Detengo mi paso al llegar a mi destino, tomo el pomo de la puerta y solo llego a abrirla un poco cuando escucho la conversación de mis amigos. ¿Qué es lo que acabo de escuchar? ¿Mi amigo de la universidad gusta de mí? ¿En qué momento pasó esto? ¿Y por qué tengo que enterarme ahora?
Abro la puerta interrumpiendo su charla, todos están pálidos, quizá con miedo de que yo haya escuchado la conversación y aunque fue así, decido fingir que no escuché nada. No quiero problemas en estos momentos.
—Hola, chicos, ¿llego tarde? —los saludo entrando al aula y acercándome con naturalidad a saludarlos de beso a cada uno.
—Hola, no, llegas justo a tiempo —me dice Lucía sonriéndome. —¿Empezamos?
Yo asiento al mismo tiempo que camino hacia una silla y dejo mis cosas allí para luego tomar asiento. En la próxima media hora la pasamos hablando sobre Finanzas, de eso trataba nuestro examen. Me sentía lista, a diferencia de mis amigos que estaban muy nerviosos, ya había dado una introducción a esta materia en Yale, por lo que no me resultó tan difícil acoplarme a los contenidos que ya habían dado en Columbia.
Durante esa media hora, sentí las breves mirada de mi amigo, Juan, noté que él no estaba tan concentrado como solía estarlo al momento de tomar un examen y sé que es por la conversación que tuvo él con los demás. Yo me comprometo a no meterme en eso y a no preguntar nada que pueda desatar un momento incomodo en el grupo. En los pasados meses, pasé por mucho drama y peleas, y de verdad no quería volver a eso, aparte de que sería algo innecesario, pues aunque él sea un chico guapísimo, no podría mirarlo de otra forma.
~.~
—Hola, guapa.
Sonrío a la cámara al ver al guapo chico de ojos verdes que tenía como novio. Hace un buen rato había salido de mi examen, me había ido muy bien, a mis amigos también, al salir fuimos comer helado y luego cada quien se fue a su casa.
—Hola —le respondo con una enorme sonrisa, mostrándole mi felicidad al hablar con él. —¿Cómo estás?
—Muy bien, ¿y tú?
—Bien, algo cansada pero bien. —le digo mientras acomodo el ordenador en la cama de forma que Gabe pueda verme bien y que yo esté cómodamente recostada.
—Llevamos tres semanas haciendo esto, ¿por qué no lo hicimos desde un principio? —pregunta.
—Porque antes no estábamos preparados, ahora sí, aparte ¿Quién querría tener una relación a distancia a los dieciséis años? —bromeo. Así es ahora, bromeábamos de lo estamos haciendo ahora que pudimos haber hecho hace años. Ya no me resultaba incomodo hablar de eso, era algo que formaba parte de nuestro pasado y no podíamos cambiarlo. —¿Cuándo vienes?
—No sé, quizá vaya para tu cumpleaños.
—Querrás decir nuestro cumpleaños. —aclaro.
—No creo que pueda quedarme tanto tiempo, Michi.
—¿Por qué? Cumples años una semana después, podemos celebrarlo juntos, como lo hacíamos antes ¿no?
—Antes no teníamos universidad, amor, no puedo faltar una semana a clases —al escucharlo decir aquello, extiendo mi labio inferior hacia delante empezando mi tarea de convencerlo, la cual sé que será en vano, no es fácil faltar a clases por una semana completa y menos si estás en la recta final de tu carrera universitaria. —No pongas esa cara, no me vas a convencer.
—Lo sé. Mi cumpleaños es día de semana, ¿cómo le harás? ¿Vendrás el mismo día?
—No sé, tengo que planearlo bien, luego te...
—¡Amor mío de mi corazón!
Suelto una risa al escuchar la armoniosa voz de mi rubio amigo Nick, éste aparece detrás de Gabe, veo como le quita el celular, de modo que solo puedo verlo a él y no a mi novio.
—Hola, Nick. — saludo con una sonrisa. Era en estos momentos en los que me daba cuenta de cuánto los extrañaba. A los dos.
—Hola, mi amor, ¿cómo estás? —dice él, por la pantalla lo veo acostarse en su cama adueñándose del celular de su mejor amigo. —¿Qué hacías hablando con él? Tu novio soy yo.
—Ya quisieras, estúpido. Dame mi celular. —escucho a Gabe. Lo siguiente que siento es algo caerse, el celular obviamente, seguido de un fondo negro. Se había caído con la pantalla para abajo. —Te juro por mi vida que si la pantalla tiene un solo rallón, te voy a sacar el dinero a la mala para que la cambies.
Pronto, en la pantalla aparece Gabe, frunciendo el ceño, me rio al verlo, luego veo que mira hacia un lado, supongo que mirando a su mejor amigo.
—Más te vale que vayas buscando el dinero. —le dice y luego lo veo caminar hacia afuera, dejando a un Nick maldiciendo detrás. —Hola. —saluda de nuevo.
—Hola, ¿se rompió la pantalla? —pregunto.
—No —yo niego con la cabeza ante su mentira. —¿En qué estábamos?
—Estabas diciéndome que vendrás por dos semanas a New York. —sonrío con inocencia. Es un intento fallido, lo sé.
—Ya hablaremos después sobre eso, tengo planificarlo bien, ¿está bien?
—Sí, está bien.
Supongo que tendré que acostumbrarme a esto, es lo que queríamos y lo que debíamos hacer si queríamos que esto funcione y así dure lo que tiene que durar.
Los próximos minutos los pasamos hablando de temas triviales, con una que otra interrupción de Nick, quien abría la puerta un poco y mostraba una expresión graciosa detrás de Gabe, él lo único que hacia era poner los ojos en blanco y seguir hablando conmigo como si nada estuviese pasando, lo cual no era fácil porque las expresiones de Nick me hacían reír muchísimo. El punto era hablar por un buen rato con mi novio, pero resultó siendo una llamada grupa, Nick, haciendo de las suyas, Gabe, regañándolo como tal padre a un hijo y yo, riéndome de las ocurrencias de ambos.
—Te veo pronto, ¿sí? —me dice él en los últimos minutos de la llamada. —Te amo.
—Prométeme que vas a venir, no importa si es antes o después de mi cumpleaños.
—Te lo prometo, cariño. Te amo. —repite.
—Yo te amo mucho más, adiós.
~.~
¡Hola!
Les informo que esta historia está llegando a su fin🥺
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Nunca Es Demasiado Tarde
RomansQuién iba a decir que haber postulado para ese intercambio y ser aceptada en el mismo, iba a traer tantos problemas a mi vida. ¿Será que todo estaba incluido en las letras chiquitas de las bases del intercambio? Tiene que ser así porque no me explic...