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Lunes, 13 de octubre de 2014; Las 10:25.


Miro por la ventana mientras espero con impaciencia que Jeon venga a recogerme. Por fin, cuando aparca en la entrada, salgo de casa y cierro la puerta con llave. Me doy la vuelta y me quedo paralizado: Jeon no está solo, hay otro chico en el asiento del copiloto. Cuando se baja del coche y veo de quién se trata, en mi rostro se dibuja una expresión entre :-O y >:-/. Estoy aprendiendo.

Yoongi sujeta la puerta, esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Justo ahora recuerdo que debía enviarle un mensaje para que me excusara con los profesores... duh!

—Espero que no te importe que hoy le haga de sujetavelas. Mi segundo mejor amigo del mundo mundial me ha invitado a venir. Y he arriesgado mi vida saltándome las clases.

Me acerco al coche totalmente confundido. Yoongi espera a que yo me siente para subirse a la parte trasera. Me inclino hacia delante y vuelvo la cabeza hacia Jeon, que está partiéndose de risa como si acabara de contar el final de un chiste muy gracioso. Un chiste del que yo no formo parte.

—¿Alguno de los dos podría explicarme de qué va todo esto? —pregunto. Jeon se lleva mi mano a la boca y me da un beso en los nudillos.

—Dejaré que Yoongi te lo aclare. Él habla más rápido que yo.

Me doy la vuelta y Jeon empieza a dar marcha atrás. Arqueo una ceja y fulmino con la mirada a Yoongi, que parece sentirse culpable.

—Estas dos últimas semanas he formado parte de dos alianzas —me responde avergonzado.

Niego con la cabeza, intentando comprender la confesión que acaba de hacerme.

—¿Dos semanas? ¿Llevan hablando dos semanas? ¿Sin mí? ¿Por qué no me lo habían dicho? —les pregunto, mirando a uno y luego a otro.

—Juré mantener el secreto —contesta Yoongi.

—Pero...

—Date la vuelta y abróchate el cinturón —me ordena Jeon.

—Espera un poco —le pido, lanzándole una mirada asesina— Estoy intentando comprender por qué hiciste las paces con Yoongi hace dos semanas y has esperado hasta hoy para reconciliarte conmigo.

Jeon me mira, pero enseguida vuelve a dirigir la vista a la carretera.

Yoongi se merecía una disculpa. Aquel día me comporté como un idiota —responde.

—¿Y yo no me la merecía?

Esta vez me mira fijamente a los ojos.

—No —dice con rotundidad, y vuelve a fijarse en la carretera—. Tú no te mereces palabras, Jimin. Te mereces acciones.

Mientras miro a Jeon, me pregunto cuánto tiempo habrá pasado anoche preparando esa frase tan perfecta. Él me devuelve la mirada, suelta mi mano y me hace cosquillas en el muslo.

—No estés tan enfurruñado. Tu novio y tu amigo más amigo del mundo mundial te llevan a la feria.

Me echo a reír y le aparto la mano.

—¿Cómo voy a estar contento después de haber sabido que hay un infiltrado en mi alianza? Ustedes dos van a tener que hacerme muchos halagos.

Yoongi me mira con la barbilla apoyada en lo alto de mi reposacabezas.

—Creo que soy yo el que más ha sufrido con este suplicio. Tu novio me ha fastidiado dos noches de viernes seguidas, amargado y desconsolado por lo mucho que te desea y por cómo no quiere fallarte y bla, bla, bla. Cada vez que he comido contigo he tenido que morderme la lengua para no quejarme de él.

𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora