Mis días relajados y de diversión habían llegado a su fin, ya era hora de que me concentre en los exámenes parciales que me tocaban presentar en esta semana, o mejor dicho, el examen. Hace unos días me había llegado un correo de Columbia, donde decía que si sacaba una puntuación alta en el examen, podría volver antes del tiempo que tenía establecido a New York. Con esa noticia, estaba haciendo todo lo que estaba en mis manos para lograr la puntuación que ellos quieren. Extrañaba New York, mucho, he pasado un buen tiempo aquí en Yale pero me hacen falta mis amigos de Columbia, y por supuesto, mi dulce casa.
— Hola preciosa
Levanto la vista de mi computador y la poso en el recién llegado, John. — Hola
— ¿Puedo hacerte compañía? — asiento y despejo la silla que se encontraba a mi lado. No sé por qué lo hice si habían dos sillas más vacías. — ¿Cómo estás?
— Bien, gracias por preguntar ¿y tu? — le digo girando mi cuerpo un poco hacia su dirección.
— Bien, gracias. ¿Qué andas haciendo?
— Estudio un poco para un examen
— ¿De aquí?
— No, de Columbia
— Oh, te dejo sola entonces
— No, no, está bien. Un pequeño receso no me hará mal
— Bueno, en ese caso me quedo — él me sonríe y me encuentro su sonrisa bien sexy. — ¿Tengo algo en la cara?
— No, nada — respondo sonriendo.
— Oye... He querido preguntarte algo desde hace un tiempo pero no te lo había dicho porque no quiero problemas con tu novio
— ¿Qué? ¿Novio? Yo no tengo novio
— El chico rubio que siempre anda contigo me dijo eso, en fin, quería invitarte a salir este fin de semana
— ¿Una cita?
— De verdad me encantaría pero no quiero tener problemas con tu novio —repitió e hizo que me hierva la sangre.
— No tengo novio, de verdad
— Entonces será una cita
~.~
«¿Dónde estás?» le escribí a Nick después de terminar mi estudio por hoy. Tenía una conversación pendiente con él.
«En mi habitación con Gabo, ¿por qué? ¿Me extrañas?» en otros momentos me haría reír con su mensaje pero ahora no es el momento.
Recogí todas mis cosas y caminé por el campus hasta llegar a las residencias. Subí las escaleras y no paré de caminar hasta que no llegué a la habitación de Nick y Gabriel tocando de forma desesperada.
— ¡Ya va! — se escuchó el grito de Gabriel desde el otro lado de la puerta. Cuando lo tuve en mi campo de visión, entré sin dejarlo hablar y mis ojos escanearon la habitación hasta encontrar a Nick acostado en su cama.
— Hola hermosa
— ¿Quién te crees que eres? —pregunto molesta.
— Soy Nick Gurney, a tus órdenes —trató de hacerse el gracioso pero supongo que al ver mi cara no le funcionó, se sentó en su cama y me miró confundido. — ¿Qué pasa? ¿Por qué estás molesta?
— ¿Quién te crees que eres para andar por ahí diciendo falsedades sobre mi? ¿Quién te dio permiso para hacerlo?
— Ámbar, ¿de qué hablas? No tengo la menor idea de lo que...
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Nunca Es Demasiado Tarde
Любовные романыQuién iba a decir que haber postulado para ese intercambio y ser aceptada en el mismo, iba a traer tantos problemas a mi vida. ¿Será que todo estaba incluido en las letras chiquitas de las bases del intercambio? Tiene que ser así porque no me explic...