Pequeña fiera.

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-Que elegancia la de Francia.. Justo en la pobreza- Susurraba el fastidiado pero decidido asistente.

Misaki piensa en lo lujoso que era aquel restaurante dónde su estúpido jefe se encontraba con aquella mujer. De solo mirarlo siente que debe vender un riñón para comer ahí.

El viejo chofer de la empresa le había advertido que aquello de ir hasta ese lugar era pésima idea, él había insistido tercamente. Al fin y al cabo, no tenía nada que perder, asumiendo que su tonto jefe le había despedido por.. ¿Segunda o tercera vez?. Daba igual, se le había hecho costumbre, pero él le daría una lección.

En la entrada del elegante y pomposo lugar, un hombre de rostro estirado y con traje de pinguino le detuvo "amablemente" preguntándole por su reservación.

Solo bastó que dijera que Asami Ryuichi le había mandado a llamar, para que el estirado pinguino ordenara que le llevaran con él.

Al ir llegando a la mesa, notó la desconcertada mirada de la bella mujer, y también la rabiosa y fúrica de Asami Ryuichi. Una mirada tan densa que hizo temblar y poner de nervios al garzón que le acompañaba.

Como fuera.. Él era inmune a sus berrinches, porque si hablaban de quién estaba más enojado.. Él no se quedaba atrás.

-¿Quién dejo entrar a éste mocoso?- Se deja escuchar el tono lujubre del sexy tirano.

-S.. Señor.. Discúlpeme.. Él dijo que..-

-Tranquilo, puede seguir en lo suyo, me encargaré de la situación- Interviene Misaki, tratando de calmar al garzón, que viendo la temible mirada de Asami, prefirió retirarse.

-Pero que falta de respeto, Ryuichi, permiteme llamar a seguridad del restaurante para que saquen a éste impertinente- Ofrece Irina.

-Lárgate por tu propia cuenta Takahashi Misaki, no me obligues a..-

-Si, si, luego me iré- Murmura cansado mirando una silla desocupada en una mesa cercana, la tomó para arrastrarla a la mesa de su estúpido jefe- Con permiso, me sentaré con ustedes, tenemos que hablar Asami san-

-Pero ésto es el colmo, Ryuichi, ¡Di algo!- Irina no podía creer la astucia de aquel chico tan corriente.

-Takahashi, ¿Qué pasa contigo?, ¿Has enloquecido?, ¿Tienes alguna especie de ceguera que no te permite ver dónde acabas de sentarte?-

-Lamento decirle que él único que está encegado aquí es usted Asami san-

-¿Perdón?- Sisea apretando sus dientes y levantándose de la mesa, vio a Misaki de manera rabiosa, la silla tras él había hecho un desagradable sonido he incluso había caído al suelo.

Misaki por supuesto ni siquiera se inmutó.

-No lo perdono Asami san, soy algo rencoroso, aún así, diré a lo que vine.

Ayer me pidió algunos documentos de Western corp para hacer el traspaso de dinero de hoy.

Él problema es que- Misaki hizo una mueca antes de sacar una carpeta de su bolso para dejarlo en la mesa, casi sobre el plato de Asami- Bueno.. Para éstos casos es mejor demostrar los hechos más que soltar palabras que de seguro no creerá, vea usted mismo Asami san- Misaki empujó un poco más la carpeta con la punta de sus dedos, Asami está dudoso, pero al fin de cuentas, no tiene razón para encegarse siendo insensato.

Asami toma la carpeta y comienza a verla con ojos entrecerrados.

-¿Qué es eso?- Pregunta Irina tomando nerviosa un sorbo de su copa- ¿Ryuichi porqué le tomas en cuenta?, dile que se largue con sus juegos, ¿Para qué leer lo que de seguro son artimañas?-

Tu asistente.. Tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora