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Sábado, 08 de noviembre  de 2014; Las 23:57.


Una de las cosas que más me gustan de los libros es que pueden delimitarse y condensarse en capítulos ciertas partes de la vida de los personajes. Me parece fascinante porque es imposible hacer lo mismo en la vida real. No puedes dar un capítulo por acabado, luego saltar las cosas por las que no quieres pasar, y volver a abrir el libro en un capítulo que se adapte mejor a tu humor. La vida no puede dividirse en capítulos... solo en minutos. Todos los acontecimientos se amontonan un minuto tras otro sin que haya un lapso de tiempo, ni páginas en blanco, ni principios de capítulo. Pase lo que pase y lo desees o no, la vida no se detiene, las palabras continúan fluyendo y las verdades siguen saliendo a borbotones. No puedes parar y tomar aliento. Necesito que se acabe este capítulo. Solo quiero respirar, pero no sé cómo hacerlo.

—Di algo —me pide Jeon.

Sigo sentado en su regazo, abrazado a él. Tengo la cabeza apoyada en su hombro y los ojos cerrados. Él pone la mano en mi nuca, acerca su boca a mi oreja y me agarra más fuerte.

—Por favor. Di algo.

No sé qué quiere que diga. ¿Quiere que me sorprenda? ¿Que me escandalice? ¿Quiere que me eche a llorar? ¿Que grite? No puedo hacer nada de eso porque todavía estoy tratando de asimilar lo que acaba de contarme.

"Has estado desaparecido trece años, Minnie".

Repito una y otra vez sus palabras en mi mente, como un disco rayado.

"Desaparecido".

Espero que haya utilizado esa palabra en sentido figurado, como si quisiese decir que desaparecí de su vida hace trece años. Pero lo dudo mucho. He visto cómo me miraba mientras lo decía, y he notado que no quería hacerlo. Él sabía lo que esas palabras provocarían en mí. Quizá la haya usado en sentido literal, pero está confundido. Ambos somos muy jóvenes, y probablemente no recuerde bien el orden de los acontecimientos.

De repente se me pasan por la mente los dos últimos meses y todo lo que he visto en él, sus múltiples personalidades, sus cambios de humor, y al fin consigo entender sus palabras crípticas. Por ejemplo, la noche en la que me dijo que había estado buscándome toda la vida. Aquello no era una metáfora. O la primera noche que estuvimos sentados justo aquí, en la pista de aterrizaje, y me preguntó si había tenido una buena vida. Entonces también hablaba en sentido literal, porque quería saber si era feliz con EunJi. O el día en que se negó a pedirme disculpas por el modo en que se había comportado en la cafetería, alegando que él sabía por qué se había cabreado, pero que todavía no podía contármelo. En aquel momento no lo puse en duda porque me pareció que estaba siendo sincero al decirme que algún día me lo explicaría. Ni por un momento se me pasó por la cabeza el verdadero motivo de su enfado al ver la pulsera en mi muñeca. Jeon no quería que yo fuese Minnie porque sabía que la verdad me rompería el corazón.

Estaba en lo cierto.

"Has estado desaparecido trece años, Minnie".

La última palabra de la frase me produce un escalofrío. Lentamente levanto la cabeza de su hombro y lo miro.

—Me has llamado Minnie. No vuelvas a llamarme así. Ese no es mi nombre.

Jeon asiente.

—Lo siento, Jimin.

La última palabra de esta frase también me produce un escalofrío. Me aparto de él y me pongo en pie.

—Tampoco me llames así —le pido tajantemente.

𝔸𝕃 ℂℝ𝕌ℤ𝔸ℝ 𝕃𝔸 ℙ𝕌𝔼ℝ𝕋𝔸 ❦ 𝕂𝕆𝕆𝕂𝕄𝕀ℕDonde viven las historias. Descúbrelo ahora