15

990 74 2
                                    

Las siguientes semanas hice lo que debí hacer desde un principio: concentrarme solamente en mis estudios. Me alejé un poco de mis amigos, bueno, siendo sincera me alejé muchísimo. Tengo que admitir que parte del estrés que estaba sintiendo, se debía al drama que estaba pasando en mi círculo social. Cabe destacar que ellos no tenían la culpa, no todos, pero sí sentía cierta presión en ellos. Y más de parte de Nick, Eliana y Abby. Sí, estuve incomunicada con mi mejor amiga, solo hablaba con mis padres y hermano.

Mis amigos quizá estaban enojados conmigo, quizá no, estaba segura de eso, Abby era la que más lo estaba, fueron cientos los mensajes que recibí de su parte pidiendo una explicación de porqué había dejado de hablarle de la noche a la mañana, Eliana y Nick se pasaban el día buscándome e intentando que hablara con ellos y de los demás, bueno, ellos mantenían distancia y eso me parecía excelente.

Necesitaba un tiempo a solas, necesitaba concentrarme solamente en lo que más me importa ahora mismo y salir adelante con mi beca en este intercambio y sacar notas excelentes en los exámenes que estaba recibiendo. Quizá no fue una buena decisión, lo acepto, pero necesitaba esto para volver a ser yo, y otra vez, necesitaba alejarme de tanto drama.

—Hey, extraña

No otra vez.

—Hey, Eli —respondo sin despegar mi vista del libro que estaba leyendo.

—¿Cómo estás? —veo por el rabillo de mi ojo que estaba tomando asiento frente a mi.

—Bien, gracias. —me limité a responder. Fue rudo no preguntarle de vuelta como estaba pero en verdad, no estaba de ánimos para hablar.

—¿Por cuánto tiempo estarás haciendo la ley de hielo con nosotros? —no dije nada y traté de volver a concentrarme en mi libro— Vamos, Ámbar, no te puedes alejar de nosotros sin decirnos nada, ¿acaso te hicimos algo malo?

—Eli, déjame hablar a solas con ella, el problema es conmigo no con ustedes —maldigo en voz baja al escuchar la voz de Nick a mis espaldas.

A esto me refería cuando digo que quiero alejarme del drama.

—Chicos, por favor, ¿que parte de que quiero estar sola no han entendido? —digo cerrando mi libro. Hasta aquí llegó mi hora de estudio.

—Han pasado varios días en el que apenas y nos diriges la mirada, Ámbar, somos tus amigos, al menos danos una pista de lo que te hicimos para que te alejes así de nosotros —habla Nick sentándose a mi lado.

Yo niego y me pongo de pie, lista para irme a un lugar en el que si puedo estar sola. —Déjenme sola, por favor, tengo demasiadas cosas en la cabeza como para estar lidiando con... esto.

—¿Esto? Ámbar, somos tus amigos —me dice Nick colocándose frente a mí impidiendo que diera un paso.

—Nick, por favor ¿si? Déjenme en paz

Gabriel

—No entiendo a las mujeres, de verdad que no, ¿por qué tienen que ser tan indescifrables?

—Lo siento, hermano, me perdí, ¿de qué estamos hablando?

—¿Crees que si me vuelvo gay pueda entenderlas un poco?

—Nicolás, ¿de qué hablas? —me levanto de la silla y me siento en la cama de Nick, quien estaba mirando al techo pensativo. — ¿Quién es la mujer que está poniendo a tus neuronas a trabajar más de lo normal?

—Ámbar Michelle Preston Lloyd —responde dándome una mirada.

—¿Otra vez con eso? Ya superalo

—No, es mi culpa que ella se haya alejado de nosotros...

—¿Por qué te importa tanto? Si ella quiere un tiempo a solas, déjala tranquila

—¿Por qué no hablas con ella?

—No, a mí no me metan en sus dramas

—Pero tú la conoces mejor que todos nosotros...

—No es cierto, Abby la conoce mejor que todos...

—Ella tampoco se habla con Abby, ¿qué crees que le pase? De la noche a la mañana dejó de hablarnos

—No sé, habla con ella

Debía admitir que me causaba curiosidad saber el porqué de la distancia de Michi, ella siempre ha sido del tipo de personas que avisa algo antes de hacerlo, al menos así lo era tres años atrás. Si ella no se sentía bien con algo o alguien, lo decía, sin embargo, creo que ya eso ha cambiado bastante. Ella ha cambiado bastante.

Una parte de mi, la parte que aún pensaba en ella, estaba preocupada por su distancia con los chicos, no me preocupaba tanto porque desde que llegó no tuve ni he tenido una conversación normal con ella, pero digamos que no me gusta ver a mi mejor amigo preocupado de sobre manera por una persona. Sé que él la quiere mucho, no de manera romántica —eso me ha quedado bastante claro—, desde que la conocimos siempre ha sido como otro hermano mayor con ella, igual que con Abby. Quería ayudarlo, de verdad, pero sé que eso implicaría que me acerque y hable con ella, y siendo honesto no quería hacerlo.

—¿Eso es un sí? —vuelvo a la realidad y miro a Nick.

—¿Qué?

—Te pregunté que si podrías hablar con ella y te quedaste callado, asumo que es un sí —dice él como todo un niño inocente, el cual dejó de ser hace bastante tiempo.

—Te dije que no me metas en sus dramas, ya suficiente tengo con los celos de...

Mierda. ¿Qué acabo de decir?

—Ya que estamos aquí, desahogándonos, ¿cómo va todo con Alejandra?

Suspiro huyendo de la mirada curiosa de mi mejor amigo, que estupidez acabo de cometer.

Nunca Es Demasiado TardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora