«De pequeño no era un niño problemático ni mucho menos: era la clase de niño educado y listo que cualquier padre hubiese querido tener. Es cierto que, a pesar de mi corta edad, era capaz de ver y entender cosas que otros niños de mi edad no eran capaces ni de percibir. Yo quería mucho a mi padre y muchísimo a mi madre…
Pero sabía que ellos no me querían a mí.
Daba igual que llegase con perfectas notas de la escuela o que los profesores me elogiasen continuamente… Nunca observé por su parte la menor felicidad que yo tanto ansiaba por producirles. Al contrario, cada vez que pedía una chuchería o cualquier juguete que todo niño en aquella época tenía, siempre me castigaban…
En realidad, fui maltratado por las personas a las que más quería…
—¡Lo siento! ¡Lo siento! —lloraba mientras mi madre me golpeaba.
—¡¿Cómo te atreves a pedir algo?! ¡Y encima tú! Tú… ¡No deberías haber nacido!
Mi padre observaba impasible la escena.
Ellos siempre quisieron una niña, pero tras nacer yo dijeron que mi madre ya no podía tener más hijos, así que todo su odio por no poder tener la niña que tanto querían recayó en mí.
Por eso mismo, aquel día, cuando aquella avalancha cayó sobre nosotros y solo yo me salvé, recuerdo que observé sus cuerpos sin vida mientras mis ojos se humedecían. Mi boca se abrió, dispuesta a emitir algún llanto…
Pero de ella salió una carcajada.
—Si tus padres no hubiesen muerto, creo que no nos hubiéramos conocido —me dijo una vez Shizuka.
Me reí de aquella afirmación.
—Sí que nos hubiésemos conocido. Porque yo mismo los habría matado.
Shizuka se tomó aquella respuesta como la típica broma que siempre digo, pero era la verdad…
Creo que, en aquel momento, aquel niño educado y listo, empezó a darse cuenta de lo que podía llegar a ser.»
Tras mi respuesta de no venir a cenar, Elise estalló. Ella no entendía que me aterraba la idea de volver a casa y no poder ver a su madre…
—¡Siempre igual! ¡Siempre estás trabajando! ¡Nunca estás conmigo!
—Elise, por favor… —intentó detenerla Toyo.
—¡No! ¡Estoy harta! ¡Ojalá mamá estuviese viva!
La sala se quedó en silencio. Notaba la mirada de Toyo en mí. No me atrevía a levantar la cabeza y ver a Elise llorar. Solo observaba el tatami del suelo. Sin embargo, aquella última frase pareció que accionaba algo dentro de mi mente…
Algo que estuvo oculto durante mucho tiempo y de lo que tenía miedo.
—Desde que mamá murió ya no vienes a verme… Ya no sonríes… —dijo entre sollozos la niña—. ¡Quiero que todo vuelva a ser igual! ¡Quiero que mamá vuelva!
Necesitaba salir de allí. Necesitaba irme ya. Pero, si lo hacía, estaba seguro de que jamás podría volver. Necesitaba que Elise se callase… Necesitaba pedir a Toyo que me ayudase. Algo dentro de mí estaba despertando…
—Tengo que irme… —conseguí articular sin levantar siquiera la cabeza.
Fue en ese momento donde todo cambió… Fue en ese preciso momento cuando la ruptura entre Elise y yo nació…
—¡TE ODIO! —gritó con todas sus fuerzas la niña.
La mente se me nubló en ese momento, pero noté cómo mi mano impactaba en la cara de la niña y la lanzaba contra el suelo.
Cuando todo volvió a la normalidad en mi ser, observé a Toyo completamente sorprendido y pálido, observando a una Elise tirada en el suelo, temblando y llorando mientras se frotaba el pómulo morado. Me miró con pánico en sus ojos húmedos, hasta que balbuceó aquellas palabras que tanto odiaba…
—Lo siento… Lo siento…
Decidí salir corriendo de allí, desaparecer de aquel lugar.
Los papeles se habían cambiado: Elise era yo y yo me había convertido en mis padres.
En aquellos a los que yo siempre quise asesinar.
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BSD || Ōgai Mori: The Darkest Era
Fanfiction"Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón de por qué son lo que son. No es tan solo porque ellos lo quieren. Algo en el pasado los ha hecho así y algunas veces es imposible cambiarlos." (Sigmund Freud) Esta es la historia del pasado ja...