Epílogo

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Falling like the stars - James Arthur

~Víspera de año nuevo, residencia Preston Lloyd, New York~

En toda la casa lo único que se escuchaba, aparte de la música que estaba súper alta, eran los gritos de mi madre desesperada sin razón aparente.

Lo único que puedo hacer es reírme al escuchar a mi progenitora gritarle por milésima vez a su esposo, diciéndole que deje de comerse las uvas. Repitiéndole una y otra vez, que son para los invitados.

Hoy, por primera vez en años, mi familia cenaría a lo grande. Habíamos invitado a mis queridos amigos; Nick, Abby, y por supuesto, Gabe. Cada uno de ellos vendría que sus respectivos familiares, dígase hermanos y padres. Le había dado la idea a mamá de que hiciéramos una cena como solíamos hacerlo cuando estábamos en el colegio. Y ella aceptó gustosa.

También nos acompañarían Andy y Crystal.

Escucho el timbre de la casa y me apuro a ponerme los zapatos. Cuando termino, bajo corriendo como puedo las escaleras. Si no lo hacía así, mi mamá empezaría a gritar histérica que por qué no estaba lista para recibir a mi novio. Siendo sincera, esa mujer estaba actuando como si fuera la primera vez que ella y papá conocerían a Gabriel, cosa que, obviamente no era cierta.

Sonrío cuando veo la familia de mi novio entrar con bandejas de comida y bolsos de bebidas en sus manos. Aunque mi señora madre quería encargarse de toda la comida, mi suegra no la dejó y se ofreció a cocinar parte de nuestra cena.

—¿Soy yo o tú mamá está algo nerviosa?

—No le hagas caso.

Saludo a todos con un beso en la mejilla, ayudé a mi mamá a organizar la gran mesa que estaba en mi jardín, mientras esperamos a que lleguen los demás.

En algún momento de su vida, mi mamá fue decoradora, el jardín estaba perfecta y elegantemente decorado con flores y luces navideñas. Todas de un mismo color: blancas y doradas. Había alquilado varias mesas rectangulares y sillas, las suficientes para que todos tuviésemos espacio suficiente para comer y disfrutar del delicioso y amplio menú.

Luego de cenar, entre todos nos pusimos a jugar monopolio y fue un desastre total. Todos, absolutamente todos, nos olvidamos de las reglas del juego y jugamos como se nos dio la gana. Los únicos que se podía decir que jugaron de acuerdo a las reglas, fueron Nick y Genesis, la hermana de Gabe. Pero, cabe destacar que solo lo hicieron al principio, después de darse cuenta de que nadie prestaba atención a las reglas, hicieron lo mismo que los demás.

Y así pasamos la noche, hasta que, faltando diez minutos para el cambio de año, todos salimos al jardín a preparar los fuegos artificiales y darle la bienvenida a un nuevo año.

Un nuevo año. Algo que esperaba con ansias.

El año que está a punto de terminar, empezó con buen pie, recibí la maravillosa noticia de que podría estudiar por un tiempo en una de las mejores universidades del mundo. Feliz de la vida, acepté irme y me preparé mentalmente para empezar esa pequeña etapa.

Lo que nunca me pasó por la mente fue que volvería a ver a aquellos dos chicos que hicieron de mis últimos años de colegio, los mejores. Por supuesto que, tampoco esperaba volver a revivir esos inocentes sentimientos.

Sin embargo, la vida me sorprendió y me hizo ver que uno no olvida del todo a una persona y menos si esa persona te hizo sentir tantas cosas bonitas en tan poco tiempo.

Acepté mi destino, acepté que mi historia con mi chico de ojos verdes nunca terminó y que ahora, está lejos de terminar. Acepté que nunca fue o es demasiado tarde para perdonar, recordar, vivir, y amar. Creí que así era pero no, nunca fue demasiado tarde para darme cuenta de que quizá, el amor de vida, estuvo conmigo todo este tiempo. Deseé tanto que las cosas no pasaran como pasaron pero así fue.

No hay arrepentimientos, no hay rencor, no hay dolor. Solo hay recuerdos. Recuerdos de lo fuimos ayer, que nos llevó a ser lo que somos hoy.

Como dice un dicho: donde hubo fuego, cenizas qudan. Y vaya que las cenizas de mi amor por él estaba renaciendo y más fuertes que nunca.

En mi cumpleaños, no pedí un deseo porque estaba demasiado borracha como para pensar en eso pero ahora que estamos a solo minutos de terminar el año, quiero pedir algo. Y mi deseo es, que la vida me permita recuperar el tiempo que perdimos. Deseo recuperar esos años que no nos vimos, deseo terminar de sanar esas heridas que aún no han logrado cicatrizar. Deseo seguir viviendo y creando recuerdos a tu lado. Deseo todo lo que la vida me pueda dar, pero lo deseo contigo.

Porque tú eres todo lo que necesito y quiero. Eres lo que quiero hoy, mañana y todos los días que quedan por venir. Eres lo único que necesito en mi vida.

—Te Amo, Gabriel Anderson y te prometo que, pase lo que pase, nunca dejaré de hacerlo.

~.~

Perdón, quería subirlo ayer pero caí inconsciente (me dormí 😂)

Más adelante publicaré los agradecimientos 🥺❤

Nunca Es Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora