Profesional.

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En un corto lapso de tiempo tenía la agenda organizada, algunos otros asuntos ordenados y en marcha para aquel día.

Desde afuera de la oficina podía escuchar los gimoteos de su compañera, su jefe claramente la estaba regañando.

Estaba terminando una llamada cuando la puerta de la oficina de Asami se abre, la asistente sale entre lágrimas, pasa por su escritorio mirándole con odio extremo.

-¿Astrid san?, ¿Qué sucede?, ¿Necesita al..-

Una fuerte cachetada le fue propinada en el rostro, le había hecho dar vuelta la cara. Misaki quedó atónito, aún con el sonido del golpe haciendo eco en su oreja izquierda.

Cuando pudo acomodar su cabeza, Misaki se encontró frente a la furiosa mujer que le veía entre temblores, había perdido cualquier educación y prestancia demostrada antes, ella resoplaba aire por la nariz como un toro.

Justo cuando iba a decir algo, la mujer levantó la mano para darle una segunda cachetada, pero claro, él no lo iba a permitir.. No una segunda vez.

Tomó la mano de la chica y recordando un par de clases de defensa personal, le redujo sobre la mesa, todo bajo la atenta mirada de Asami Ryuichi que había salido a ayudarle, ¿Quizá?.. No.. De seguro solo salió a entretenerse viendo cómo esa mujer loca le dejaba una de sus pezuñas artificiales enterradas en su piel como recuerdo.

-¡Suéltame!, ¡No me toques basura!, ¡Eres un maldito arribista!, ¡Por tu culpa me despidieron!, ¡Te odio!-

-¡Cálmese!, no tengo idea de lo que habla, desde que llegué aquí la he tratado con respeto, no merezco la violencia con la que me a recibido Astrid san, la soltaré, pero solo si promete no volver a ponerme las manos encima-

-En algún momento tendrás que soltarme Takahashi Misaki, ¡Y no me limitaré en golpearte todo lo que me de la gana!-

-Tú no golpearás a nadie aquí, no me hagas llamar a seguridad, si tocas a mi asistente, haré que te lancen a la calle sin consideraciones- Interrumpe Asami.

-¡Yo era tu asistente Ryuichi!, por años lo he sido, te he dado todo de mi, ¡Incluso mi cuerpo!, ¡¿Y para qué?!- Vaya drama pensaba Misaki intentando desocupar una de sus manos para presionar el botón de seguridad mientras la ex asistente enloquecía cada vez más.

-¡Responde Ryuichi!, ¡¿Para que ahora llegue el mocoso éste quitándome todo?!, ¿Te gusta verdad?, ¡Te vas a revolcar con él ahora por eso me tiras a la basura!, ¡Suéltame te he dicho!, ¡Quiero matarte!, ¡Ojala te murieras maldito Takahashi Misaki!-

Tan fuertes palabras si afectaron bastante a Misaki, había quedado en shock. Jamás en su vida alguien le había mirado con tanto odio.. Y nunca le habian deseado la muerte.

Pero.. ¿Qué le pasaba a esa mujer?, ¿Acaso todos en ese lugar eran tan horribles personas cómo ella?. ¿Que le pasaba al mundo?, él solo quería trabajar para ayudar a su hermano, ni siquiera lo hacía para enriquecerse a si mismo, ¿Entonces por qué?.

Al estar tan impactado Misaki soltó totalmente el agarre en la mujer, no vio el cómo su agresora había tomado un abrecarta de su escritorio, dispuesta a cortarle el rostro.

Cuando se dio cuenta, Asami Ryuichi se había puesto delante de él, tomando la mano de la ex asistente y haciendo una fuerte presión que le hizo soltar el punzante objeto de un grito.

No podía ver el rostro de su jefe, pero si el de la mujer.

Estaba aterrada en el suelo, mirando hacía Asami Ryuichi, como rogando que la dejara ir.

-Fuiste muy lejos, pagarás por ésto- La voz de Asami era escalofriante.

-A..Asami.. No.. Ryuichi.. Por favor perdóname.. No quise, no sé que me ocurrió, tú me conoces, soy una persona educada y tranquila- Astrid intentaba abrazarse a la pierna del tétrico hombre que no se movía en lo más mínimo.

Tu asistente.. Tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora