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Semanas habían pasado desde la última vez que Alejandra y yo habíamos tenido una conversación. Dos semanas para ser exactos. Dos semanas en la que ambas tomamos caminos separados a pesar de estar compartiendo la misma habitación. Ella quería su tiempo para procesar todo lo que le había dicho y yo se lo daría. Son las consecuencias que estaba pagando por ocultarle la verdad por tanto tiempo.

Yo me sentía bien, ya no sentía esa opresión en el pecho por estar compartiendo con ella y con mis amigos, sabiendo que ellos no sabían lo que había pasado con dos de nosotros. Y tal vez ellos no tenían porqué saberlo pero era incómodo y muy hipócrita de mi parte compartir con ellos como si nada estuviera pasando. Ya todos sabían la verdad, eso es lo más importante para mí, así haya perdido dos de ellos en el camino.

— ¡Ámbar!

Grito al escuchar a alguien gritarme en el oído. La persona que lo hizo aparece en mi campo de visión y veo a Nick y a Elian, riéndose.

— No hagan eso — ambos se sienta en la mesa a cada lado de mi. — ¿Sabían que las sillas se utilizan para sentarse?

— ¿Qué hacías? — pregunta Elian ignorando lo que había dicho.

— ¿Estás haciendo tareas? Las clases empiezan mañana — me dice Nick

— No, estaba organizando mi horario — cierro el pequeño cuaderno y me recuesto de la silla para prestarle atención a mis amigos.

— Que niña más organizada — bromea Elian

— En el colegio era peor, ¿sabes cuales son los sticky notes? Ella tenía una paquete completo para cada asignatura, ya te puedes imaginar el drama que hacía cuando se le terminaba de un color y tenía que utilizar otro de otra materia

— No es cierto — mentí defendiéndome

— Si lo es. Gabriel y Abby están de testigos

— ¿Qué yo que? — Santo Dios.

El chico de ojos verdes aparece en mi campo de visión, saluda a Nick y a Elian y a mi ni una mirada me da. Que lindo. Volvimos otra vez al inicio.

— ¿De qué hablan? — preguntó sentándose encima de la mesa al lado de su mejor amigo.

— Nick está acusando a Ámbar de ser organizada — responde Elian — Dice que era peor cuando estaba en el colegio, ¿qué tienes que decir ante eso?

Miré al chico de ojos verdes esperando una respuesta de su parte. Nada pasó. Él solo se encogió de hombros y no dijo nada. Tendré que acostumbrarme a esto. Mi teléfono empieza a sonar y al mirar la pantalla veo que es una video llamada con mi mejor amiga.

Recién anoche hablé con ella.

— Abby, ya sé que me extrañas pero no es pa... ¿Estás en mi habitación? ¿Qué haces ahí?

No recibo respuesta, mi amiga está caminando de un lado a otro mordiéndose las uñas. Supongo que había dejado su celular en mi escritorio esperando que yo contestara, cosa que ya pasó pero ella no se da cuenta.

— ¿Abby? ¿Estás bien?

Finalmente detiene su caminata y se sienta frente al teléfono. — Perdón, vine aquí a buscarte pero luego recordé que estás del otro lado del mundo...

— ¿Del otro lado del mundo? ¡Solo estoy a unas horas de distancia! — reí pero me detuve al ver su expresión — ¿Qué pasa?

Me quedé sin trabajo

— ¿Qué? ¿Por qué? — tres cabezas se acercaron al teléfono con tal de escuchar mejor. Metiches. — Cuéntame qué pasó

Pues... Resulta que mi jefe está de vacaciones desde hace unas semanas y mandó a su sobrino para que lo sustituya y... Es muy guapo, o sea, el tipo está para comérselo y pues... Desde hace días hemos estado editando fotos de una boda y quedándonos hasta tarde en el estudio y hoy no iba a ser la excepción y... ¡Ay Dios! No sé en qué estaba pensando cuando me atreví a besarlo y no sé qué hacer — termina de hablar soltando una gran cantidad de aire. — Yo... Salí corriendo de allí y corrí a buscarte pero no estás y solo pude llamarte y...

Nunca Es Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora