asiento en la primera clase.
—No soy yo quien le lleva el café cada mañana. Dudo que Jimin deje que te eche —le responde Jeon riéndose.
Yoongi cierra la puerta y Jeon espera a que entre en casa para arrancar.
—¿Qué haces ahí detrás? —me pregunta, lanzándome una sonrisa por el espejo retrovisor—. Ven aquí.
Niego con la cabeza y me quedo donde estoy.
—Me gusta tener chófer.
Él pone el coche en punto muerto, se desabrocha el cinturón y se da la vuelta.
—Ven aquí —repite, y me agarra de los brazos. Tira de mis muñecas hasta que nuestros rostros están a pocos centímetros de distancia. Me aprieta las mejillas como si fuese un niño pequeño y estampa un beso ruidoso en mis labios sellados.
—Hoy me lo he pasado bien. Eres bastante raro —comenta.
Arqueo una ceja, sin estar seguro de si es un cumplido. ¿Gracias?
—Me gusta lo raro —puntualiza—. Ahora levanta el culo y ponte a mi lado antes de que vaya ahí detrás y te haga algo más que cariñitos.
Tira de mí, me paso al asiento delantero y me abrocho el cinturón.
—¿Qué hacemos ahora? ¿Vamos a tu casa? —pregunto.
—No. Nos queda una parada más —responde, negando con la cabeza.
—¿Mi casa?
Vuelve a negar con la cabeza.
—Espera y verás.
Nos dirigimos hacia las afueras de la ciudad. Cuando Jeon aparca en un lado de la carretera, me doy cuenta de que estamos en el aeropuerto. Se baja del coche sin decirme nada y viene a abrirme la puerta.
—Ya hemos llegado —anuncia, señalando la pista que se extiende en el campo que tenemos enfrente.
—Jeon, este es el aeropuerto más pequeño en trescientos kilómetros a la redonda. Si esperas ver un aterrizaje, vamos a tener que pasar aquí dos días.
Él me coge de la mano y me ayuda a bajar una pequeña pendiente.
—No hemos venido por los aviones —responde.
Seguimos caminando hasta llegar a la valla que bordea el aeropuerto. Jeon la zarandea para comprobar su robustez, y vuelve a agarrarme de la mano.
—Será mejor que te descalces —me aconseja.
ESTÁS LEYENDO
𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕ
Teen Fiction✰ 𝕊𝕀ℕ𝕆ℙ𝕊𝕀𝕊: Park Jimin, un chico de diecisiete años, ha pasado lo que lleva de vida, en su casa. Por extraño que le parezca ha aceptado las condiciones de su madre de recibir educación en casa y de no poseer artefactos tecnológicos como una te...
