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Después de aquel extraño pero excelente fin de semana que pasé en mi casa, tuve que volver a la realidad y regresar a Yale a terminar mi último semestre. Así es, días después de haber regresado me llamaron desde Columbia para avisarme que había pasado los exámenes que había tomado y que puedo regresar a terminar mi carrera, si así lo deseo.

—Los llamé para que me ayuden, no para que se burlen de mí regaña mi hermano a mis padres y a mí, estaba en una video llamada con ellos, mi hermano estaba allá y me llamó para que lo ayudara a escoger el traje perfecto para él en su día. ¡Mamá! Deja de reírte

—Lo siento, mi amor. Ya te dije, ese traje es perfecto pero tienes que buscar uno más grande —le dice ella, mi hermano le saca la lengua y sale de la pantalla. Yo suelto una carcajada acompañada de mis progenitores, era muy divertido ver a mi organizado y perfeccionista hermano estar vuelto loco por un simple traje. Sin embargo, no lo juzgo, es un día muy importante para él y entiendo sus nervios.

—Hija, entonces vas a venir el fin de semana —dice mi papá.

—Si, saldré el viernes temprano, después del almuerzo —les aviso. Mi teléfono comienza a sonar y lo tomo bajo las miradas curiosas de mis pares en la pantalla de mi computador. —¿Hola? —respondo.

—Buenas tardes, habla Kary Stevenson del departamento de estudios internacionales de la universidad Columbia, ¿hablo con la señorita Ámbar Preston?

—Sí, soy yo. ¿En qué la puedo ayudar? —pregunto. Es la primera vez que me llaman de ese departamento. La llamada continuó por varios minutos, había recibido las mejores noticias por las cuales he esperado tanto tiempo. Cuelgo la llamada y miro a mis padres a través de la pantalla, ¿debería decirles? No, mejor les hago una sorpresa.

—¿Todo bien, amor? —me pregunta mi madre.

—Sí, mamá todo bien

Después de aquella llamada, seguí mis últimas semanas feliz en Yale, nunca pensé que me sentiría tan feliz no solo por salir de aquí, sino también porque regresaría a casa con mi familia y con mis amigos. El único que sabía de mi regreso era Andy, sería mi confidente como siempre lo ha sido, y me ayudará a sorprender a mis padres y mi mejor amiga cuando esté de vuelta en New York.

Por otra parte, estaban mis amigos aquí en Yale, las cosas seguían igual; Alejandra no habla con ninguno de nosotros, a pesar de compartir habitación ella no me dirige la palabra, es como si ella estuviese sola en aquel cuarto. Yo lo respeto, gracias a mi hermano comprendí que yo no tengo la culpa de lo que haya pasado, principalmente de que su relación con Gabe haya terminado, fueron sus problemas de pareja y yo no podía simplemente asumir que empezaron por mi culpa.

En todo ese tiempo se puede decir que volví a ser la misma de antes, sí, estuve con mis amigos y salía de vez en cuando con ellos pero también me concentré en mis estudios sin dejar que el drama y los problemas hicieran de las suyas conmigo. También había tomado una decisión interna, o más bien personal; había tomado la decisión de que quizá era el momento de que yo empezara a superar a Gabriel, sé que no es algo de lo que yo misma me pueda encargar, pero quiero dejar que el tiempo lo haga y no poner ninguna resistencia. Pensar tanto en lo que fuimos y en lo que deseo que seamos otra vez, no me está haciendo bien, y si quiero estar conforme y feliz conmigo misma tengo que hacerlo.

Confieso que quizá esté forzando un poco porque en las últimas semanas he estado saliendo con John, sí, el chico lindo que conocí al principio del semestre, quien me pidió una cita y nunca se la di por los problemas que estaban pasando en ese entonces... La he pasado bien con él, es un chico muy divertido y simpático, es super fácil mantener una conversación con él, en nuestras salidas no hay momento de aburrimiento, al contrario, a veces me duele el estómago de tanto reírme.

Nunca Es Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora