(Asami/Misaki)
Inhala.. Exhala.. Tú puedes Misaki, necesitas éste trabajo.
-Takahashi Misaki.. Asami san le espera en su oficina, acompáñeme por favor.-
Porque ese día no solo conocería a un tirano y explotador.. Si no quizá a algo mucho más importa...
Estaba más muerto que vivo.. Eso era lógico pues llevaba casi una semana durmiendo dos o tres horas diarias, y no precisamente por su trabajo, sino por las veces que tenía que ir al hospital por su hermano.
-Algunos tienen belleza, otros dinero.. Yo solo tengo sueño y hambre Asami san-
-Tienes muy poca resistencia Takahashi, ve por tu abrigo- Asami se puso en pie para ir por el suyo.
-¿Mi abrigo?-
-Dijiste que tenías hambre, son las diez de la noche, es una hora adecuada para ir a cenar-
-Asami san quítese el abrigo, no iremos a ningún lugar, no hay tiempo, simplemente pidamos algo a domicilio, por ahora tomaré un café muy cargado o una bebida energética-
-¿Estás rechazando ir a un buen lugar a comer?-
-Asami san.. ¿Quiere o no ser el ganador en todo ésto?, dígamelo para saber si vale la pena quedarme aquí toda la noche trabajando-
-Que chiquillo.. A domicilio será- Menciona con una corta sonrisa volviendo a dejar su abrigo en su lugar.
-¡Así se habla Asami san!- Misaki le anima alzando ambos brazos- Mm a todo ésto, ¿Le gusta la pizza?-
-¿Pizza?.. Takahashi, no consumo alimentos poco saludables, a diferencia tuya, cuido mi cuerpo-
-¿Que tiene de malo mi cuerpo?-
-Mm.. Nada malo a la vista ni al tacto.. Me refiero a tu salud- Responde poniéndole nervioso.
-Ugh.. Mejor no nos desvíemos del tema, pediré pizza Asami san, una vez al año no hace daño, llamaré a un buen local, y también prepararé café, vengo enseguida- Misaki se puso en pie estirándose para luego salir de la oficina decidido pese a su cansancio.
Asami se quedó pensativo en su lugar.
Nuevamente ese chico le sorprendía gratamente, en verdad era bastante profesional, al fin había encontrado a alguien capaz de cubrir sus necesidades en ese trabajo, sin tener que soportar coqueteos insulsos, dramas innecesarios o celos injustificados, siendo que él jamás se ataba a nadie ni mucho menos prometía nada.
Takahashi Misaki.. Hasta el momento solo era un acierto en ese lugar y esperaba que eso siguiera así.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La noche se estaba haciendo larga y tremendamente agotadora entre las montañas de archivos y papeleos.
Era trabajo para mínimo cuatro personas, aún así, ese chico despeinado y de mirada cansada frente a él no se quejaba ni se rendía.
Siendo cerca de las cuatro de la madrugada, Misaki se había detenido, mirándole como si hubiese encontrado un tesoro.
-¿Takahashi qué ocurre?-
-Asami san, me dijo que Saito sama jamás tuvo un problema con usted, que las dificultades comenzaron justamente cuando él falleció hace tres días, y su hijo tomó su puesto como presidente interino-