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Las cosas seguían igual a medida que los días pasaban, cuando la nueva pareja estaba cerca de Ámbar, ella no podía evitar sentirse incómoda. Más que nada dolida. Su corazón y mente estaban aclarando lo que le pasaba al ver al guapo chico de ojos verdes, y eso que sentía era exactamente lo que ella sintió años atrás y quizá era un poco más fuerte. 

Por otra parte estaba Gabriel, él no estaba siendo sincero consigo mismo desde hace bastante tiempo, él estaba seguro que sentía algo fuerte por Alejandra pero no estaba seguro de que era tanto como para iniciar una relación. Aunque él aún no lo sabe; él no está listo para iniciar otra relación. Su corazón sigue perteneciendo a cierta persona que él estaba empeñado en odiar en estos momentos. 

Ámbar estaba decidida a hablar con su compañera de cuarto pero no encontraba el momento. Decidió que sería más fácil hablar con ella primero, que con Gabriel. Incluso cuando ella pensaba que él quizá, podría enojarse más de lo que está con ella, no podía seguir esperando a que los días pasen. Su mejor amiga se lo había dejado en claro: tarde o temprano se van a enterar y será peor si se enteran por terceros. 

Ámbar

Oficialmente, ya había terminado mi primer semestre en Yale. Aquí los días pasaban volando y sin darte cuenta ya han pasado tres meses y un poco más desde que crucé por primera vez la gran puerta de Yale. 

Estaba increíblemente feliz por haber terminado esta primera etapa con buen pie, un poco triste porque no podría viajar a New York a visitar a mi familia pero, lo bueno de todo esto, es que ellos sí podrán venir a visitarme. Tendré que pasar un par de días, quizá una semana o dos, sin verlos pero estaré bien porque ya había hecho planes con mis amigos. 

Y uno de esos planes empieza hoy; todo el grupo iremos a un club a pasar el día, tenía entendido que a parte de nosotros irían más personas, como los hermanos de Ale, que ya sería su último día acá. 

Por eso, Alejandra y yo nos encontramos en nuestra habitación, terminando de arreglarse. Ella iba con un hermoso vestido playero color verde limón, strapless, dejando ver los tirantes de su traje de baño de dos piezas color negro. Aparte traía una sandalias negras. 

Yo, por mi parte, llevaba unos short, un top blanco, y debajo, mi traje de baño de dos piezas color azul océano. Y unas sandalias blancas. 

Cada una de nosotras llevaba un bolso con otras cosas que íbamos a necesitar: toallas, cambio de ropa, bloqueador solar... 

— ¿Estás lista? — le pregunto mientras dejo mi pelo suelto. 

— Si, vamos, los demás tienen que estar esperándonos ya 

Salimos de nuestra habitación y caminamos alrededor de la universidad, hasta llegar al parqueo, donde nos encontramos con los demás; estaban Elian, Eliana, Gabriel y Harold, quien tenía mucho que no veía, estaban guardando los bultos en la Van que habíamos rentado para este día. 

— Hola — di un saludo general.

— Hola, bonita — me saluda Nick, acercándose y dejando un beso en mi mejilla — ¿Lista para tu primera borrachera en Connecticut? 

— ¿Quién dijo que me voy a emborrachar? — respondo abrazándolo por la cintura. 

— Yo — responde riendo. Yo ruedo los ojos y río con él, luego, me doy cuenta de que todos tenían su vista en nosotros dos. — ¿Qué están viendo? 

— Ya no sé si creerme el cuento de que ustedes dos no se gustan — dice Elian. 

— ¿Cuál es el problema con eso? Nos llevamos bien, eso no quiere decir que estemos saliendo — respondo como si nada. 

Nunca Es Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora