ℂℍ𝔸ℙ𝕋𝔼ℝ 𝕋𝕎𝔼ℕ𝕋𝕐 𝕊𝔼𝕍𝔼ℕ

275 51 3
                                    


Sábado, 08 de noviembre de 2014; En algún momento de la madrugada.

—Jimin.

Soy muy pesado. Todo es muy pesado. No me gusta esta sensación. No tengo nada material sobre el pecho, pero siento una presión que jamás he notado antes. Y tristeza. Una tristeza abrumadora está consumiéndome, y no sé por qué. Me tiemblan los hombros y oigo unos sollozos que provienen de algún lugar de la habitación. ¿Quién está llorando?

¿Estoy llorando?

—Jimin, despierta.

Siento cómo me abraza. Tiene la mejilla apretada contra la mía y está detrás de mí, apretándome con firmeza contra su pecho. Lo cojo de la muñeca y aparto su brazo. Me incorporo y miro a mi alrededor. Fuera está oscuro. No lo entiendo.

Estoy llorando.

Él se sienta a mi lado y me vuelve hacia él, acariciando mis ojos con los pulgares.

—Estás asustándome, cariño.

Me mira aterrorizado. Aprieto los ojos e intento recuperar el control, porque no tengo ni idea de qué demonios está pasando y no puedo respirar. Me oigo llorar y no consigo recobrar el aliento.

Miro el reloj de la mesilla de noche y veo que son las tres. La cosas vuelven a tener sentido, pero... ¿por qué estoy llorando?

—¿Por qué lloras? —me pregunta Jeon.

Me acerca a él y no opongo resistencia. Él me da seguridad. Siento que sus brazos son mi hogar. Me abraza y me acaricia la espalda mientras me besa en la sien de vez en cuando. No deja de repetir que no me preocupe, una y otra vez, y me sujeta como si de eso dependiese mi vida.

El peso que sentía sobre el pecho va disminuyendo, la tristeza se disipa y al
fin dejo de llorar. Pero estoy asustado porque nunca antes me ha pasado nada parecido. Jamás he sentido una tristeza tan insoportable, pero ¿cómo puede ser tan real un sueño?

—¿Te encuentras bien? —susurra él.

Asiento con la cabeza apoyada en su pecho.

—¿Qué ha pasado?

—No lo sé —respondo, negando con la cabeza—. Creo que he tenido una pesadilla.

—¿Quieres hablar sobre ella? —me pregunta, sin dejar de acariciarme el pelo. Vuelvo a negar con la cabeza.

—No. No quiero recordarla.

Me abraza durante un rato y luego me da un beso en la frente.

—No quiero dejarte solo, pero tengo que irme. No quiero causarte problemas.

Asiento, pero sigo agarrándolo. Deseo suplicarle que no me deje solo, pero no quiero parecer desesperado y aterrorizado. Todo el mundo tiene pesadillas; no entiendo por qué he reaccionado así.

—Vuelve a la cama, Jimin. Todo está bien, solo has tenido un mal sueño.

Me tumbo y cierro los ojos. Siento cómo sus labios rozan mi frente, y luego se va.






𝔾𝕣𝕒𝕔𝕚𝕒𝕤 𝕡𝕠𝕣 𝕝𝕖𝕖𝕣 💙💛

𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora