No sabe de dónde sacó las fuerzas, pero cogió en brazos a Shizuka y corrió por los pasillos.
—¡UN MÉDICO! ¡UN MÉDICO, MALDITA SEA!
Pero todos los pasillos estaban llenos de tuberculosos y todos los médicos estaban afanados con todos los pacientes que podían.
—Ōgai… Déjalo…
—¡No!
Entró corriendo en su despacho e improvisó una camilla sobre su escritorio. Las salas estaban a rebosar y no había camillas ya. Tumbó a Shizuka sobre la mesa y la tapó con su bata.
—¡Espérame! ¡Voy a buscar ayuda!
—Ōgai, debes ayudar a los demás…
—No.
—Ōgai, es tu deber…
—¡No!
—Ōgai…
—¡Que no! ¡Maldita sea!
Agarró de la manga al médico.
—No me dejes sola entonces —dijo llorando.
Mori la observó y se aguantó las ganas de llorar él también. Se sentía impotente, abatido… Ya no existía nadie más, solo la vida de Shizuka.
Pasado un rato donde no la soltó la mano para nada, Shizuka empezó a temblar.
—Tengo miedo…
—Tranquila, Toyo dice que están a punto de encontrar la vacuna.
Le acarició el pelo como ella solía hacer cuando él estuvo tan enfermo tras venir del frente.
—No quiero morir —empezó a llorar—. Quiero quedarme con vosotros… Quiero ver a Elise crecer… Quiero casarme contigo y tener una gran familia…
Por favor, no sigas así, pensó Mori mientras se le humedecían los ojos.
—Quiero ir a ese picnic que nos prometiste… —y miró a los ojos al médico.
Varias lágrimas cayeron por los ojos del joven. Le daba igual si moría un niño o una mujer… Bajo ninguna circunstancia iba a permitir que la mujer a la que más amaba muriese así. Telefoneó a Toyo, quien le dijo que casi tenían una solución tras explicarle lo mal que se encontraba Shizuka y que rápidamente iría a dársela.
—Toyo, por favor… Ayúdame.
Mori ya no pudo reprimir las lágrimas. Incluso él había empezado a escupir sangre. Pero no pedía ayuda para él, sino para Shizuka. En aquel momento se concienció de algo muy importante: su propia muerte no es lo que más le aterra… Es el perder a alguien que no es él. Vendería el alma al diablo si con ella salvaba a Shizuka. ¡Que el cielo se llevase su vida si con ella restablecía la de la doctora!
—Ōgai…
Mori observó a la joven.
—Quiero ver a Elise…
Mori sabía que era imposible cumplir aquella promesa, pero si era la última, le hubiera gustado hacer todo lo posible. ¿Qué estaría ahora haciendo la niña? ¿Estaría jugando con su nueva muñeca o haciendo pastelillos con la señora Shige? Él también quería verla. Quería verla con todas sus fuerzas. Puede que aquella vez fuese la última oportunidad para poder verla. Se la imaginó con su vestido rojo y su lacito a juego...
—Elise… —murmuró Shizuka asombrada mientras miraba una de las esquinas del despacho.
Mori observó al mismo lugar y allí la vió: una niña rubia, de ojos azules, de vestido rojo y lacito a juego… Una Elise clavada. Sin embargo, carecía de toda expresión en la cara. Parecía un robot.
Mori conocía a aquella niña: la misma que vio cuando intentó matar a Shizuka nada más volver al frente, la misma que se burló de él cuando se quebró en la enfermería… La misma que vio el día que perdió a sus padres. Si Shizuka podía verla, entonces… ¿No era una alucinación?
—¿Qué haces aquí? —preguntó con un hilo de voz el médico.
La niña se acercó y extendió su mano para que la tocase Shizuka. Ella lo hizo y sonrió.
—Mi pequeña… —empezó a llorar de nuevo, esta vez de felicidad.
Esto no podía estar ocurriendo. Algo se le escapaba a Mori de la mente.
—Te quiero… Os quiero a los dos…
Tras decir esto, volvió a tumbarse en el escritorio al tiempo que la niña se desvanecía y Toyo entraba somatando la puerta:
—¡TENGO LA VACUNA!
♦♦♦
Mori volvió a recolocarse en el banco tras terminar de recordar aquellos momentos fatídicos. Tras unas semanas de recuperación, pudo volver con la pequeña, quien les esperaba con una sonrisa de oreja a oreja.
—Toyo ahora es famoso por haber hallado esa cura… Y todo por un cursillo online —se rió—. ¡Cómo cambian las cosas! ¿Verdad?
Miró el reloj. Eran más de las 7 de la tarde. La niña seguro que ya estaría pidiendo su cena a gritos a la pobre anciana. Se levantó del banco tras sacudirse la nieve y se dirigió hacia Shizuka.
Alargó sus dedos para tocarla. Hacía mucho que no se atrevía a hacer tal acción, pero debía acostumbrarse ya a ello.
Paseó sus dedos por la fría lápida mientras retiraba la nieve que había en ella.
Esto era lo único que les quedaba a los que habían sobrevivido.
![](https://img.wattpad.com/cover/184946524-288-k576096.jpg)
ESTÁS LEYENDO
BSD || Ōgai Mori: The Darkest Era
Fanfiction"Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón de por qué son lo que son. No es tan solo porque ellos lo quieren. Algo en el pasado los ha hecho así y algunas veces es imposible cambiarlos." (Sigmund Freud) Esta es la historia del pasado ja...