Viernes, 12 de septiembre del 2014; Las 16:50.
—¿Te acompañará JongSuk? ─le pregunto a EunJi, y abro la puerta del coche para que acabe de poner el equipaje en el asiento trasero.
—Sí, vendrá conmigo. Volveremos a casa... volveré a casa el domingo —se corrige. EunJi evita referirse a JongSuk y a ella en plural. No entiendo cuál es el inconveniente porque él me cae muy bien y sé que la quiere mucho. Mi madre ha tenido un par de novios en los últimos doce años, pero los ha dejado en cuanto ellos han empezado a tomarse la relación en serio. Ella cierra la puerta trasera y se vuelve hacia mí.
—Sabes que confío en ti, pero, por favor...
—No contraigas ninguna ETS ni te embaraces —la interrumpo—. Ya lo sé, ya lo sé. Me lo repites cada vez que te marchas desde hace dos años. No contraeré ninguna ETS, mamá, tampoco me embarazaré. Sólo quedaré terriblemente agrietado.
Ella se echa a reír y me abraza.
—Buen chico. Y emborráchate. No olvides agarrarte una buena peda.
—No lo olvidaré, te lo prometo. Y alquilaré un televisor, para pasarme el fin de semana comiendo helado y viendo telebasura.
Se aparta y me mira fijamente.
—Eso ya no me hace tanta gracia ─responde.
Me echo a reír y vuelvo a abrazarla.
—Pásatelo bien. Espero que vendas muchas hierbas, jabones, remedios y todas esas cosas que haces.
—Te quiero. Si me necesitas, sabes que puedes llamar desde el teléfono de casa de Taehyung.
Pongo los ojos en blanco porque cada vez que se marcha de casa me da las mismas instrucciones.
—Adiós ─me despido.
EunJi se marcha en el coche y me deja solo para todo el fin de semana. Casi todos los adolescentes se lanzarían al teléfono para invitar a sus amigos a la mayor juega del año. Yo, por el contrario, entro en casa y decido hacer galletas porque es la mayor travesura que se me ocurre.
▬▬▬▬▬▬▬▬✰▬▬▬▬▬▬▬▬
Me encanta la repostería, pero no presumo de ser muy bueno en ello. Normalmente acabo con más harina y chocolate en la cara que en el producto final. La de hoy no es una excepción. Ya he horneado un montón de galletas con chocolate, de brownies y de otra cosa que no estoy muy seguro de lo que es.
Estoy añadiendo la harina para hacer un pastel de chocolate cuando llaman al timbre. Me imagino que debería saber cómo actuar en este tipo de situaciones. Los timbres suenan a menudo, ¿verdad? Pues el de mi casa no. Me quedo mirando la puerta, sin estar seguro de a qué estoy esperando. Cuando suena por segunda vez, dejo el vaso medidor en la mesa, me aparto el pelo de los ojos y me dirijo hacia la puerta. Al abrirla, no me sorprende encontrarme a Jeon. De acuerdo, me sorprende. Pero no demasiado.
—Hola ─lo saludo.
No se me ocurre nada más. Y, aunque se me ocurriera, probablemente no sería capaz de decirlo, porque ¡no puedo ni respirar! Él está en el último peldaño de la escalera de entrada, con las manos colgando de los bolsillos del pantalón.
Sigo pensando que le iría bien un corte de pelo, pero cuando levanta la mano y se aparta el flequillo de los ojos, cambio completamente de parecer.
—Hola ─contesta.
Jeon sonríe de un modo extraño, está nervioso, y eso me parece terriblemente atractivo. Está de buen humor. Al menos, por ahora. Quién sabe cuándo volverá a enfadarse y a tener ganas de discutir.
ESTÁS LEYENDO
𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕ
Ficção Adolescente✰ 𝕊𝕀ℕ𝕆ℙ𝕊𝕀𝕊: Park Jimin, un chico de diecisiete años, ha pasado lo que lleva de vida, en su casa. Por extraño que le parezca ha aceptado las condiciones de su madre de recibir educación en casa y de no poseer artefactos tecnológicos como una te...
