Al poco tiempo, las alarmas saltaron: no se había visto a Toyo durante un tiempo por el hospital. Yo me temía lo peor, y la cosa no mejoró tras ver a Ōgai tras mucho tiempo en una de las habitaciones hablando, amigablemente, con una anciana.
—Enfermero Mori, ¿podría salir un momento?
Tras despedirse de la anciana con un “hay que hacer caso a la jefa”, salió al pasillo donde le estaba esperando.
—¿Desde cuándo hablas con los pacientes?
—Sus reacciones son curiosas. Además, son personas que necesitan hablar con alguien.
Decidí dejar de lado aquella faceta caritativa que tenía y decidí ir al grano.
—Toyo ha desaparecido.
—¿Y por qué me lo dice a mí? Pida ayuda a la policía.
Estaba a punto de entrar otra vez a la habitación, pero le agarré en la bata.
—Porque he creído que tú eras el único que podía ayudarme.
Maldije mi boca, aunque fuese verdad aquello… Tras reconsiderarlo, me acompañó a la casa de Toyo. La puerta estaba abierta, así que entramos y le encontramos en el sofá, tomando varias copas de vino.
—Caso resuelto —dijo Ōgai mientras se iba hacia la puerta para marcharse.
—Como no, los dos juntitos… Está claro que yo no me puedo comparar con el gran Mori Ōgai.
Su estado de embriaguez era alarmante.
—¿De qué hablas?
—¡Está muy claro, ¿no?! ¡Desde que este tipejo llegó, no ha hecho más que poner trabas a nuestra relación!
—Es normal que delires en estos momentos, Toyo. Con todo el alcohol que has tomado… —se rio de él Ōgai.
—¡BASTARDO!
Se lanzó contra él antes de que pudiese detenerle. Toyo estuvo a punto de ahogarle, pero el forcejeo cesó ante las convulsiones de Toyo. De su boca salía espuma.
—¡¿Qué le ocurre?!
Ōgai tomó la botella de vino y la olfateó:
—Cianuro. Se ha intentado suicidar.
—¡Hay que hacer algo!
Tomé entre mis brazos a Toyo, quien había perdido la conciencia.
—¡Ayúdame, Ōgai!
—¿Por qué debería? Ha intentado matarme.
—¡Se está muriendo!
—¿Y qué?
Me asombré ante esa falta de interés en una vida humana. ¿Así era en realidad Mori Ōgai? No… No podía ser él…
—¡Tú no eres así! ¡El Ōgai que yo conozco es alguien que se preocupa por todos sus pacientes! ¡Peca hasta de amabilidad! ¡Eres tan amable que siempre se burlan de ti en el departamento!
—Insultándome no conseguirás nada.
—¡Por favor! ¡Te dije que tú eres el único que puede ayudarme! ¡No volveré a pedirte nada más en mi vida! ¡Te lo imploro! Sálvalo…
Cuando alcé la vista acuosa, Ōgai ya estaba atendiendo a Toyo…
•••
Una semana me bastó para tomar mi decisión. Una semana al lado de la cama de Toyo en el hospital. Despertó algo confuso, pero tras hacerle las pruebas pertinentes, se descartó cualquier herida interna de gravedad. Me felicitaron por la rápida actuación que hice para salvarlo... Nadie sabe que no fui yo…
—¿Cómo se te ha ocurrido, Toyo?
—Mi vida se oscureció tras aquella conversación, Shizu… Sentí que ya no me quedaban razones para seguir vivo…
—Toyo, tú y yo somos muy amigos… Nos conocemos perfectamente… Pero no puedes depender de una persona, es demasiado peligroso… Esto debe acabar.
Para mi sorpresa, sonrió.
—Ya lo veía venir. Entonces, ¿este es el final?
—No, no lo es. Siempre seguiremos siendo amigos —y le tomé de la mano.
—Entonces, decidido: mi nueva razón para vivir será que tú seas feliz. Y cuando lo seas, te reconquistaré.
Su sonrisa, la de toda la vida, me llenó de felicidad. Se había tomado con bastante filosofía aquel bache. Me dispuse a salir para dejarle descansar, pero él me detuvo:
—Ōgai es un portento, ¿no crees? Dale las gracias de mi parte por salvarme.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque tú no hubieras sido capaz de hacer un trabajo tan impecable —sonrió de oreja a oreja—. Por cierto, si tanto te gusta… No entiendo qué haces que no estás con él.
Me giré sorprendida para verle guiñando un ojo:
—Dile que no pienso perder contra él. Que, algún día, volveremos a estar juntos.
—En ese caso, esfuérzate.
Y nos despedimos… Aquel día fue un punto de inflexión en toda esta historia.
ESTÁS LEYENDO
BSD || Ōgai Mori: The Darkest Era
Fanfic"Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón de por qué son lo que son. No es tan solo porque ellos lo quieren. Algo en el pasado los ha hecho así y algunas veces es imposible cambiarlos." (Sigmund Freud) Esta es la historia del pasado ja...