— Michi, ¿estás despierta?
Asentí sin abrir los ojos. El frío de la noche está riquísimo, y el calor que me proporcionaban sus brazos lo hacía aún mejor.
— Michi
— Te estoy escuchando, Gabe. Dime
No recibo respuesta de su parte por lo que decido abrir los ojos, y me encuentro con los suyos mirándome con una sonrisa plasmada en su rostro. Sin borrar esa sonrisa, se acerca a mí y besa mis labios con suavidad y dulzura.
— ¿Puedo decirte algo? — susurra y yo asiento mirando sus ojos verdes. Se queda unos segundos analizando mi rostro, mentiría si dijera que su verdosa mirada no me ponía nerviosa. — Te amo
Mi respiración dejó de ser calmada en el momento en que esas palabras llegaron a mis oídos, mi corazón latía muy fuertemente haciendo que casi me doliera el pecho y mis ojos, estaba segura de que estaban más grandes de lo normal. Sin embargo, mi reacción era de felicidad.
Él era mi felicidad.
— ¡Ámbar! ¡Levántate, se nos hace tarde! — un grito cerca de mi tímpano me hizo saltar alterada en la cama. Eliana estaba frente a mi con dos vasos de café en su mano.
— ¿Qué hora es? — preguntó pasando mis manos por mi rostro.
— Las siete y media casi. Tenemos esta clase juntas y no quieres llegar tarde ¿verdad?
Negué y corrí al baño a darme una ducha y terminar de despabilarme. Tardé aproximadamente unos quince minutos en estar lista.
— Ya estoy lista. — le aviso a mi amiga tomando mis cosas, juntas salimos de la habitación. — Por cierto, buenos días y gracias por el café
— Buenos días y de nada. Cuando vi llegar a Alejandra supe que se te habían pegado las sábanas, pudo haber tenido la decencia de despertarte ¿no?
— Ya sabes como esta la cosa entre nosotras
Caminamos por el campus hasta llegar al edificio donde teníamos nuestra primera clase del día.
— ¿Puedo preguntarte algo?
— Si, claro, dime
— ¿Qué estabas soñando? — yo paré de caminar y la miré confundida — Es que cuando llegué estabas sonriendo —Yo desvíe la mirada sabiendo la respuesta a su pregunta. — No tienes que decirme nada, solo quería saber que te estaba haciendo sonreír entre sueños
¿Debería decirle? Es mi amiga y ya conoce la historia.
— Era un recuerdo de cuando estaba con ya sabes quien — me muerdo el labio nerviosa.
— ¿Y puedo saber de qué se trataba ese recuerdo? — ella entrelaza su brazo con el mío y empezamos a caminar nuevamente.
— Pues... Era de la primera vez que él me dijo que me amaba
— Aww, ¡que lindo!
— ¿Quién es lindo?
Eli y yo detenemos nuestro paso justo antes de entrar al salón de clases, nos volteamos y vemos al resto de nuestros amigos. ¿Todos tenemos la misma clase? En estos dos semestres hemos tenido la gran mayoría de las clases juntos pero antes no era tan incómodo como lo es ahora.
— ¿Qué hacen aquí? — pregunto.
— Pues, nosotros estudiamos aquí. ¿Y tú? — me responde Nick con sarcasmo.
— Me refiero a aquí — señalé el salón a mi izquierda.
— Ah, es que tenemos clases aquí. Otra clase más juntos ¿no es genial eso? — dice Elián divertido al notar lo incómoda que estaba.
— Sí, genial — murmuré dándoles una falsa sonrisa.
~.~
El final de la primera hora de clases se me hizo eterno, por alguna razón estaba casi cayéndome muerta del sueño, bueno, quizá era el profesor que era aburrido.
— Necesito café — lloriquee sobre mi pupitre haciendo que mis amigos se rían. — ¿Qué?
— Acabas de tomarte un vaso de café — me dice Nick
— El profesor me dio sueño, ¿a ustedes no?
— De hecho, la clase me pareció bastante interesante — comenta Eliana mirando hacia otro lado. Sigo su mirada y me encuentro con la mirada de un chico. — ¡Oh por dios! — murmura ella girándose hacia nosotros con las mejillas rojas.
— Creo que sintió tu mirada — le digo y me pongo de pie arreglando la falda de mi vestido
— Y la tuya también por lo que veo...
Levanto la mirada y me encuentro con la de él de nuevo. Él sonríe y yo le devuelvo la sonrisa, vuelvo mi vista hacia mi amiga.
— ¿Nos vamos?
— Deberías hablarle
— No, tú lo viste primero — le digo empujándola suavemente para salir del círculo en el que nos encontrábamos.
— ¿Y? Él te sonrió a ti, no a mí
— Ya, deja el tema. Necesito mi café si quiero sobrevivir al resto de las clases
~.~
— Yo también te extraño, mami
— Prometo ir a visitarte pronto, ya casi me dan las vacaciones
— Está bien, aquí te espero con los brazos abiertos. Te amo
— Yo también te amo, chiquita. Adiós
— Adiós
Colgué la llamada y miré al cielo oscuro apartando las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos.
— Solo unos meses más, Ámbar, unos meses más
Me levanté de la silla y doy media vuelta para volver a mi habitación. Algo llama mi atención afuera de las residencias, achico mis ojos tratando de reconocer quién es. Es el chico de esta mañana, quizá puedo conseguir su número para Eliana. Me acerco a él y cuando estoy a unos metros me doy cuenta que estaba fumando.
— Hey — saludo abrazándome a mí misma.
Él voltea y expulsa el humo hacia el lado contrario.
— Hola
— ¿Cómo estás? — pregunto
— Yo estoy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú? ¿Qué haces a estas horas por aquí?
— Yo también estoy bien, y pues, vivo aquí ¿sabes? — bromeo.
— Oh, no sabía. — él sonríe. Tengo que admitir que es guapo — ¿En dónde vives?
— ¿Quién pregunta?
— Ok, ok. — se pone de pie y me ofrece su mano — John Miller, a sus órdenes, señorita...
— Ámbar Preston
— Encantado de conocerla, señorita Preston
~.~
¡Hola! ¡Feliz Navidad!
¿Qué creen que pasará con este nuevo personaje? ¡Quiero ver sus comentarios!
ESTÁS LEYENDO
Nunca Es Demasiado Tarde
RomansQuién iba a decir que haber postulado para ese intercambio y ser aceptada en el mismo, iba a traer tantos problemas a mi vida. ¿Será que todo estaba incluido en las letras chiquitas de las bases del intercambio? Tiene que ser así porque no me explic...